Koundé, el héroe que no desfallece
Koundé sentenció la final con un gran derechazo en el minuto 116 de la prórroga.
El partido parecía estar predestinado a los penaltis. Los dos equipos habían llegado a los últimos minutos de la final agonizando, con las fuerzas al límite. En el Barcelona, los delanteros ya no podían más. Pero Koundé, el incombustible Koundé, sacó fuerzas de su interior para interceptar un mal pase de Luka Modric, otro incombustible, en la frontal del área para sacarse un derechazo ajustado imparable para Courtois, uno de los mejores porteros del mundo.
Jugador clave. Jules Koundé es un hombre de Hansi Flick. Obsesivo con la puntualidad y las faltas de respeto, el técnico alemán lo ha castigado en más de una ocasión con el banquillo por llegar tarde a las charlas previas a un partido. Si no fuera por esos pequeños detalles, para Flick seria el jugador perfecto. De gran rendimiento y profesional como pocos. Y que siempre está disponible. “El problema con Koundé es que si un día hacemos 30 minutos menos de entreno se va a correr a Sitges. Prefiero que corra en el campo”, bromeó el entrenador del Barcelona hace unos días cuando le preguntaron por qué no le daba descanso.
Además del gol, Koundé fue decisivo en otras jugadas de la final. Para empezar, estuvo a punto de marcar con un testarazo. Después estuvo my certero bloqueando un remate de Fran García y cortando un centro raso de Vinicius. Sale en la foto del gol de Tchouameni, como ‘Tek’, pero lo arregló con un golazo que vale una Copa del Rey.