PSG 1 - MÓNACO 0 / ¡Supercampeón Dembélé!
Un gol del extremo francés en el minuto 92 le da a los parisinos la Supercopa de Francia contra el Mónaco. Es el cuarto título de Luis Enrique en Francia.
El PSG salió directo a por la Supercopa desde el minuto 1, a pesar de que el ritmo del primer tiempo fue más propio de un amistoso que de una final, propiciado por las circunstancias en las que se disputó, bajo un sofocante calor y en Doha, Qatar, lo que desangeló bastante uno de los mejores duelos que se pueden ver hoy en día en el fútbol francés.
El equipo de Luis Enrique volvió a tener muchas dificultades para embocar las ocasiones que generó. Doué, cuando todavía había gente entrando al 974 Stadium, estrelló en el larguero un contragolpe después de un error de Kohn. A ese aviso le sucedieron llegadas de mucho peligro, protagonizadas por Dembélé, Vitinha o incluso Kang-in Lee, al que Kohn le sacó dos remates extraordinarios que podían haberle dado ventaja al PSG.
El Mónaco, entretanto, sobrevivió a través del talento de Akliouche, un oasis en el desierto de los monegascos, que apenas probaron a Donnarumma en dos ocasiones. El italiano, que volvía precisamente a jugar tras la durísima entrada de Singo, repelió un buen remate con la derecha del mediapunta y después, en una segunda jugada, escupió un disparo a bocajarro de Minamino. La final, con las gradas sin llenarse, no tuvo una fulgurante carta de presentación.
El Mónaco desechó la idea de seguir siendo dominado y dio un paso al frente tras la salida del túnel de vestuarios. Los de Hütter adelantaron líneas y, por primera vez en toda la final, las dudas se instalaron en el PSG. En una gran transición, Vanderson estrelló en el poste un centro lateral, encogiendo el corazón de todo el estadio, al unísono partidario de los parisinos. Fue una leve reacción, ya que el PSG pronto volvió a llevar la voz cantante del partido.
Luis Enrique no esperó más y decidió dar entrada a toda su artillería. Ingresaron Gonçalo Ramos, Barcola y Fabián, mientras que los cambios al Mónaco, como Embolo o Camará, no le surtieron efecto de inmediato. En el hozironte, Kohn, que hizo una final espectacular, volvió a evitar el 1-0 del PSG, tras una parada casi imposible sobre Achraf.
En el albur del partido, cuando todo parecía abocado a la tanda de penaltis, cuando ya nadie quería tomar riesgos, apareció Dembélé, como en Mónaco en diciembre, para salvar a Luis Enrique y para decidir la Supercopa de Francia. El extremo aprovechó un excelente servicio de Fabián para consumar la decimotercera Supercopa de los parisinos, una más, en un fútbol, el francés, en el que no tienen rival. El Mónaco pagó su falta de ambición y acabó a merced del gigante intratable del fútbol francés.