PSG 3 - 1 Marsella / Dembélé y Fabián deciden el Clásico
El francés, con un gol, y el español, dos asistencias, lideran el triunfo del PSG sobre suy máximo rival, al que ya aventajan en 19 puntos.
El líder de la Ligue 1 necesitó únicamente dos zarpazos para encarrilar el Clásico. El partido, marcado por el riesgo de suspensión, con varios avisos en el primer tiempo de la megafonía para que los ultras cesaran de proferir cánticos homófobos, fue un quiero y no puedo para el Marsella, que decidió, quizá como respuesta a todo lo que había concitado la antesala del encuentro, darle la capitanía a Adrien Rabiot, canterano del club parisino.
El mediocentro fue una sombra en el primer tiempo, encarnando a la perfección al Marsella, que llegó a quitarle la posesión al PSG, aunque en ningún momento intimidó a Donnarumma, salvo en un remate tímido de Rongier en la frontal que, sin grandes complicaciones, repelió el italiano.
Los parisinos notaron el ímprobo esfuerzo del martes en Anfield, pero la calidad individual volvió a imponerse en el verde. Dembélé, al que ya hay que considerarlo un crack mundial, uno de los mejores jugadores del mundo, a tenor de sus cifras, engrosó todavía más su casillero, aprovechando un fantástico pase de Fabián para, después, sortear a Rulli y marcar a placer el 1-0. El español, a un nivel excelente, un todocampista total, un seguro para Luis Enrique, también asistió en el 2-0, rubricado por Nuno Mendes, denotando que ha recuperado la exuberante versión que manifestó en la pasada Eurocopa. El Clásico, en un abrir y cerrar de ojos, estaba prácticamente sentenciado.
El Marsella tiró de orgullo. Porque, a pesar de la flagrante diferencia de nivel de ambos equipos, sobre todo en términos económicos, los de De Zerbi salieron desmelenados del túnel de vestuarios. Aprovechando un error de Nuno Mendes, que dio un pase atrás sin mirar, Rabiot regateó a Donnarumma y asistió a Gouiri, que solo tuvo que empujarla a portería vacía.
El Clásico se abrió, aunque en ningún momento peligró la victoria para el PSG. Este equipo es infinitamente superior al resto y, cuando los rivales tienen la osadía de intentar intimidarle, tan solo hace falta aumentar una marcha para imponerse en cualquier escenario. El Marsella no fue la excepción, porque el 3-1 no tardó en llegar. Achraf centró en la derecha, el balón se envenenó y, como casi siempre en los Clásicos, en los que la mala suerte se ceba con el OM, Pol Lirola se marcó en propia puerta. La misma historia de siempre, el mismo desenlace de siempre. El PSG es todavía más líder y cantará el alirón si gana en la próxima jornada y el PSG pierde en Reims