Tenis | Open de Australia / Sinner gana en Australia su tercer título de Grand Slam
El italiano protagoniza una final impecable ante un buen Zverev, que se queda por tercera vez a las puertas de triunfar en un major.
No hay quien le eche el guante. Es el octavo que consigue triunfar en sus tres primeras finales de Slams en Era Open, con Connors, Borg, Edberg, Kuerten, Federer, Wawrinka y Alcaraz, nombres ilustres a los que se une. Lleva 22 sets seguidos contra rivales top-10. Un dato que contrasta con las dificultades de Zverev para vencer a top-5 en Grand Slams (1-13).
Ritmo y precisión
La noche es agradable, incluso fresquita (21º). Ideal para Sinner, que con el calor había sufrido calambres en los dos anteriores partidos. Así las cosas, sin interferencias, juega como a él le gusta. Marca un ritmo alto con el revés y apenas falla. Zverev se impacienta y tira algunas bolas fuera, aunque logra aguantar los primeros intentos de rotura de su rival (15-40 en el cuarto juego). El saque le ayuda y, por eso, el partido pinta largo. Pero Sinner vuelve a tener dos bolas de break y esta vez no deja escapar la oportunidad. Luego sirve para apuntarse el primer set y lo hace sin perder ni un punto más.
El lenguaje corporal del hamburgués no es bueno. Cabizbajo, ve cómo el tirolés presiona de nuevo al resto y tiene otro 15-40 a poco de comenzar la segunda manga. Lo salva, bueno para el espectáculo y para un público ávido que llena la Rod Laver Arena. Zverev demuestra que también tiene revés, y muy bueno. Por eso mantiene las esperanzas y la dignidad, aunque sigue sin encontrar opciones de quiebre porque Sinner mantiene una precisión insoportable y no cede puntos con primeros servicios. Y cuando lo tiene más cerca, el líder del ranking le gana un tanto sublime, jugado con mucha clase por los dos. El parcial, extenso, desemboca en un desempate que sonríe a Sinner. Con mucha suerte, como en la película Match Point, de Woody Allen, un bola suya toca la red y cae muerta al otro lado. Después, sentencia con un golpe ganador a la línea. Más de medio partido en su bolsillo.
Lejos de entregarse, pese al palo de perder de esa manera el segundo set, Zverev sigue intentándolo. Juega mucho y muy bien, pero su oponente no reduce ni un ápice su rapidez, su eficacia ni la dureza de sus tiros. No hay manera de derribarle. Y, para colmo, rompe de nuevo para sentenciar y hacerse con la victoria con un último punto que fue el paradigma de su partido. Un passing sobre la subida de un Sascha que había hecho todo lo posible por anotárselo. Sinner manda.