Olmo, el talismán táctico de Flick con diez
El Barça aprende a sobrevivir a las expulsiones. Después de dejarse dos puntos en Vigo, jugó muy bien en inferioridad contra el Madrid en la Supercopa y este domingo en Sevilla. Olmo, arma táctica. Los azulgrana ya han jugado dos horas y media esta temporada con uno menos.
En esos dos partidos, jugó con uno menos casi media hora. En la final de la Supercopa, Gil Manzano expulsó a Szczesny por un derribo a Mbappé después de ser avisado por el VAR; y contra el Sevilla, Hernández Hernández también fue llamado a consultas desde la sala VOR para expulsar a Fermín por una entrada peligrosa.
El Barça sabe jugar con diez. Flick no hace muchos inventos. Se planta con un 4-4-1 en el campo y luego decide cuál es el cambio oportuno. El arma táctica se llama Dani Olmo, que se coloca en una posición de interior izquierdo que le permite ayudar al lateral y, además, darle salida limpia al balón. En Arabia, cuando todos esperaba que sustituyera a Lewandowski, el escogido para salir del campo fue Lamine. Flick acertó. El polaco supo hacer su trabajo pegándose con la defensa blanca y aguantando el balón para evitar que los blancos dominasen con claridad el partido. Sin embargo, Flick sí eligió al polaco el domingo para ser sustituido.
Sin embargo, Olmo no se colocó de falso nueve como muchos esperaban, sino quo se colocó en la izquierda como en Yeda; y Raphinha pasó al centro para barrer el centro del ataque y sostener el ritmo de la presión. El Barça no sólo aguantó el 1-3, sino que sentenció el partido con un gol de Eric Garcia. Y, sobre todo, se convenció de que ha aprendido a jugar con diez. “Hemos demostrado que podemos tener la posesión, pero también reventarla si es necesario”, dijo Pedri al final del partido. Se refería a una acción en la que Iñigo Martínez reventó la pelota al cielo de Sevilla y celebró la acción defensiva ante el aplauso de sus compañeros. Una señal del buen rollo y la unión que reina en el vestuario del Barça.