San Lorenzo no pega una: perdió ante Argentinos por un blooper de Romaña y sufrió la lesión de Cuello por un choque con un cartel de publicidad

En el segundo tiempo pudo empatar por intermedio de Muniain, pero tras una serie de rebotes la pelota dio en el palo; el DT Russo volvió a irse preocupado

Franco Tossi
La Nación
San Lorenzo, una vez más, sacó el pie de un acelerador que, de vez en cuando, lo hace avanzar despacio por todos los problemas que arrastra en su estructura. Es ganar para la alegría y nada más, pero no lo consigue. Pierde tiempos y lo paga caro: a Argentinos le bastó un gol en contra de Jhohan Romaña para quedarse con tres puntos clave en la anteúltima fecha de la Liga Profesional.

Dejarse llevar apenas por el vistazo rápido de una tabla que a ambos los ubicaba entre los seis peores equipos del campeonato, se trataría de un engaño. Al menos, de no analizar qué motivaciones (y obligaciones) podía esconder el duelo.

Iker Muniain trata de desequilibrar ante la marca de Alvarez
Iker Muniain trata de desequilibrar ante la marca de AlvarezFOTOBAIRES / JUAN MANUEL BAEZ

De por sí, el equipo de Miguel Ángel Russo ya era el ejemplo. Tan cierto que no tiene una meta que encontrar en estos últimos partidos como que cada compromiso representa en los jugadores la exigencia omnipresente del hincha que retumba fuerte en los oídos. Todos están señalados, salvo algunas excepciones como pueden ser el técnico (por ahora), Romaña e Iker Muniain. Y más aún cuando flota en el aire interno la temperatura alta por el reclamo de una deuda de varios meses: en un mal desempeño futbolístico como el de este 2024, el fanático no tiene piedad y son ellos los que les reclaman más esfuerzo.

¿Y en La Paternal? También sobra el descontento, pero en las aspiraciones había una mínima diferencia: debía ganar para tener posibilidades de participar de la próxima Copa Sudamericana desde la tabla anual. Después, la última jornada sería otra historia, entre la nueva necesidad de ganar y, sobre todo, la espera de cuatro resultados.

En efecto, algo debía pasar. Y vaya si pasó rápido. A San Lorenzo le vive saliendo todo tan al revés (por méritos propios, claro) que, después de hacer un muy buen partido en el Monumental ante River (1-1), pasó este lunes a hacer un pésimo primer tiempo. El espíritu dubitativo con el que salió a jugar y la forma hambrienta del “Bicho” forjaron que a los seis minutos se hiciera un gol solo.

¿Quién tuvo la desgracia? Romaña, uno de los futbolistas más aprobados por el hincha. Santiago Rodríguez lanzó un centro rasante y potente desde la izquierda que el colombiano quiso cortar, pero su puntín desvió la pelota hacia el primer palo de Gastón Gómez.

Todo es paradójico para el “Ciclón”. Habituado a correr en un campo de juego de más de cien metros de largo y unos 70 de ancho, en el apretado estadio Diego Armando Maradona todo le quedó largo. Es verdad: recibir tempranamente el golpe alteró todo. Sin embargo, también es una cuestión de estructura. San Lorenzo no se encuentra.

Los mediocampistas del local volvieron locos a los de la visita con apenas moverse sin pelota: siempre sobró alguien. Cuando la circulación iniciaba, fluía, era veloz y los vestidos de azulgrana corrían de atrás, con cierta diferencia física.

Incluso, lo planificado por Russo siguió rompiéndose prontamente por la insólita salida de Alexis Cuello, a los 26 minutos. Los carteles electrónicos tan cercanos a la línea del costado le generaron un corte fuerte en la nariz tras un cruce de Alan Lescano: el sangrado (sin fractura) llevó minutos y debió entrar Andrés Vombergar.

Santiago Rodríguez festeja el gol en contra de Romaña; de su centro vino el blooper del central de San Lorenzo
Santiago Rodríguez festeja el gol en contra de Romaña; de su centro vino el blooper del central de San LorenzoFOTOBAIRES / JUAN MANUEL BAEZ

Al descanso cada uno se fue con diferencias abismales en las sensaciones: Argentinos supo cuándo y cómo presionar alto para asustar, a la vez que entendió en qué momentos debía ordenarse y esperar; San Lorenzo, en cambio, jamás fue para adelante y jugó cómodo cuando miró para su arco y se refugió en sus centrales.

Miguel Russo, entonces, decidió romper con los tres zagueros para armar una línea de cuatro defensores y poner a Iván Leguizamón en el ataque: un 4-3-3 que hizo más dinámico el trámite, puso al conjunto de Boedo en campo rival y frenó bastante la intensidad del anfitrión, que no sufrió el empate por las situaciones que erraron insólitamente los de enfrente.

Cuello (28), centrodelantero de San Lorenzo, debió dejar el campo de juego en el primer tiempo por un corte que sufrió al chocar con un cartel de publicidad
Cuello (28), centrodelantero de San Lorenzo, debió dejar el campo de juego en el primer tiempo por un corte que sufrió al chocar con un cartel de publicidadFOTOBAIRES / JUAN MANUEL BAEZ

A los seis minutos, Vombergar no aprovechó un error del arquero Diego Rodríguez en una salida. Aunque la inexplicable sucedió 120 segundos después: el centro bajo del esloveno terminó en una definición forzada, pero abajo del arco, de Leguizamón que atajó de casualidad el “Ruso” y, tras el rebote, Malcom Braida se la dio rápido a Muniain que, también con el arco en su nariz, pateó y se topó con el palo. Algún cabezazo esporádico del N°9, uno que se perdió Nahuel Bustos sobre el final (también inexplicable) y nada más que la incomodidad que generó en Argentinos el cambio de dibujo.

Fue mucho mejor el segundo que el primer tiempo y Miguel Russo, aunque volvió a irse preocupado, deberá quedarse con las conclusiones de esa mitad para mejorar a un San Lorenzo que vive ciclotímico.


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