Venezuela: ‘modus vivendi’

El Gobierno de Estados Unidos, lejos de regresar a la política Trump I de máxima presión, parecería interesado en implementar una estrategia que le permita liberar a sus rehenes, a cambio de petróleo

Infobae

Tanto los capitostes del régimen autodenominado Bolivariano que oprime a Venezuela como sus secuaces pueden respirar en paz.

La nueva Administración estadounidense, lejos de regresar a la política Trump I de máxima presión, ha llegado a la conclusión que, por el momento, es mejor intentar un Modus Vivendi que le permita a Estados Unidos liberar los rehenes apresados por el régimen de Venezuela y recibir asfalto y petróleo para complementar la producción nacional que casi abastece el mercado estadounidense.

Habrá quienes estén en rabioso desacuerdo con esta política y quienes piensen que, por el contrario, esta política va a acelerar la descomposición interna del régimen.

Paradójicamente, ambas posiciones llevan algo de razón.

La reducción de presiones sobre el régimen hace desvanecer el argumento central del chavismo, que asigna la responsabilidad del empobrecimiento de Venezuela a las presiones de Estados Unidos. El levantamiento de las presiones es equivalente al famoso grito “El emperador está desnudo” del niño del cuento de hadas.

Esto inicia un proceso de disentimiento dentro del cuerpo chavista que, con el tiempo, podría llevar a una implosión del régimen.

Para aquellos que ven la idea de un Modus Vivendi como inaceptable, la realidad también los acompaña. Cualquier implosión toma tiempo y la ausencia de presión fortalece a la yunta gobernante en Venezuela.

Comoquiera que el Modus Vivendi es inevitable por varias razones, que incluyen de manera determinante la convicción de los gobernantes estadounidenses que Venezuela es una amenaza manejable cuyo peso no es comparable con la crisis del Medio Oriente o la invasión rusa a Ucrania, quizás corresponda a la oposición venezolana crear una estrategia para acelerar la descomposición del régimen y así lograr la liberación de Venezuela por combustión interna.

Esto demanda el estudio de los éxitos y fracasos de otros Modus Vivendi intentados en la historia de las Relaciones Internacionales, para congelar, prevenir o extinguir conflictos.

Un ejemplo de exitosa ejecución de un Modus Vivendi es el concluido entre la Santa Sede y el Gobierno comunista de Polonia en el año de 1949.

El acuerdo preveía la creación de una comisión mixta integrada por representantes del régimen comunista y obispos polacos y un cardenal de la Santa Sede. El pacto permitió a la Iglesia católica polaca reconstruirse, preservar títulos y derechos sobre sus propiedades, y acunar la más importante disidencia al comunismo, cuyo puntero fuera el cardenal Josef Vojtyla, quien asumió la jefatura de la Iglesia católica en 1978 bajo el nombre de Juan Pablo II.

La actividad educativa de la Iglesia católica polaca creo una cultura cívica que le permitió al país trascender el régimen comunista sin violencia y bajo el imperio de la ley. Y, aun cuando el Modus Vivendi fue muy criticado, tanto por polacos como por el resto del mundo, se puede afirmar que visto en perspectiva fue positivo para el advenimiento de la democracia.

De hecho, Polonia ha sido una de las naciones más estables de Europa Oriental luego de la caída de la Cortina de Hierro.

Es, sin embargo, fundamental tener en mente que la Iglesia Católica Polaca se integró al acuerdo con un plan estratégico para usar los pocos recursos que el comunismo le autorizara usar en el fortalecimiento de la fe católica y la conducta ciudadana. De allí éxito del acuerdo como incubadora de la democracia polaca.

Ignoramos si el Gobierno de Estados Unidos dispone de un plan similar para Venezuela.

Un ejemplo de nocivo Modus Vivendi es el acuerdo Ákrama firmado en 1917 entre el Reino Unido, Italia y el Reino Sanusí.

Si bien Italia obtuvo la liberación de sus nacionales apresados por el Imperio Sanusí, el Reino Unido la custodia de fundamentales rutas comerciales y el Reino Sanusí el reconocimiento como autoridad única para gobernar Libia, el gobernante turco no reconoció lo acordado por los sanusís en materia de rutas comerciales y tampoco reconoció la autoridad de Idris Al Sanusí para gobernar Libia.

Por tanto, el Modus Vivendi transformó conflictos existentes en conflictos futuros que afectaron la base de poder de dos de los participantes.

Los críticos de este acuerdo consideran que la falla fundamental de este Modus Vivendi residió en que solo Italia tenía un objetivo claro y realizable, mientras que el Reino Unido y el Reino Sanusí pretendieron usar el acuerdo para modificar la conducta de un tercer actor que no era parte de este, como era el Imperio Otomano.

Esto recuerda mucho a la actual situación de las fuerzas democráticas de Venezuela, en las que se observa dispersión y poca concentración en la búsqueda de un objetivo fundamental que, además de unir a las diversas facciones, logre obtener vía el Modus Vivendi impulsado de facto por Estados Unidos con el régimen de Venezuela ventajas frente a ese régimen.

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