Línea de cero: Gallardo cambió pero River no arranca
Aunque el DT puso tres centrales y sufrió menos atrás, adelante no le encontró la vuelta a San Lorenzo. En tres fechas, el Millo no arranca: a empujar...
Juan Manuel Collazo, TyCNi línea de tres, ni de cuatro, ni de cinco: en este tímido arranque del 2025, a River no hay esquema que lo haga fluir. Marcelo Gallardo probó otro dibujo táctico, pero el Millo no pasó del 0-0 en la visita al sólido San Lorenzo modelo 2025. Gasta billetes, pero sigue en deuda.
MG apostó por sacar un volante y sumar un central. El reemplazo del lesionado Maxi Meza fue Paulo Díaz, que le respondió bien en el fondo junto a Germán Pezzella y Lucas Martínez Quarta, pero no logró mayor peso por los costados y no apuntaló el poder de fuego arriba.
Gonzalo Montiel, que había sido el mejor ofensivamente de los dos partidos anteriores a pesar de sus características, prácticamente no tuvo con quién asociarse por la derecha y fue tapado por Elias Báez. Y Marcos Acuña, del lado contrario, lo mismo: fue neutralizado por Ezequiel Herrera.
Con los tres centrales, River ganó ayuda y respaldo por adentro para Enzo Pérez, que entró en el mes de su 39° cumpleaños, terminó exhausto el miércoles vs. Instituto y salió del Gasómetro con una aparente molestia. Pero perdió conducción ofensiva.
Aunque Manuel Lanzini levantó el nivel, le faltaron conexiones con los apagados Miguel Borja -falto de gol- y Sebastián Driussi -falto de ritmo-. Ni Giuliano Galoppo de entrada, ni Rodrigo Aliendro, Matías Rojas o Nacho Fernández más tarde, pudieron dar soluciones en el medio.
Mientras el rival se acomodó al cero y se fue aplaudido, para un River que rompió el chanchito en jugadores de renombre la deuda sigue siendo futbolística. Como decía la publicidad, hay cosas que el dinero no puede comprar: un funcionamiento.
No queda otra que el camino del trabajo y la búsqueda de alternativas -en apellidos o dibujo- para un Gallardo que se había ido disconforme del 1-0 vs. Instituto y no cambió la expresión en absoluto. Con fiebre y malestar -físico también, no solo por lo visto de su equipo-, se fue en silencio.
El miércoles empujó el Monumental y River ganó a los ponchazos, sobre la hora. Tendrá que seguir empujando, a ver si el sábado contra Independiente arranca del todo...