Seis propuestas para fortalecer a Europa ante los desafíos globales

El aumento del gasto militar, la competencia económica y el auge del populismo amenazan su estabilidad. Sin embargo, el continente aún tiene margen para reforzar su autonomía con una estrategia basada en la cooperación, la solidez económica y la unidad política

A lo largo de su historia, Europa ha demostrado que en momentos de crisis puede reaccionar con audacia y visión estratégica. Desde la creación de la Unión Europea (UE) hasta la recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial, la clave ha sido la unidad y la cooperación. Hoy, más que nunca, se necesita una respuesta coordinada en distintos ámbitos, según alertó Massimo Nava, editorialista y corresponsal en París del Corriere della Sera, quien elaboró una lista para el medio francés L’express con seis propuestas para fortalecer a Europa ante los desafíos globales.

1. Coordinación en defensa y autonomía estratégica

El fortalecimiento de la seguridad europea es un tema ineludible. Sin embargo, la solución no pasa únicamente por aumentar los presupuestos militares, dice Nava, sino por una mayor integración de la industria armamentística. Actualmente, los países europeos compran material bélico de forma dispersa, lo que encarece los costos y limita la capacidad de respuesta ante amenazas comunes.

La creación de un sistema de defensa europeo unificado, con criterios homogéneos de adquisición y producción, permitiría reducir la dependencia de mercados externos. Además, una industria armamentística coordinada facilitaría una política exterior más cohesionada, evitando que cada país actúe según intereses particulares sin una visión común de seguridad.

2. Equilibrio entre gasto militar y gasto social

El aumento de los presupuestos de defensa no puede realizarse a costa de la educación, la salud y la investigación. Según Nava, di las inversiones en bienestar social disminuyen, el descontento ciudadano crecerá y alimentará los movimientos populistas y extremistas, amenazando la estabilidad de los gobiernos europeos.

Para evitar esta fractura interna, entonces, es necesario revisar el Pacto de Estabilidad y promover una política fiscal más flexible, similar a la aplicada durante la pandemia. La Comisión Europea ya ha demostrado que, en circunstancias excepcionales, puede impulsar grandes paquetes de inversión sin comprometer la sostenibilidad fiscal de los Estados. Un enfoque similar podría aplicarse para equilibrar el gasto en defensa con el mantenimiento del Estado de bienestar.

3. Reforzar el papel del euro en el comercio internacional

Una estrategia efectiva sería aumentar
Una estrategia efectiva sería aumentar las transacciones en euros con las monarquías petroleras del Golfo, los países africanos y los mercados asiáticos (REUTERS/Lee Jae-Won/File Photo)

Uno de los principales instrumentos para fortalecer la autonomía europea es convertir al euro en una moneda de referencia a nivel global, apunta el editorialista, reduciendo la dependencia del dólar en transacciones internacionales. Actualmente, muchas operaciones comerciales, especialmente en el sector energético, siguen realizándose en dólares, lo que limita la capacidad de Europa para definir su propia política económica.

Una estrategia efectiva sería aumentar las transacciones en euros con las monarquías petroleras del Golfo, los países africanos y los mercados asiáticos. Además, de acuerdo al análisis de Nava, se podría implementar un impuesto a las inversiones financieras fuera de la UE, dado que cada año cientos de miles de millones de euros terminan en fondos estadounidenses.

Si Europa logra consolidar su moneda como una referencia global, tendría más margen de maniobra para responder a presiones externas sin depender de decisiones tomadas fuera de sus fronteras.

4. Un nuevo enfoque en política exterior

El peso geopolítico de Europa sigue siendo significativo gracias a su presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU (con Francia y el Reino Unido como miembros permanentes) y su capacidad nuclear. Sin embargo, para consolidar su influencia, necesita una política exterior más cohesionada, capaz de responder a los desafíos globales con una sola voz.

La fragmentación de intereses nacionales ha debilitado la posición del continente en negociaciones clave. Un ejemplo de esto fue la crisis energética tras la guerra en Ucrania, donde algunos países buscaron acuerdos bilaterales en lugar de una estrategia común. Para evitar estos desajustes, Europa necesita un marco diplomático más sólido y una estrategia coordinada en sus relaciones con las grandes potencias.

5. Acercamiento estratégico con Rusia tras la guerra en Ucrania

Un eventual acercamiento con Rusia,
Un eventual acercamiento con Rusia, bajo condiciones de estabilidad y respeto al derecho internacional, podría reducir los costos energéticos y debilitar el discurso populista (Pavel Bednyakov/Pool via REUTERS)

Si bien las relaciones entre Europa y Rusia están en su punto más bajo, una eventual paz en Ucrania abriría la posibilidad de redefinir los vínculos económicos y energéticos. Antes de la guerra, Rusia era el principal proveedor de gas del continente, y la interrupción de este suministro ha tenido un impacto directo en la inflación y la competitividad industrial.

Un eventual acercamiento con Rusia, bajo condiciones de estabilidad y respeto al derecho internacional, podría reducir los costos energéticos y debilitar el discurso populista, que ha crecido con la crisis económica. Sin embargo, de acuerdo a Nava, esto requeriría una estrategia clara para evitar repetir los errores del pasado y garantizar que cualquier acuerdo con Moscú se haga en términos favorables para la UE.

6. Recuperar la ambición y el liderazgo europeo

Europa ha sabido superar crisis profundas gracias a líderes con visión y capacidad de negociación. Desde Charles de Gaulle hasta Jacques Chirac y Gerhard Schröder, la historia muestra que las decisiones estratégicas han sido clave para el desarrollo del continente.

Como apunta Nava, en un discurso ante la ONU en 2003, el entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, defendió la soberanía europea con una frase que hoy sigue vigente: “Somos los guardianes de un ideal, los guardianes de una conciencia”. Esa misma determinación es la que necesita Europa para proyectarse como un actor global autónomo, capaz de defender sus intereses sin depender de factores externos.

El ideal europeo no puede limitarse a un mercado común y acuerdos comerciales. Es una visión de civilización que ha resistido guerras, crisis económicas y transformaciones políticas. Para asegurar su futuro, Europa debe apostar por la integración, la innovación y el liderazgo diplomático, recuperando el espíritu que la ha convertido en un referente mundial.

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