Diez claves para entender el papelón más grande de Boca en su historia en la Copa Libertadores
Una cadena de errores dejó a Boca sin Copa y con un DT que parece haber consumido su crédito en solo 22 partidos
LA NACION, Leandro Contento
Boca consumó el papelón más grande de su historia en la Copa Libertadores. La derrota por penales frente a Alianza Lima dejó al Xeneize fuera de carrera en la Fase 2 del repechaje y la Bombonera explotó contra jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Fue una cadena de errores la que dejó a Boca sin Copa y con un DT que parece haber consumido su crédito en solo 22 partidos en el cargo. De lo general a lo particular, los 10 motivos que condujeron a Boca a esta nueva catástrofe deportiva.
1. Un pésimo 2024
Boca no hubiese disputado este repechaje si hubiera obtenido uno de los seis cupos directos que repartieron las distintas competiciones de la temporada pasada. Pero Boca quedó afuera con Cruzeiro en octavos de final de la Sudamericana, terminó sexto en la Liga Profesional, fue eliminado por Vélez en la Copa Argentina y ocupó el quinto lugar en la general. De hecho, llegó a la última fecha del torneo sin tener asegurada su participación en la Libertadores, ya que una hipotética consagración de Huracán hubiese mandado a Boca a jugar la Sudamericana. Responsabilidad de Diego Martínez, de Fernando Gago y también de Juan Román Riquelme, que llevó adelante otro flojísimo mercado de pases. De los siete refuerzos llegados a mitad del año pasado, solo Milton Giménez sumó minutos contra Alianza.
2. Las lesiones
Los problemas físicos fueron un problema sin solución desde el inicio de la era Almirón. Y si bien Gago se reconoce un obsesivo de la balanza y el cuidado personal, ni él ni su cuerpo técnico supieron detener la sangría. En Perú, por caso, Boca tuvo siete bajas por lesión (Sergio Romero, Nicolás Figal, Marcos Rojo, Ander Herrera, Ignacio Miramón, Tomás Belmonte y Edinson Cavani) y a ellos se sumó la ausencia de Luis Advíncula, quien purgó una fecha de suspensión por su insólita expulsión a los 9 segundos en el partido contra Cruzeiro. El Xeneize afrontó la ida con equipo alternativo y, aunque Marchesin evitó una catástrofe, salió a jugar la revancha obligado a ganar por dos goles.
3. La excesiva rotación
Más allá de las lesiones, fue el propio Gago quien conspiró con sus decisiones contra la consolidación del perfil que debe tener todo equipo. El DT no repitió formación de un partido a otro y utilizó 10 modelos de formaciones distintas en igual cantidad de compromisos. Es decir: el 11 que jugó este martes era la primera vez que coincidía en una cancha. El técnico también fue variando de sistema y utilizó cuatro dispositivos tácticos (4-2-3-1, 3-4-3, 4-4-2 y 4-3-1-2) en lo que va de este 2025. Si bien varios jugadores destacaron la rotación como un punto positivo del equipo (“Todos nos sentimos importantes”, declaró Marchesin tras la derrota en Perú), tanto los referentes del plantel como los miembros del Consejo de Fútbol esperaban afrontar esta instancia con un 11 ya afianzado que trabaje en la semana con la seguridad y la confianza de jugar desde el arranque. No pasó.
4. La falta de identidad
No hay mística que valga sin ideas ni funcionamiento. Y si algo destacó al Boca de Gago fue justamente la ausencia de una matriz de juego definida que potencie las cualidades individuales y mejore el rendimiento colectivo. Frente a Alianza, Boca fue una máquina de tirar centros y casi no hilvanó jugadas asociadas. No hubo sorpresa en las pelotas paradas (Alianza ganó el 72% de los duelos en su área) y Boca solo se limitó a amontonar jugadores en ataque. El equipo fue y fue sin claridad. Y aunque hizo figura al arquero Viscarra, casi no encontró escasas variantes ofensivas a la hora de doblar a un rival agazapado.
5. Referentes en deuda
“Las victorias tienen cien padres y la derrota es huérfana”, decía Napoleón Bonaparte. Pero tanto Marcos Rojo como Edinson Cavani quedaron marcados como las caras visibles del papelón. El defensor y el delantero quedaron al margen de la ida por lesión y llegaron con lo justo al desquite en la Bombonera. El delantero arrastraba un dolor en la cadera producto de la fisura de una vértebra y el defensor había retornado al equipo frente a Aldosivi tras seis fechas al margen a raíz de un nuevo desgarro. Faltos de fútbol, ambos tuvieron incidencia en el resultado final. Rojo perdió la marca de Barcos en el gol de la visita y Cavani falló una chance clarísima en el séptimo minuto de descuento. Convirtieron en la tanda, aunque no pudieron evitar la derrota.
6. La falta de gol
Si bien la serie terminó siendo pareja, Boca superó a Alianza en cantidad de remates (34 a 24), pero los peruanos fueron mucho más eficaces al momento de aprovechar sus chances. En la vuelta, el Xeneize probó 25 veces a Viscarra y 11 de esos disparos acertaron a los palos (Zenón fue el que más buscó, con cuatro), aunque Boca solo marcó un gol por iniciativa propia, ya que el primero fue en contra de Miguel Trauco. “El equipo generó muchas situaciones, hasta el último minuto tuvimos chances, entonces hay que hacer autocrítica, hacerse responsable y a partir de eso seguir trabajando”, destacó Gago. Con un gol cada 17 intentos, Boca fue el equipo menos eficaz entre los 16 equipos de la fase preliminar.
7. El cambio de arquero
La situación que se vivió en la Bombonera llamó muchísimo la atención. A pocos segundos para el final, Agustín Marchesin, la figura de Boca en la serie, se acercó a un colaborador de Fernando Gago y le sugirió ser reemplazado por Leandro Brey, quien tenía mejores registros en definiciones desde los 12 pasos. Al exLanús le habían pateado 116 penales en su carrera y solo había atajado 26, un 22% de efectividad. Sin embargo, quedó en evidencia que el cambio no estaba contemplado de antemano y que a Gago lo tomó por sorpresa la decisión que tomó su arquero. A Boca le quedaba una variante, pero ningún jugador realizaba el calentamiento, ni siquiera Brey, por lo que el DT pensaba afrontar la tanda con los futbolistas que se encontraban en cancha. El exLos Andes, que había estudiado a los pateadores peruanos junto a Marchesin, entró frío y, aunque adivinó la intención en los penales de Gaibor, Noriega y Lavandeira, no pudo quedarse con ninguno.
8. El sorteo
El equipo que empieza pateando tiene más chances de ganar una serie de penales. Aquel viejo axioma del fútbol tuvo su correlato científico cuando en 2010 un matemático llamado Ignacio Palacios Huertas comprobó que el conjunto que comenzaba la tanda contaba con un 21% más de posibilidades de salir victorioso. Aun así, y pese haber ganado el sorteo de capitanes, Edinson Cavani eligió que sea Alianza el que abriera la definición. “¿Querés comenzar pateando o querés comenzar atajando?”, le consultó el árbitro Piero Maza. “Atajando”, responde el uruguayo. Paolo Guerrero convirtió el primero y Boca pudo mantenerse a tiro hasta el disparo final, aunque corrió toda la serie desde atrás.
9. Refuerzos que no hicieron la diferencia
Aunque invirtió casi 25 millones de dólares en incorporaciones, solo Agustín Marchesin y Ayrton Costa (no jugó por lesión) superaron las expectativas. Alan Velasco, por quien Boca invirtió casi la mitad de su dinero en el mercado, tuvo una serie para el olvido y terminó fallando el penal clave que dejó a Boca eliminado de la Copa. El exIndependiente, que arribó al Xeneize tras una inactividad de más de dos meses, aún no pudo demostrar sus condiciones y quedó fuera del equipo en el partido más decisivo del año. Observó casi todo el encuentro desde el banco e ingresó a los 33 minutos del complemento, sin lograr desnivelar. Ander Herrera se desgarró a poco de llegar y el del martes fue su cuarto partido con la camiseta azul y oro. Se perdió la ida en Perú y su aporte en la revancha fue demasiado en cuentagotas. Palacios, un caso similar: titular en los dos partidos, apareció solo en el segundo tiempo en la ida y salió reemplazo en la vuelta. Battaglia fue más parejo aunque ganó y perdió en la lucha con Barcos. Y Alarcón, desaprobado en Perú, perdió el puesto con el juvenil Delgado y también entró en el complemento cuando Herrera se fundió.
10. La mística perdida
Boca ya no es el monstruo que supo ser en la Libertadores y la Bombonera ya no asusta como antes. En 2015 (ante River), 2016 (Independiente del Valle), 2019 (otra vez River), 2022 (Corinthians) y 2025 (Alianza Lima), el Xeneize fue eliminado en su propio estadio. El martes, la gente volvió a responder y empujó al equipo contra el arco peruano, pero tampoco alcanzó. Hasta la derrota con Alianza, Boca llevaba 14 duelos de eliminación directa sin conseguir una victoria, y en 11 de ellos no había convertido goles. El último triunfo había sido en cuartos de final de la Copa 2020, cuando dio vuelta un 0-1 contra Racing con goles de Eduardo Salvio y Sebastián Villa. Boca perdió su aura ganadora de los 2000 y la Séptima no será un sueño posible por 18º año consecutivo. No fue una derrota más y la bronca escaló hasta el palco de Riquelme, el último en levantar una copa que dejó se de ser una obsesión para ahora convertirse en pesadilla.