Champions (playoff, ida) | Mónaco 0 - Benfica 1 / El Benfica gana, Di María se rompe
Los lisboetas vencen 0-1 al Mónaco en la ida del playoff de la Champions. Al-Musrati vio la roja incomprensiblemente y el Fideo se rompió al final.
El partido arrancó con ritmo, pero fue un primer tiempo marcado por el miedo, por las dudas que suscita una ida de una eliminatoria. El Mónaco no quiso exponerse y el Benfica, sin Di María, suplente, y con muchas bajas, no sufrió en ningún momento salvo varias jugadas aisladas.
Al Mónaco le sigue costando mucho generar peligro. Es un equipo diseñado para jugar con espacios y, cuando el rival no se los da, como el Benfica, no dispone de mecanismos para encontrarlos. A pesar de ello, el talento, inmenso talento de Akliouche, quiso sublevarse y forzó una intervención providencial de Trubin, tras un remate estridente que repelió, con una parada espectacular, el guardameta ucraniano.
En cada balón que perdía el Mónaco, el Benfica olía la sangre. Los de Bruno Lage, a partir del ecuador de la primera mitad, comenzaron a encadenar llegadas de peligro. La más clara, del español Álvaro Carreras, que se libró de la expulsión por un planchazo con tarjeta amarilla, con un disparo con la derecha que, a pesar de encontrarse en una situación diáfana para marcar, atenazó sin complicaciones Majecki.
El Benfica salió decidido a por la victoria y sacudió las flaquezas defensivas del Mónaco, un equipo que ficha centrales cada año, pero cuyo nivel no mejora, sino más bien lo contrario. Pavlidis, indetectable, se zafó de Salisu y, con una vaselina magistral, con la sangre congelada, batió a Majecki.
Al Mónaco le faltaba una estocada definitiva, un error imperdonable del árbitro, el italiano Mariani, que, en otra falta de Carreras, jugándose por enésima vez la segunda amarilla, le sacó la segunda tarjeta a un jugador monegasco, Al-Musrati. La repetición dejó en evidencia al colegiado, ya que el mediocentro, muy sosegado, pidió la expulsión del español. Una roja que condenó a los de Hütter y que nadie entendió en el Louis II. El Benfica, con superioridad numérica, durmió el ritmo del partido, acumulando posesiones interminables que dejaron sin respuesta al Mónaco. Di María se rompió al final y el Benfica amarró el 0-1 con mucha tranquilidad.