Las consecuencias del éxito de los rebeldes en el derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad en Siria

La caída representa un evento dramático y tectónico no solo para Siria, sino para todo el Medio Oriente y, en cierta medida, para el equilibrio de poder global

Infobae

La caída del régimen de Al Assad dentro de los 12 días posteriores al inicio de la ofensiva rebelde, que avanzó desde su bastión en la región de Idlib, representa un evento dramático y tectónico, no solo para Siria, sino para todo el Medio Oriente y, en cierta medida, para el equilibrio de poder global.


Es importante destacar que la fecha en que los rebeldes iniciaron el ataque contra las fuerzas de Assad está directamente relacionada con el éxito de Israel en reducir significativamente la fuerza militar de Hezbollah en Líbano y en la propia Siria. Esto incluyó la eliminación de una parte importante del liderazgo militar y político de la organización, además de la firma de un acuerdo de alto el fuego con Líbano bajo condiciones difíciles para Hezbollah.

Simultáneamente, Israel debilitó y redujo el poder de los Guardianes de la Revolución iraní en Siria, quienes durante años habían operado contra Israel en colaboración con el régimen de Assad. De manera notable, durante la Batalla de Alepo, los rebeldes mataron a un comandante destacado de los Guardianes de la Revolución iraní, el general Kioumars Pourhashemi. La caída del régimen de Assad tiene impactos directos para Israel tanto a corto como a largo plazo.

Personas celebran la caída de Al Assad (REUTERS/Yamam Al Shaar)
Personas celebran la caída de Al Assad (REUTERS/Yamam Al Shaar)

Efectos positivos

En cuestión de días, los Guardianes de la Revolución iraní, las fuerzas de Hezbollah y las milicias chiitas proiraníes (iraquíes, afganas y pakistaníes) se vieron obligados a abandonar Siria, huyendo hacia Irak o Líbano.

La caída del régimen de Assad, el principal aliado de Irán en el mundo árabe desde 1980, marca la desintegración del “Eje de Resistencia” entre Irán, Siria y Hezbollah en Líbano, los actores principales de esta alianza. En esta etapa, esto impide que Irán utilice territorio sirio para atacar a Israel o para ayudar a Hezbollah en su recuperación.

La ruptura de la conexión terrestre directa entre Irán y Hezbollah a través de Siria debilita a la organización militar, económica y políticamente, especialmente en lo relacionado con su rearme con armas avanzadas. La posición de Hezbollah en Líbano también se ha visto debilitada, lo que permitirá que otras fuerzas sectarias actúen con mayor libertad y firmeza para cambiar la realidad política en el país, como en la elección de un nuevo presidente para el “País de los Cedros”.

Israel ha aprovechado el vacío militar creado en Siria realizando un doble movimiento en las últimas 48 horas:

  • Ataques aéreos extensivos contra infraestructuras militares significativas del ejército sirio, con el objetivo de deshabilitarlas o destruirlas. Los ataques se centraron en centros de producción de armas químicas, depósitos de misiles de largo alcance y bases aéreas sirias. También se atacaron aeropuertos, baterías de defensa aérea e institutos de investigación científica. La marina israelí destruyó una gran parte de las capacidades de la armada siria.
  • Operaciones terrestres del ejército israelí en la zona de amortiguamiento entre Israel y Siria, adoptando un enfoque de “defensa frontal” para prevenir amenazas a la frontera. Según informes, el ejército israelí ahora controla posiciones anteriormente ocupadas por el ejército sirio, desde el monte Hermón sirio hasta la región de Quneitra, además de nueve aldeas cercanas a la zona de amortiguamiento.

A nivel regional, la posición de Irán ha sufrido un duro golpe, lo que podría también afectar la estabilidad interna del régimen en Teherán.

A nivel global, la caída de Assad debilita a Rusia y pone en duda el uso de Siria como base naval y aérea rusa contra las fuerzas de la OTAN en el Mediterráneo oriental. Esto altera el equilibrio de poder global entre el eje Rusia-China-Irán-Corea del Norte y el eje occidental liderado por Estados Unidos.

Estados Unidos, que apoyó a Israel en su guerra contra Hamas en Gaza, contra Hezbollah en Líbano y contra Irán (que por primera vez disparó misiles balísticos y drones contra Israel), se beneficia de la caída del régimen de Assad, un aliado de Rusia y China. La pregunta es: ¿Cuál será la política de la nueva administración de Trump frente a los desafíos emergentes en la región?

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (MENAHEM KAHANA/Pool via REUTERS)
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (MENAHEM KAHANA/Pool via REUTERS)

Riesgos para Israel

Esto plantea la duda de si el nuevo régimen en Siria y las fuerzas que lo controlen estarán liderados por un régimen fundamentalista o islamista en Damasco que considere a Israel como un enemigo directo.

Por el momento, parece que Abu Muhammad al-Julani, cuyo nombre real es Ahmed Hussein al-Shara’, líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), intenta actuar con responsabilidad. Los rebeldes han designado a Muhammad al-Bashir (quinto primer ministro del Gobierno de Salvación de Siria en Idlib desde enero de 2024) para formar un nuevo gobierno sirio de transición que supervise las decisiones necesarias en el país.

Al-Julani, antiguo líder del Frente al-Nusra, que se definía como parte de al-Qaeda, atravesó muchos cambios durante la guerra civil, enfrentándose al Estado Islámico y fundando finalmente la coalición salafista Hayat Tahrir al-Sham. Desde hace tiempo, intenta establecer contacto con Occidente y presentarse con una imagen moderada, sin interés político más allá del cambio de régimen en Siria.

El futuro dirá hacia dónde conducirá al país.

Oportunidades

En mi opinión, la oportunidad más importante para Israel es establecer una alianza de minorías, principalmente con los drusos del sur de Siria, quienes durante el último año se enfrentaron con éxito al régimen de Assad mediante actividad política y social activa. También con los kurdos en el norte, quienes lograron establecer una región autónoma tras repeler al Estado Islámico entre 2014 y 2016.

Esta alianza podría constituir una barrera contra la posibilidad de que Irán y las fuerzas chiitas en Irak intenten regresar a Siria para recuperar influencia dentro del “nuevo” estado y asistir a Hezbollah.

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