INTER 2 - FIORENTINA 1 / El Inter acecha al Nápoles
Con un rabioso 2-1 a la Fiorentina, los de Inzaghi marchan ahora a solo un punto del liderato azzurro a falta de tres jornadas para el enfrentamiento directo en el Maradona.
El 3-0 del Franchi del pasado jueves encendió los nervios y la intensidad del partido desde el inicio. Los interistas saltaron al campo con ganas de venganza y de recortar distancias tras el empate del equipo de Antonio Conte con el Udinese, y empezaron a generar peligro muy pronto. Apenas transcurrido un cuarto de hora, Barella estuvo a centímetros de marcar un golazo con una chilena magistral que rozó la portería de De Gea. El español, después, tuvo que agradecer la ayuda de los postes, que repelieron dos intentos interistas tras saques de esquina: Carlos Augusto golpeó el exterior del palo y Lautaro, con un cabezazo, estrelló el balón en el larguero.
El encuentro vivió un momento clave en el minuto 28, cuando Thuram tuvo que abandonar el campo por un problema en el tobillo (sustituido por Arnautovic) y, segundos después, llegó el 1-0 gracias a otro córner. Lautaro propició la jugada y Pongracic, en su intento de despeje, anotó en propia puerta. El balón había salido claramente del campo en la acción que llevó al saque de esquina, lo que desató las protestas del banquillo viola y una gran tensión entre ambos equipos, que se saldó con tarjetas amarillas para los dos técnicos.
Tras una parada de De Gea ante Arnautovic, la Fiore empató. Una mano de Darmian tras un cabezazo de Gosens provocó un penalti, señalado con la ayuda del VAR, que Mandragora transformó sin problemas en el 44′. El Inter, sin embargo, comenzó la reanudación con la misma rabia que en la primera parte y, en el 52′, anotó el gol decisivo con Arnautovic, que cabeceó con potencia un centro de Carlos Augusto.
Los milaneses buscaron también el tanto de la sentencia, negado una vez más por De Gea ante Zalewski, mientras que, en el tramo final, el último asalto de la Fiore, con los revulsivos Folorunsho, Fagioli y Zaniolo, nunca llegó a inquietar a San Siro.