Trump
y Milei desclasifican archivos explosivos sobre el asesinato de Kennedy
y los refugiados nazis en Argentina, prometiendo revelar secretos de
Estado que sacudirán la historia política de ambos países
InfobaeLas
postrimerías del mes de marzo han sido el telón de fondo de dos
destapes históricos. El primero anunciado por el presidente de los
Estados Unidos, Donald J. Trump, pondrá en manos de cualquier mortal interesado todos los archivos que guardan la investigación sobre el asesinato de John F. Kennedy.
Y en el extremo sur del continente, el presidente de Argentina, Javier
Milei, ordenó hacer públicos los archivos de los refugiados nazis en
Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial. También se harán públicos los archivos de las dictaduras que gobernaron Argentina entre 1973 y 1983.
Ambas
decisiones tendrán significativas repercusiones para el curso de la
historia hemisférica y mundial. En el primer caso, mucho se ha
especulado sobre la existencia de una conspiración de variados actores
en lo que fue llamado el crimen de estado del siglo XX. De hecho, según
las encuestas, el 50% de los norteamericanos no cree las conclusiones del informe de la Comisión Warren. Y desde luego, las tomas del asesinato recogidas en la cámara Kodak de Abraham Zapruder,
un ciudadano común, han sido el más testarudo testigo de lo inadecuado
de las conclusiones del informe. En efecto, la Comisión concluye que
hubo un solo asesino y que este posiblemente fuera Harvey Oswald.
Pero el filme recoge un proyectil ingresando a la parte posterior del
cuello por la espalda y otro ingresando de frente que hace estallar la
cabeza del presidente Kennedy.
Y
es a partir de que se hacen públicas la tomas de Zapruder que el
público en general y la sociedad civil norteamericana comienzan a hacer
presión para que se abran los archivos de la Comisión Warren. Como esto
nunca ocurrió, se dispararon múltiples investigaciones paralelas.
Ninguna llegó aportar evidencias contundentes contra las conclusiones de
la Comisión Warren, pero sí descubrieron que Fidel Castro tenía un
interés especial en el evento de Dallas y que como lo escribe Brian
Latell ex funcionario de la Agencia Central de Inteligencia en su libro Los Secretos de Castro,
el 22 de noviembre de 1963 el líder cubano montó un operativo especial
de inteligencia en la ciudad de Dallas. Otras investigaciones apuntan
hacia un supuesto descontento con el liderazgo de Kennedy en su
enfrentamiento con la Unión Soviética que llevó a sectores radicales de
la ultraderecha americana; los capos de la cosa nostra y los
agentes de Fidel Castro a coludir en una conspiración que culminó con el
asesinato de JFK. Si este fuera el caso, el desvelamiento de la
documentación podría demostrar la existencia de un aparato de poder
dentro del estado profundo norteamericano que podría fortalecer
la tesis de Donald Trump sobre la necesidad de desensamblar este nódulo
de poder arbitrario.
En el caso de Argentina se trata de iniciar una apertura con el congreso de Estados Unidos
cuyos representantes a lo largo de los años que han corrido desde 1945
han solicitado —sin éxito alguno— a los diversos gobiernos de Argentina
la información clasificada sobre el refugio de dirigentes nazi en ese país. Este gesto será una excelente moneda de cambio para Milei en el caso de que Trump esté de acuerdo con concretar con Argentina un tratado de libre comercio
que requerirá de aprobación parlamentaria. También se han abierto al
público los archivos de las dictaduras militares que gobernaron a
Argentina por una década (1973-1983).
Allí seguramente se encontrarán evidencias de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por las Fuerzas Armadas argentinas.
Pero también sobre la campaña terrorista desatada por los Montoneros y
que según fuentes confiables cobró al menos 10.000 vidas. Esto podría
tener un impacto liberador en la población argentina, ya que al conocer a
fondo los autos de los militares y de los extremistas posiblemente
valoren más la libertad que es lo que Milei parece querer avanzar en la
psiquis del colectivo argentino.
Desde
luego que también puede ocurrir en ambos casos que el destape produzca
daños colaterales de difícil enmienda. En el caso de Estados Unidos, la
presencia de una conspiración dentro del propio estado norteamericano
podría llevar a los americanos a la anarquía y la violencia. En el caso
de Argentina, al desacato del orden establecido. Ambos desenlaces serían
negativos tanto para las naciones que los sufrirán como para su
liderazgo político, económico y militar.