Las dudas y sospechas detrás de la designación de Arabia Saudita como organizador del Mundial 2034
La sede fue confirmada con diez años de antelación cuando la propuesta tiene más maquetas que certezas. El “factor Mundial de Clubes” y los detalles que generaron suspicacias
Infobae
Arabia Saudita será la sede del Mundial 2034. La FIFA determinó este miércoles que Asia recibirá por tercera vez la Copa del Mundo, después de los torneos organizados en Corea del Sur y Japón en 2002 y Qatar en 2022. El país presentó una propuesta, enfocándose en cinco ciudades anfitrionas: Riad, Yeda, Jobar, Abha y Neom. El estadio internacional Rey Salman en Riad, con capacidad para 92.760 espectadores, será el escenario de la inauguración y la final del torneo. Así, luego de dos certámenes con sede compartida (Estados Unidos-Canadá y México 2026; y España-Marruecos, Portugal -además de los duelos inaugurales en Argentina, Uruguay y Paraguay- en 2030), la entidad regresó a una base única. Detrás de la designación, que desató una fiesta en el territorio ungido para recibir la cita máxima, afloraron las suspicacias por múltiples motivos, empezando porque se salteó el orden natural continental para beneficiar al flamante huésped...
Pero no es el único detalle llamativo en la nominación, en la que no hubo una puja: la adjudicación resultó directa. En octubre 2023, Arabia Saudita presentó los 15 estadios a utilizar en el torneo, de los cuales 11 no estaban construidos en ese momento y cuatro debían ser remodelados. La situación actual, al momento de recibir la designación, varió muy poco, más allá de la fastuosa presentación en el Congreso, que deslumbró por el lujo de los renders. Ocho estadios siguen en estado de maqueta, tres ya tienen su piedra basal y cuatro se hallan en proceso de renovación. De todos modos, con tanto aún por hacer, le alcanzó para que el informe de la auditoría le otorgara un puntaje de 4.2 sobre 5. A Estados Unidos-Canadá y México, con la estructura mucho más avanzada, le dio un 4. La puntuación media para Argentina, Paraguay y Uruguay, que celebrarán partidos del centenario en 2030, fue de 3.6 sobre 5.
Ahora bien, ¿cuál era el apuro para confirmar al organizador de 2034 y con tanto desarrollo del proyecto por concretarse? El Súper Mundial de Clubes 2025 y la inestimable ayuda que le ofreció Mohamed bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudita, a Gianni Infantino, titular de la FIFA, puede ser la llave para terminar de comprender la jugada.
Hace una semana, en Estados Unidos, se llevó a cabo el sorteo del Mundial de Clubes, una apuesta del máximo dirigente de la entidad que rige el fútbol a nivel planetario que encontró (y encuentra) resistencia en la UEFA. Es que en una agenda de por sí apretada, la competencia, que se desarrollará entre el 14 de junio al 13 de julio, acortará aún más las vacaciones de los futbolistas, que vienen demandando alivianar el calendario. Infantino prometió premios de alto impacto en el anzuelo para lograr adhesión a su plan. Incluso señaló que por derechos de TV iba a conseguir 4.000 millones de dólares.
Allí surgió Bil Salmán al rescate. Porque los rumores marcan que la plataforma de streaming DAZN pagará 1.000 millones de dólares por los derechos televisivos del Mundial de Clubes para trasmitirlo de forma gratuita a todo el mundo. El argumento de tan arriesgada apuesta es que puede recuperar el dinero con los nuevos clientes que se inscriban a partir de conocer la plataforma, más la venta de publicidad. Pero, para tamaña erogación, DAZN, de origen británico, contaría con ayuda de un inversor: el Public Investment Round (PIF), que casualmente es el Fondo Soberano Saudí, con el príncipe como titiritero.
La controversia alrededor de Arabia Saudita hace recordar a lo sucedido con Qatar. En 2010, la FIFA votó y designó dos sedes juntas para 2018 (Rusia) y 2022 (Qatar). Y se generó ruido mediático sobre todo en Inglaterra, que pujaba por albergar la cita. Sin embargo, la situación era distinta. La decisión de cerrar dos competencias juntas tuvo que ver con los antecedentes. La entidad había sufrido problemas organizativos y económicos con Sudáfrica y ya anticipaba situaciones similares con Brasil 2014. Por ende, buscó asegurarse dos plazas fuertes. Rusia aparecía como número puesto. Y el 2022 parecía corresponderle a Estados Unidos. Hasta que irrumpió Qatar, con las sospechas de sobornos a cuestas y el sismo interno en la sede de Suiza que luego derivó en el FIFA Gate.
Ahora, Arabia quedó en el ojo de la tormenta. Con un Mundial asegurado. Y un sinfín de dudas difíciles de resolver alrededor de la adjudicación.