Mientras los rebeldes sirios avanzan hacia Homs, los aliados árabes de Bashar al-Assad lo instaron a dejar el país

La ofensiva encabezada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ha expuesto la debilidad del régimen alauita, cuya respuesta parece cada vez más insuficiente frente a la rápida pérdida de territorio

Infobae

La guerra civil en Siria ha experimentado un giro decisivo con la ofensiva relámpago de los rebeldes, quienes han logrado tomar varias ciudades claves en una rápida sucesión, lo que ha puesto en jaque el régimen de Bashar al-Assad después de más de una década de conflicto. Con Hama y Aleppo ya bajo control rebelde, la atención se centra ahora en la batalla por Homs, la última gran ciudad bajo control del gobierno en la ruta que conecta las áreas leales al régimen con la capital, Damasco.


El avance rebelde, encabezado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha expuesto las crecientes debilidades del régimen de al-Assad, cuya respuesta parece cada vez más insuficiente frente a la rápida pérdida de territorio. La caída de Homs, que tiene aproximadamente 800.000 habitantes, podría significar el colapso total del régimen, según el análisis de expertos como Jerome Drevon, del International Crisis Group, quien advirtió a The Wall Street Journal que “si Homs cae, no veo cómo el régimen puede sobrevivir”.
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Mientras las fuerzas del gobierno se reagrupan y bombardean las zonas al norte de Homs, buscando frenar el avance rebelde, al-Assad permanece en Siria, aunque con señales de debilitamiento. Según fuentes de seguridad sirias y funcionarios árabes, su esposa e hijos viajaron a Rusia, mientras que sus cuñados se trasladaron a los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Varios líderes árabes, incluyendo a funcionarios de Egipto y Jordania, han instado a al-Assad a abandonar el país y formar un gobierno en el exilio, en un intento por evitar una mayor desestabilización en la región.

La batalla por Homs y la respuesta internacional

Foto de archivo de un rebelde del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham en un vehículo militar en al-Rashideen, en la provincia siria de Aleppo (REUTERS/Mahmoud Hasano)
Foto de archivo de un rebelde del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham en un vehículo militar en al-Rashideen, en la provincia siria de Aleppo (REUTERS/Mahmoud Hasano)

La situación en Homs es crítica. La ciudad representa un nodo estratégico tanto para el régimen como para sus aliados internacionales, Rusia e Irán, quienes han sido pilares fundamentales para mantener a al-Assad en el poder desde 2015. La pérdida de la ciudad no sólo cortaría la vía terrestre hacia Líbano, un punto clave para las fuerzas iraníes y del Hezbollah, sino que también podría aislar al régimen de sus bases militares en la costa mediterránea.

El futuro de al-Assad está más incierto que nunca. Las presiones internacionales sobre su permanencia en el poder aumentan, con líderes árabes como los de los EAU y Qatar expresando su preocupación por el colapso inminente del régimen. Estas naciones han mostrado su apoyo al cambio de gobierno en Siria, lo que refleja una creciente desconfianza hacia la continuidad del liderazgo de al-Assad.

A pesar de los intentos del régimen de movilizar refuerzos y reorganizarse, los desertores dentro de las filas del ejército se han incrementado, lo que ha desmoralizado aún más a las fuerzas leales. A este panorama se suma el aumento de la influencia de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés), respaldadas por Estados Unidos, que han logrado expandir su control en el este del país, ocupando ciudades clave como Deir Ezzour y otras áreas desocupadas por las fuerzas del gobierno.

La respuesta de los actores externos

Un grupo de personas junto a un vehículo dañado, después de que los rebeldes liderados por el HTS hayan intentado aprovechar su rápida toma de Alepo en el norte y Hama en el centro-oeste de Siria para avanzar hacia Homs, en Hama (REUTERS/Mahmoud Hasano)
Un grupo de personas junto a un vehículo dañado, después de que los rebeldes liderados por el HTS hayan intentado aprovechar su rápida toma de Alepo en el norte y Hama en el centro-oeste de Siria para avanzar hacia Homs, en Hama (REUTERS/Mahmoud Hasano)

Rusia e Irán, quienes fueron cruciales para la supervivencia de al-Assad durante los momentos más críticos de la guerra, ahora enfrentan un dilema complicado. Ambos países han sido arrastrados a otros conflictos regionales, lo que limita su capacidad para intervenir con la misma intensidad que en el pasado. Según dijo Rim Turkmani, directora del Syria Conflict Research Program en la London School of Economics, a The Wall Street Journal, “hay grandes interrogantes sobre los dos pilares de apoyo del régimen: su base leal y el apoyo externo de Rusia e Irán”.

En respuesta a la creciente presión interna y externa, al-Assad ha solicitado ayuda militar a Turquía para frenar a los rebeldes, y ha buscado apoyo en términos de armas y servicios de inteligencia de países como Egipto, Jordania, Irak y los EAU, aunque hasta ahora ha sido rechazado.

El impacto en la población civil y el desmoronamiento del régimen

Tanques sirios destenidos (REUTERS/Mahmoud Hasano)
Tanques sirios destenidos (REUTERS/Mahmoud Hasano)

El avance rebelde ha tenido un impacto profundo en la población civil. A medida que las tropas del régimen retroceden, miles de civiles han huido de Homs por temor a represalias. Según informes de activistas y expertos en la región, las filas del ejército sirio se ven cada vez más desmoralizadas, con cientos de soldados desertando o uniéndose a los rebeldes.

Mientras tanto, el liderazgo de Hayat Tahrir al-Sham no oculta sus ambiciones de derrocar al régimen. En una entrevista reciente, su líder, Abu Mohammed al-Jawlani, aseguró que su objetivo es “acabar con el régimen” y que “todas las semillas de la derrota del régimen siempre han estado dentro de él”.

Las autoridades del régimen intentan mostrar resistencia, y funcionarios en Damasco aseguran que han reforzado sus posiciones en Homs para proteger la ciudad, a pesar de la creciente presión. La intervención de actores internacionales, como Israel, que recientemente atacó dos cruces fronterizos entre Líbano y Siria para cortar las rutas de contrabando de armas a Hezbollah, subraya la complejidad del conflicto y las tensiones regionales que continúan influyendo en el futuro de Siria.

El futuro del régimen de Bashar al-Assad sigue siendo incierto mientras los rebeldes avanzan y la comunidad internacional evalúa su respuesta a la amenaza cada vez mayor de una caída inminente.

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