Jugadores, la cosa está que arde...
Noche calentísma en la Bombonera, con cantos fuertes, silbidos y puteadas. Nos rescataron dos golazos pero la gente pide ganar el martes.
Antonio Serpa, TyCSeparemos los tantos. Boca juega mal, realmente mal. El técnico no tiene nada claro. Hay jugadores que no pueden ponerse la camiseta (ni una trucha, de La Salada). Eso por un lado. No parece que pueda haber disenso alguno por ahí.
Por otro lado: es increíble lo meados que estamos. ¿Cuántas chances hay de que un pibe de Inferiores de River prestado a Aldosivi -claramente no es una prioridad en Núñez-, a los 23 segundos de ingresado, le clave un golazo al ángulo a Marchesín, la figura de los últimos partidos? ¿Una en un trillón? Bueno, pasó. Le pasó al Boca... de Gago. Al bueno de Fernando le pasan cosas increíbles, ya se vio cuando dirigía a Racing. Por ejemplo, que lo saque de la Sudamericana un equipo ya eliminado. Por ejemplo, que lo saque de la Copa Argentina un equipo de la B cuyo presidente es hincha de Racing y hasta había puesto una leyenda de amor a la Academia en la camiseta de su club.
Una vez más, entre tanta rotación, administración de cargas, jugadores que necesitan minutos porque vienen de lesiones, otros que son guardados para el partido de la Copa, es jodido sacar conclusiones grupales. Este no es el equipo titular de Boca, aunque nadie sepa a ciencia cierta cuál es. Vayamos entonces a un ejercicio habitual: qué se lleva el DT de esta noche en la Bombonera, aparte de silbidos, puteadas y reprobaciones. Delgado sí, Ander Herrera no. Rojo sí, Blanco no. Advíncula sí. Zenón sí. Giménez más Merentiel. Martegani nunca, Janson jamás. Pero nunca más. ¿Qué hay que hacer para que Janson no vuelva a jugar? ¿Hay que poner guita? ¿Ponemos unos mangos entre todos? Por favor, ¡lo mal que está ese muchacho! ¿Y Martegani, el susto que tiene? Dos veces le pifió a la pelota: al principio del partido, Blanco se la dejó servida y pateó un pedo de vieja; más tarde, de un rebote, le erró mal, pero mal, le quedó muertita ahí y metió una gambeta para disimular. Nunca más, ninguno de los dos. Por favor, eh. Basta de darle la camiseta a cualquiera. ¿Gastamos 7 palos en estos dos burros? Los pasamos a pérdida, como hicieron con Hurtado, y listo. Sumemos a Briasco y a Orsini (5 palos más), ya que estamos. Después llevamos a juicio a los que los compraron y los acusamos de burros, de ciegos o de chorros. Pero por favor no vuelvan a poner a esos muchachos.
Desde lo futbolístico, no hubo nada nuevo. Tan inconexos estamos, tan desincronizados, tan mal está el equipo que ni la hinchada se pone de acuerdo. No digo ya que la platea putee y que la barra intente taparla, como pasa siempre. Pero ni entre los propios hinchas auténticos hubo acuerdo. En el trance más caliente de la noche (post 1-1), después de haber cantado tres minutos sin parar "Movete, xeneize, movete", "No le falles a tu hinchada" y "Con la camiseta de Boca ganar o morir", hubo un momento insólito en el que se mezclaron los cantitos. Dos con la misma música pero distinta letra, más suave una, más pesada la otra. "Jugadores, no rompan las pelotas, a ver si se dan cuenta que están jugando en Boca" era la versión light de unos pocos. Y otros iban por todo, con la versión más conocida y dura: "Jugadores, la concha de su madre, a ver si de dan cuenta que no juegan con nadie".
La segunda era bastante atinada teniendo en cuenta que el rival era Aldosivi, un equipo que hasta este sábado había perdido cinco partidos en fila y empatado el restante. Ese equipo nos complicó, nos puso contra las cuerdas, nos hizo putear. Y al final llegó la aclaración de que el triunfo es apenas un paño frío y lo caliente viene el martes. No suma tanto esta victoria obligada como hubieran sido nocivos una derrota o un empate, y bastó con ver el ánimo de la gente cuando no se podía sacar adelante el partido. Boca sigue coqueteando con la catástrofe. Los golazos fueron un bálsamo, aplacaron ese calor asfixiante que no nos dejaba respirar.
De cara al martes, justamente, este muletto repitió errores de otras formaciones: poco juego asociado interno, muchos espacios sin cubrir, escasa generación, dependencia de los laterales (Blanco juega sobre rieles, no sabe hacer otra cosa que ir a fondo a chocar), jugadores fuera de su posición (Herrera, Martegani, Zenón cuando entró). Va a ser difícil que en tres días cambie esta realidad. Hay que pasar esta fase con los huevos de todos, con dientes apretados, jugando al límite y tirándole encima a Alianza lo que alguna vez supimos ser. Para el fútbol habrá que esperar y no está claro que llegue con este técnico, que nadie entiende muy bien qué quiere. Como sea, acá están Boca, su camiseta, su gente, su historia. Para imponerse a todo y a todos. A los que nos desean el mal desde afuera y a los que desde adentro no entienden cómo hacernos el bien.