El Fortín perdió por 3-0 en la presentación de Sebastián Domínguez
como DT; los goles del Matador fueron de Ignacio Russo en dos
oportunidades y Martín Ortega. Para colmo, se fracturó el tobillo
Joaquín García, una de las figuras del título.
TyCVélez,
el mejor equipo del fútbol argentino de 2024, despertaba expectativa e
intriga por igual por ver cómo le había sentado el mes de parate y las
salidas del entrenador Gustavo Quinteros y su figura Claudio Aquino. Y
por lo menos en este tempranero debut frente a Tigre en Victoria, bajo el mando del DT saliente del Matador, Sebastián Domínguez, resultó altamente decepcionante. Perdió por 3-0, sufrió una lesión de gravedad y dejó en claro cuánto trabajo -y refuerzos- le faltan aún para recuperar el brillo perdido.
El inicio del encuentro fue una verdadera pesadilla para el Fortín, que entró dormido y muy estático en defensa
y en una ráfaga en la que no pasó la mitad de cancha se encontró dos
goles abajo. A los dos minutos comenzó la faena cuando en un veloz
avance, Nahuel Banegas envió un centro cruzado desde la izquierda que recibió a sus anchas Ignacio Russo para definir al segundo palo de Tomás Marchiori.
La visita no se repuso y, a los ocho, una pelota que nunca terminó de despejar en su área le cayó al inefable Nacho, quien puso la pelota lejos del arquero
para aumentar la cuenta general y personal. Allí sí pareció saciar su
sed de ataque el anfitrión, desnudando los problemas de su rival para
generar en el mediocampo y, más grave aún, para acertar sus pases aún
sin presión.
La mala jornada para los de Liniers encontró otro punto trágico cuando Joaquín García, una de las figuras del título, se fracturó el tobillo derecho en disputa con Banegas -que solo recibió amarilla de parte de Andrés Gariano- y se produjo el debut menos pensado del pibe Isaías Andrada,
quien paradójicamente esta semana había recibido el aviso de Domínguez
de que se buscara club porque no sería tenido en cuenta.
En la misma tónica, al minuto del segundo tiempo otra vez sacó provecho el equipo de Diego Dabove por la derecha, por donde irrumpió a sus anchas Martín Ortega, se topó con Marchiori y tras el rebote lo venció con un disparo al poste más alejado.
En lo que siguió, Tigre pudo manejar los hilos del trámite sin
sobresaltos porque Vélez no gravitó excepto por una chance aislada de
Francisco Pizzini. Demasiado poco para el campeón y mucho mérito para el Matador, que puso primera a fondo en una velada de gran inyección anímica para el año que asoma.