Raphinha, un tesoro inesperado
El brasileño, que no se calló ante la situación de Olmo, firmó una portentosa actuación con un doblete. Acabó con calambres y se llevó el MVP de la final
Raphinha es totalmente diferente. Con menos magia, sin florituras en su juego, sin tanto desequilibrio en el uno contra uno, pero con unas cualidades que en el equipo de Hansi Flick le van como anillo al dedo. Es intenso, sacrificado, veloz, con buen remate y un sentido del juego muy mejorado desde que llegó al equipo azulgrana.
El brasileño se ha ganado el respeto absoluto de sus compañeros y el cuerpo técnico. Por eso lo eligieron como capitán antes que Lewandowski, un detalle para nada menor. Líder dentro y fuera del campo, no tuvo pelos en la lengua para dar un tirón de oreja al club por la gestión en el caso ‘Dani Olmo’. “Si estuviera en otro club y viera la situación de Pau y Dani, lo pensaría antes de venir”, afirmó. Un mensaje contundente.
Y con la misma contundencia se expresó en la final de la Supercopa ante el Real Madrid. Raphinha salió metido en el partido desde el primer minuto y las dos primeras ocasiones del partido fueron suyas. Y muy claras. Primero en un testarazo que paró Courtois y luego en un remate cruzado que salió desviado por muy poco. Sorprendió a la defensa madridista para recoger un centro templado de Koundé para poner el tercero en el marcador y poco antes del descanso, en un contragolpe de manual le sirvió el cuarto a Balde.
Antes, había protagonizado una de las imágenes del primer tiempo al agarrar el maletín que portaban los médicos del Real Madrid para llevarlo a la zona de los banquillos para que atendieran a Mbappé fuera del césped. Y solo empezar la segunda parte puso la manita en el marcador en una brillante jugada de tiralíneas. El esfuerzo del brasileño durante todo el partido fue espectacular hasta el punto que tuvo que dejar el campo por Ferran Torres por los muchos calambres que tenía en las piernas.
Vivió los minutos finales sufriendo como pocos en el banquillo. Levantándose para animar a sus compañeros entre ejercicios de estiramiento, protestando posibles faltas y ejerciendo de líder. De capitán. De un jugador que en este Barça de Flick ya tiene muchísimos galones.