Un año de Riquelme como presidente: el balance de Boca en 2024
El 17 de diciembre de 2023, el otrora 10 del Xeneize ganó en las urnas. El club de sus amores se fue silbado en el último partido disputado en La Bombonera, fiel reflejo de una primera temporada gris como máximo dirigente.
“Estamos felices de que La Bombonera está cada vez más linda. Lo acaban de elegir el estadio más lindo del mundo”, afirmó Román en una entrevista con Radio la Red. Punto a favor suyo, porque los alrededores de Brandsen 805 tienen colores más vivaces, acordes a la fiesta que arman los hinchas cada partido que les toca asistir.
Además, el plan de modernización que se llevó a cabo en este 2024 trajo consigo remodelaciones, tanto en los accesos del estadio como en el interior (la quita del palco presidencial para nuevos espacios para vitalicios).
Sumado a eso, en el plano futbolístico hay que destacar que, con Diego Martínez como entrenador, Boca estuvo invicto por 17 partidos consecutivos como local, con 13 ganados y cuatro igualdades. La racha histórica se cortó duramente en un Superclásico donde River presentó un once alternativo y el equipo no dio la talla.
El
torneo continuó con Fernando Gago en el banco y el solitario gol de
Lanzini supuso la única caída del año en el Alberto J. Armando. Un
asterisco a mejorar: como visitante solo hubo 6 triunfos de 26 disputados en dicha condición, con un período de cinco meses sin conocer los tres puntos fuera de casa.
Pero lo cierto es que, al margen de eso, el Torero tiene una deuda con todos los simpatizantes: la ampliación de La Bombonera. “Voy a sentarme a tomar mates con los vecinos y si quieren vender, lo haremos”, aseguró como promesa de campaña. El tiempo pasó y la reunión con las personas que habitan la calle Dr. Valle Iberlucea no existió ni tampoco lo hará en un futuro según las nuevas palabras de Riquelme: “A los vecinos jamás les voy a golpear la puerta para que se vayan de sus casas”.
¿Contradicción? Sin dudas es lo que se lee. La pelea para que el estadio no esté involucrado dentro de la lista de inmuebles protegidos por la Ciudad de Buenos Aires -junto a los edificios lindantes y que no permitía ninguna modificación- parece haber sido un tanto en vano, porque ni el proyecto Esloveno Plus ni el 360 serían los impulsados por el presidente. Entre las entrañas de la Ribera, según informaciones recientes, Román estaría craneando algo propio con las siguientes características, aunque sin nada oficial:
- Mover unos metros el estadio
- Modificar la altura del campo de juego
- Construir una cuarta bandeja
- No habría que comprar propiedades lindantes
- Llevar el aforo a 82 mil espectadores
Una última cuestión, y no menos importante, son los hinchas. Aquellos que acompañaron desde y donde pudieron, luchando contra el maldito filtro por la capacidad inversamente proporcional a la magnitud del club. Se hizo escuchar alentando en La Boca, en los estadios neutrales de las diferentes provincias y fuera del país. El apoyo incondicional habitual no fue retribuido con resultados y en varias ocasiones se escucharon silbidos a modo de reprobación, el cántico de “movete, Xeneize, movete” y hasta en algunas oportunidades el “jugadores, no rompan las pelotas, a ver si se dan cuenta, que están jugando en Boca”.
Dentro de lo poco rescatable de un 2024 opaco, hay que sumar en un mini asterisco la aparición de la nueva aplicación de socios en el día del hincha para la realización de trámites de una manera más ágil. ¿Suficiente? No, principalmente porque la magnitud del club exige más, pero también porque la comparación con la vereda de enfrente, es decir, River, es inevitable cuando también exhibe mejoras constantes y hasta elogios de la FIFA de cara al Mundial 2030.
Dos técnicos, diez refuerzos y ninguna certeza
Luego de un 2023 en el que Boca acarició la séptima Copa Libertadores y terminó con la clasificación a la Sudamericana -por descuidar y perder puntos sonsos en el ámbito local-, el presente año comenzó con Diego Martínez en el banco de suplentes (reemplazando a Jorge Almirón) y Kevin Zenón, Cristian Lema y Lautaro Blanco como caras nuevas.
El primer semestre fue de menor a mayor, con un pico máximo en Córdoba al ganar por 3-2 y eliminar a River de la Copa de la Liga. Pero, como fue mencionado anteriormente, Boca fuera de La Bombonera era otro equipo y recibió un cachetazo instantáneo por parte de Fortaleza en Brasil en el certamen continental (4-2 sin generar incomodidades en los de Vojvoda).
El golpe fue tal que, días después y a pesar de merecer mucho más, los penales le fueron esquivos al Xeneize y cayó eliminado ante Estudiantes -posteriormente campeón del competencia nacional-, con un grosero error del zaguero. Todavía con la herida sin sanar, pecó de displicente en su propio estadio nuevamente ante los cariocas y quedó segundo en la fase de grupos, obligado a jugar play-off.
Para intentar revertir la historia en el segundo semestre, en invierno arribaron siete futbolistas: Gary Medel, Tomás Belmonte, Milton Giménez, Brian Aguirre, Agustín Martegani, Ignacio Miramón y Juan Barinaga. Pero cantidad no es calidad, y más en una institución como Boca. Quedó demostrado.
La cuesta abajo no paró, porque si bien el Xeneize dejó en el camino a Independiente del Valle en los 16vos. de final de la Sudamericana, los disparos desde los doce pasos lo dejaron de lado otra vez -después de tantas alegrías en la Libertadores 2023- y Cruzeiro le dio un adiós prematuro, redondeando un año con sabor a decepción. Para esa altura, tanto Blanco y Zenón habían mermado tras un primer semestre casi brillante.
Finalmente, el otrora entrenador de Tigre tuvo su mazazo final luego de caer en dos clásicos -contra Racing y los suplentes de River- y contra Belgrano en Alberdi, donde presentó su renuncia al no encontrar el rumbo con su plantel. "Estamos tristes porque queremos que el equipo compita y lo más importante para para mi por lo menos es mandarle a los hinchas un abrazo grande. Pedirles disculpas, porque el equipo no está compitiendo como lo tenemos que hacer y tenemos que mirar para adelante", sentenció Riquelme como presidente desde el lugar de los hechos. El malestar ya estaba generado.
Se dio la vuelta a casa de Fernando Gago, esta vez para ponerse el saco y los zapatos antes que la camiseta y los botines. Pero poco cambió con Pintita en el banco de suplentes: algunos destellos de buen fútbol como cuando dirigía en Racing, aunque nada pudo evitar la despedida en la Copa Argentina en semifinales. ¿El alivio entre tanto sufrimiento? Consiguió arañar la clasificación al repechaje de la Libertadores 2025.
En el balance final de los siete caras nuevas, puede decirse que solo una se quedó con la etiqueta de refuerzo, mientras que otros tres están a medias. Giménez respondió con goles y tanto Belmonte, Barinaga como Aguirre se fueron acoplando con el nuevo DT. ¿El resto? El hincha del Xeneize añora que sea el famoso periodo de adaptación ya que ninguno parece haber sido un acierto del Consejo de Fútbol.
De no anotar a los refuerzos en Sudamericana a la pelea de Romero con los socios
Por fuera de la parte deportiva, son los dos escándalos más grandes con Román como presidente de Boca y que, consecuentemente, debitaron su imagen como tal. Primero una "cuestión de diferencia horaria" entre Argentina y Paraguay imposibilitó realizar cambios en la lista de buena fe de la Copa Sudamericana, dejando a Medel, Belmonte, Giménez y Aguirre sin poder jugar ante Independiente del Valle.
"Hubo un temita con el tema de horarios. Estábamos convencidos de que podíamos presentar la lista a las 20 horas de Argentina y a las 19 de Paraguay. Y al final era antes, a las 18 de Paraguay. Mandamos el mail a las 19:43 de la tarde de acá. Conmebol se puso estricto", dijo el presidente.
Lejos de reconocer el error, apeló a una carta burocrática como escapatoria, una muestra fehaciente de lo que probablemente hoy sea su principal déficit: la falta de autocrítica. O, al menos puertas para afuera, no parece existir en estos tiempos en la Ribera. Los pibes del club terminaron salvando a Diego Martínez contra los ecuatorianos, aunque poco después Cruzeiro lo dejó en el camino.
El comunicado de Boca tras no anotar a los refuerzos en Sudamericana
El episodio de Chiquito fue una gota que rebalsó el vaso, que colmó la paciencia de los hinchas. Tras la pálida actuación contra un River alternativo, se esperaba que haya una reprobación desde las tribunas, pero no que uno de los jugadores se sintiera tocado como fue el caso del arquero y fuera hacia la platea a increparlos. "Me puteó con tantas ganas que me encontró", soltó el guardameta. Los recuerdos alegres en 2023 se fueron fugazmente con una sola acción.
No obstante, una cuestión que no debería haber tenido vuelta atrás solo quedó en una suspensión de dos partidos -el simpatizante involucrado con derecho de admisión- y la vuelta a la titularidad en otro par de ocasiones. La incompleta consolidación de Leandro Brey y el escándalo en plena Bombonera obligan al Consejo de Fútbol a buscar un nuevo guardián del arco.
Vélez, de enemigo a ser el "salvador" del año del Boca de Riquelme
El objetivo primordial del 2024 era volver a participar en la Libertadores y Boca se cansó de cerrarse las vías de acceso. Primero, al caer en semifinales de la Copa de la Liga con Estudiantes por los penales. ¿Mereció pasar? Sí, pero el fútbol no se deja de medir en resultados. Luego, al despedirse de manera prematura de la Copa Sudamericana ante Cruzeiro, también desde los doce pasos. ¿Ameritaba más? Sí, pero el rendimiento no es suficiente si no se es eficiente de los remates.
Del tercer método para clasificar al máximo certamen continental se despegó rápidamente, porque nunca estuvo cerca de pelear la Liga Profesional, sea por la extensa mala racha como visitante o la pérdida de algunos puntos absurdos en La Bombonera. Solo quedaba la Copa Argentina, pero el mejor equipo del año como lo fue Vélez le puso stop a la ilusión.
Un encuentro de semifinales que pasó del terror a la épica y viceversa en un corto lapso. Un primer tiempo que finalizó en desventaja, una segunda mitad con una expulsión sonsa -un tema a solucionar en los partidos importantes- y una remontada que no sirvió por variantes fallidas. El 4-3 final dejaba al Xeneize con la calculadora en la mano sobre el final del año.
La valoración de Riquelme por llegar a semifinales, sumado al "fue un partido divertido", generó una sensación de mediocridad para un club como Boca, que terminaba prendiendo velas para clasificar por la tabla anual. Justamente fue el Fortín quien le dio una mano al salir campeón del torneo local y liberar un cupo por el cual los de la Ribera se aseguraron participar desde el repechaje de la Libertadores, lo cual será un arma de doble filo por los rivales de jerarquía presentes y podría quedarse sin siquiera jugar la Sudamericana en caso de perder.
Primer año de gestión negativo y tres por delante para revertir la situación
La conclusión es que Riquelme estuvo lejos de tener un buen primer año como presidente de Boca, más bien lo contrario. Varios errores de manejo, poca autocrítica y la carencia de títulos (primera campaña desde 2016 que Boca no festeja) son los asteriscos principales en un 2024 gris que buscará olvidar rápidamente.
Se le destaca el estado de La Bombonera, la renovación de Cavani -goleador del 2024 y a quien él mismo convenció para venir- y su intervención en las tribunas de Rosario para que el duelo por Copa Argentina entre el Xeneize y Gimnasia no termine en tragedia. Poco más para el otrora 10 del Xeneize, quien tiene mandato por delante para revertir el descontento de los hinchas durante estos 12 meses. Para ello, será crucial que comience a dar en la tecla en los primeros desafíos que tiene por delante:
- 1-Mercado de pases: renovación del plantel y adquisición de refuerzos de jerarquía, a la altura de la institución. No más apuestas, sino que haya certezas. "Se van a divertir con el tema refuerzos...", adelantó Gago. Ya llegó Carlos Palacios, pero será necesario mucho más.
- 2-Pretemporada acorde: El entrenador realizó algunas sesiones para poner a punto físicamente a su plantel, con resultados casi inobjetables, como el caso de Rojo o Fabra. Seguirá la misma sintonía a partir del 2 de enero, pero con más tiempo para generar efectos y finalmente estampar su estilo.
- 3-Acceder a la fase de grupos: no debería haber otro tropiezo que complique nuevamente el año desde un principio. Boca debe sortear el repechaje. "La Copa Libertadores es mi obsesión, tenes que dejar el alma y el corazón" sonará de nuevo desde las tribunas.
- 4-Competir en todos los frentes: quedar a las puertas de nuevo no es opción. Se debe cortar con la sequía de títulos. Riquelme, conquistador de tantos como futbolista, lo sabe. Y también sabe que se le acortar el margen de error.