En Boca todos desconfían de todos

Entre dirigentes, técnico y jugadores no hay confianza mutua. El ciclo de Gago está terminado aunque no se animen a echarlo.

Rodolfo Cingolani
TyC
Lo que le pasó a Boca contra Newell's se veía venir porque no se puede tapar el sol con las manos. La realidad es que se vendieron espejitos de colores: se quiso ocultar una eliminación contra un equipo peruano con un veranito, una rachita de partidos ganados.

En Boca todos se tienen desconfianza. El Consejo, con Riquelme a la cabeza, desconfía del técnico y por eso le piden ganarles a todos: imposible. La realidad es que no se animan a echarlo cuando el ciclo está terminado. Es como el jarrón que se rompió, vos lo pegás, lo usás, pero sabés que está roto. El técnico tampoco les tiene confianza a los jugadores: si en el entretiempo mete tres cambios nombre por nombre y puesto por puesto es que no confía en ellos. Y los futbolistas perciben que el técnico tiene el boleto picado. Sólo es cuestión de tiempo y de plata para la indemnización.

¿Estaba tan perdido Gago que se largó a llover y en lugar de ponerse una campera, un impermeable, se puso un pullover. Y la cara de tragedia que tiene desde antes de arrancar el partido es tremenda. Lo miro y digo: tiene miedo. Esa cara de susto se transmite al campo de juego y así se arma la tormenta perfecta.

Boca va a curar sus heridas por la eliminación frente a Alianza Lima, va a empezar a sanar este presente de no participación en copas internacionales cuando River quede fuera de la Copa Libertadores. Hasta que pase eso, seguirá con estos vaivenes.

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