Barcelona / Lamine, reunión a reunión
La cumbre Laporta-Mendes en Lisboa también se cerró sin quórum. No hay otra salida que la renovación, pero la negociación no está siendo tan sencillo como se proclama.
La renovación del extremo no es tan sencilla. El Barça le renovó hasta 2026 en el verano de 2023. Fue de vuelta de la gira en Estados Unidos, cuando terminaba de cumplir 16 años. Por entonces, el Barça sólo podía firmar un contrato de tres años con su joven talento. Se pactaron, sin embargo, las condiciones de un nuevo contrato a firmar en el verano de 2026. Sería hasta 2030. La situación, sin embargo, ha cambiado.
Lamine terminó de explotar en la Eurocopa y se ha convertido en una realidad. Octavo mejor jugador del mundo según la clasificación del Balón de Oro, Golden Boy y Premio Kopa, se ha saltado varios escalones en su progresión al punto de convertirse en uno de los mayores reclamos del universo del fútbol en vísperas del Mundial de 2026.
La negociación de la ampliación de contrato se está manejando con enorme secretismo desde todas las partes. El Barça es consciente de que está ante unas conversaciones estructurales, que definirán, básicamente, el esqueleto salarial de las próximas temporadas porque Lamine está condenado, en el contrato progresivo que le prepara el club, a ser el jugador no sólo mejor pagado, sino también la referencia que mida el resto de los salarios. Lamine ya no sólo vale su sueldo. También hace más rica la marca Barça. Eso es lo que entiende su representante, Jorge Mendes, que trabaja con Deco, a quien une una buena relación, en armonizar en lo posible sus pretensiones con las del club. El Barça considera imprescindible no romper los equilibrios salariales en la plantilla. Sabe que tiene que estirarse con Lamine, pero no desea que se cree una dependencia como la que le acompañó salarialmente con Messi durante muchos años. El salario de Lamine es uno de los más bajos de la plantilla, aunque este año ya ha sido retocado con variables. Obviamente, hay que matizarlo.