La Iglesia Católica de Uruguay creó una comisión para mejorar la prevención del abuso sexual
Los obispos acordaron establecer un grupo que tendrá como objetivos actualizar una guía elaborada en 2016, así como coordinar, dar seguimiento a casos y avalar cursos de capacitación dentro de la institución
Los obispos fijaron como objetivo para esta institución actualizar una guía de prevención de abusos que ya fue elaborada en 2016. Además, deberá coordinar, dar seguimiento y avalar cursos de capacitación y sensibilización dentro de la Iglesia, así como ofrecer asesoramiento en estos temas a las autoridades de la institución. Trabajará de 2025 a 2028.
Para conocer el origen de este trabajo hay que remontarse a 2016. Ese año, los obispos escribieron la carta Perdón y compromiso, en la que pidieron disculpas por los abusos cometidos por religiosos contra menores de edad y pusieron a disposición un número de teléfono para hacer denuncias en el país. Fue entonces que pidieron al departamento de Educación Católica que trabajara en la preparación de una guía para la protección de menores.
¿Qué establecía esa guía?: “Queremos que sea un instrumento conocido y puesto en práctica por todos los clérigos, miembros de la vida consagrada y agentes pastorales de nuestras comunidades, instituciones educativas y obras sociales, renovando así nuestro compromiso para que en los espacios eclesiales no sean vulnerados los derechos de los más indefensos”, indicaba la introducción, consignada por el medio uruguayo.
“Parece claro que todas aquellas instituciones donde una diócesis o una congregación ostente la posición de ‘garante’ respecto de las personas que se encuentren ocasionalmente bajo su su cuidado, el responsable quedará en situación de denunciar aquellos hechos de abuso sexual de los que se tenga fundada sospecha o conocimiento y cuyas posibles víctimas estén sujetas a su custodia o cuidado. Esta obligación deriva de su carácter de ‘garante’, por lo cual ha contraído la obligación de evitar que acaezca toda conducta dañosa bajo riesgo de que, de no hacerlo, se la considere como responsable de lesa misma conducta”, agrega la guía.
En 2022, en tanto, la Iglesia Católica uruguaya ya había dado un paso en esa dirección. Ese año llegó a Uruguay el sacerdote mexicano Daniel Portillo, quien dictó una conferencia sobre la crisis de los abusos en la institución y dejó una serie de advertencias. “Cuando se nombran personas para servicios claves a nivel pastoral hay que preguntarse si sus relaciones son simétricas. Un síntoma que podemos identificar es cuando se dan relaciones asimétricas: si el sacerdote únicamente se relaciona con menores de edad o si el catequista o coordinador de monaguillos no tiene amigas o amigos de su edad… eso nos dice que algo no huele bien”, señala.
A fines del año pasado, entonces, los obispos uruguayos consideraron que era necesario redoblar ese esfuerzo inicial y decretaron la creación de esa comisión. Consideraron que era conveniente “contar con profesionales cristianos que realicen un trabajo interdisciplinar” desde distintas áreas relativas a la prevención de abusos como la salud, el derecho, la psicología, la medicina y la comunicación.