River - Boca, ante una ¿brecha insalvable?: qué les falta hoy para ir al Mundial de Clubes y competir con Inter y Bayern Munich
Ambos andan a los tropezones en la Liga Profesional 2024 y se ilusionan más con la Libertadores 2025; el trabajo por delante para Marcelo Gallardo y Fernando Gago de cara a la competencia que se realizará en los Estados Unidos
LA NACION, Christian Leblebidjian
En los hinchas de River y Boca, quizás este jueves había más curiosidad que expectativa en función del sorteo del Mundial de Clubes. Saben que su realidad hoy está lejos de ese mundo (primero desde lo económico, luego desde lo estructural y finalmente desde lo futbolístico) pero, al mismo tiempo, como alguna vez dijo Oscar Washington Tabárez, el fútbol es el deporte que más chances les da a los que menos la tendrían en la previa, antes de disputar un partido. El socio de los equipos más poderosos del fútbol argentino estuvo atento al sorteo, pero su prioridad está puesta más en la Copa Libertadores 2025. ¿El Mundial? Está lejos.
Por empezar, la brecha es tan amplia que ni River ni Boca hoy tienen su boleto asegurado a la Libertadores del año próximo. Ambos caminan a los tropezones en las últimas fechas de La Liga Profesional, tienen más urgencias para resolver desde las bases y el juego colectivo que desde los resultados propiamente dichos y finalizarán esta temporada con un entrenador diferente al que las había comenzado.
El Mundial de Clubes da mucho dinero y prestigio, pero en el caso de este último siempre y cuando River y Boca vayan a Estados Unidos y compitan bien. El Mundial de Clubes puede ser una gran vidriera y una mejor publicidad, pero... habrá que ver si lo que se expone es bueno o malo. Pueden ganar o perder en sus respectivos grupos, pero lo más importante será la imagen que den, si estarán a la altura del desafío desde lo que construyan tanto Marcelo Gallardo como Fernando Gago y sus jugadores en las pretemporadas, los entrenamientos y los partidos previos, también desde las herramientas que les brinden ambas dirigencias en materia de refuerzos.
Más que nunca las tres patas deberán estar alineadas para conseguir un buen funcionamiento que les dé el conducto para poder realizar un buen partido. Hoy River y Boca están lejos, muy lejos de esa realidad. Habrá bajas en los plateles, también altas. Será clave lo que hagan en los próximos meses para ver cuánto se pueden acercar.
No es casualidad que justo este miércoles, luego del empate de River ante San Lorenzo 1-1 en el Monumental, Gallardo haya dado uno de sus mensajes más duros como entrenador: “Hay una exigencia marcada en este club, y no estamos en la posición que queremos todos, entonces el descontento de los hinchas se entiende y hay que respetarlos. He nacido y me he criado en este club, y la exigencia de la gente siempre ha existido, fue así toda la vida. Si vos no lo aceptás, no podés estar acá. El que no esté a la altura de la exigencia, no podrá estar. El descontento se entiende. Yo he sido jugador y mi mentalidad ha sido pertenecer porque pone la vara alta, y a mí me encanta”.
El mensaje fue interno. Claro, fue la primera vez que un River de Gallardo fue silbado. Y si bien está claro que esa manifestación de reprobación no fue hacia el DT, todos los protagonistas en el mundo River saben que el Muñeco tiene su parte de responsabilidad en este flojo presente y más en lo que empiece a suceder con el equipo en los primeros días de enero de 2025.
Hoy el problema de River, desde lo futbolístico, es similar al de Boca: está en las bases, no sólo les cuesta proyectar cuál será el equipo que podrá construir para el año próximo sino también la columna vertebral, la base sobre la cual edificará ese equipo.
Gallardo les dio oportunidades a todos en este recorrido del segundo semestre. Algunos tuvieron más minutos, otros menos, pero tuvieron la chance todos. Y salvo Franco Armani (con atajadas descomunales en los últimos partidos), Germán Pezzella (hoy lesionado), Paulo Díaz (siempre y cuando siga y no se vaya al Monterrey de Demichelis), Acuña (hoy lesionado), todos los demás están en evaluación. Pity Martínez, una debilidad del DT y quien aportó chispazos diferentes con sus ingresos, todavía no se ve que esté para arrancar como titular.
Gago hace un curso acelerado en Boca porque tuvo mucho menos tiempo de trabajo, recién en diciembre y enero elegirá sus primeros refuerzos. Y tampoco Boca vislumbra hoy una columna vertebral sólida. De los puestos arquero, defensor central, volante central, enganche y 9, quizás sólo tiene a Edinson Cavani y Milton Giménez como eslabones confiables, con presente y futuro. Exequiel Zeballos, que está volviendo a tener ritmo y continuidad, podría ocupar uno de esos casilleros de titulares claves para 2025 pero todavía debe ganarse ese lugar, no lo tiene. Lo mismo puede ocurrir con Toto Belmonte, que tuvo la mala suerte de lesionarse cuando había empezado a despegar en el medio campo. Pero, por lo que se sabe, el entrenador xeneize pretenderá como refuerzos un arquero titular, un zaguero central, un 5 (Aníbal Moreno) y un volante ofensivo. La confirmación que la base no la tiene, que la debe encontrar.
Claro que llegarán refuerzos, tanto Jorge Brito como Juan Román Riquelme, presidentes de River y Boca presentes en el sorteo en Miami, buscarán darle a Gallardo y Gago incorporaciones que le den un salto de calidad a cada equipo, pero el impedimento económico siempre tiene un tope. Incluso para River y Boca. Y, de nuevo, estarán enfocados a un objetivo más terrenal como el protagonismo en la Copa Libertadores.
Sobre el Mundial de Clubes, Gallardo había dicho horas antes del sorteo: “Vamos a ser privilegiados de estar en esa competencia, pero el foco está en volver a entrenar a renovar cabezas porque tenemos que ganar el domingo, después vendrá lo siguiente”. Es una forma de refrendar, aunque con palabras elegantes, que las prioridades de River son otras, por más que pretenda ser el primero en trabajar y esforzarse para llegar de la mejor manera a la competencia de los Estados Unidos.
Así como la selección de Lionel Scaloni logró ser campeón del mundo casi sin competir en amistosos contra potencias europeas, ¿podría suceder algo parecido con River y Boca? Más difícil y complejo, pero no imposible. De todas formas, su vara estará en la Copa Libertadores. Hacía allí apuntarán ambos con la convicción de que, si logran llegar lejos en el torneo más importante del Continente Americano, más chances tendrán de “hacer lío” en el Mundial de Estados Unidos.