Champions (playoff, ida) | Celtic 1 - Bayern 2 / El Bayern sobrevive en Glasgow
Los alemanes estuvieron a punto de permitir que el Celtic igualara el 0-2 inicial.
El choque en un Celtic Park a rebosar comenzó con un susto mayúsculo para los muniqueses. Ni siquiera había transcurrido un minuto de partido cuando Kühn, alemán y ex del filial del Bayern, recibió el cuero en el carril derecho, condujo hacia la frontal del área y soltó un latigazo que terminó en el fondo de la red. Estalló el coliseo escocés, pero enmudeció al poco tiempo al ver que el asistente había levantado el banderín por un fuera de juego posicional de Idah. Suerte para los bávaros, sobre todo teniendo en cuenta que Neuer tampoco dio la sensación de haber podido atajar el disparo si el neuve irlandés no le hubiese obstaculizado la visión.
El jarro de agua fría le sirvió a los muninqueses para despertar y poner los cinco sentidos en el césped. Cuando eso ocurre, el hexacampeón de Europa suele intimidar a cualquier equipo del continente y el Celtic no fue la excepción. Presionando la salida de balón de los locales y recuperando en campo rival, los pupilos de Kompany asediaron a unos verdiblancos que, salvo alguna que otra contra aislada, no volvieron a ver de cerca a Neuer. Todo lo contrario los alemanes y, en concreto, Olise. El extremo galo estuvo eléctrico desde el inicio, avisó al cuarto de hora de partido y terminó decantando la balanza a favor de los suyos por medio de una bellísima zurda a la escuadra. Golazo.
Y el Bayern, una vez que atrapa a su presa, ya no la suelta. Nada más regresar al terreno de juego, Kane pudo rematar un córner ejecutado por Kimmich sin que ningún zaguero escocés se lo impidiera y el kíller no perdonó de volea. Por momentos, el Celtic mereció más, sobre todo tras un pisotón clarísimo de Upamecano sobre Engels que Gil Manzano, incluso tras consultar con el VAR, no consideró punible. Pero el Celtic no bajó los brazos, encerró a los bávaros a base de mucho esfuerzo físico y, finalmente, terminó obteniendo la recompensa gracias a un cabezazo de Maeda en un tramo final que se le hizo larguísimo al Bayern.