Con el apoyo de Rusia, el régimen de Al Assad intensificó los bombardeos contra los rebeldes en el norte de Siria
Las fuerzas de la dictadura indicaron que el objetivo de los ataques aéreos es hacer retroceder a los insurgentes que arrasaron la ciudad de Alepo. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó que en estos cinco días de ofensiva murieron más de 400 personas
El ejército sirio y su aliado, Rusia, afirman que atacan los escondites de los grupos insurgentes y niegan haber atacado a civiles.
El sábado, aviones rusos y sirios bombardearon otras ciudades en la provincia de Idlib, que había caído completamente bajo control rebelde en el asalto rebelde más audaz desde hace años en una guerra civil en la que las líneas del frente se habían congelado en gran medida desde 2020.
Los insurgentes arrasaron la ciudad de Alepo, al este de la provincia de Idlib, el viernes por la noche, obligando al ejército a redesplegarse en el mayor desafío al presidente Bashar al Assad en años.
El ejército sirio declaró que decenas de sus soldados habían muerto en el ataque.
El domingo, el ejército dijo que había reconquistado varias ciudades que habían sido invadidas en los últimos días por los rebeldes. Los insurgentes son una coalición de grupos armados laicos mayoritarios respaldados por Turquía junto con Hyat Tahrir al Sham, un grupo islamista que es la fuerza militar más formidable de la oposición.
Hyat Tahrir al Sham está considerado grupo terrorista por Estados Unidos, Rusia, Turquía y otros países. Assad es un estrecho aliado de Moscú.
Además, en un acto simbólico que refleja el avance de los grupos rebeldes en la ciudad tras una ofensiva relámpago contra las fuerzas gubernamentales, hombres armados derribaron el sábado una estatua de Bassel al-Assad, hermano del dictador sirio.
Al menos 417 personas murieron, entre ellas 44 civiles, en los cinco días de ofensiva iniciada por las facciones islamistas respaldadas por Turquía en el noroeste de Siria, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG, cuya sede se encuentra en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno tanto en zonas dominadas por los insurgentes como las dominadas por Damasco, señaló que entre las víctimas civiles hay siete niños y cuatro mujeres.
Asimismo, murieron 219 miembros del Organismo de Liberación del Levante, un grupo islamista que lidera la coalición que inició esta ofensiva, así como 137 soldados del Ejército sirio, incluyendo cuatro oficiales.
Hasta el momento, ninguna de las partes ofreció un recuento de las bajas en sus filas, aunque el Ejército sirio ha admitido que algunos de sus soldados han muerto.
La rápida y sorpresiva ofensiva es una enorme vergüenza para el dictador Bashar al Assad, y plantea interrogantes sobre la preparación de sus fuerzas armadas. La ofensiva insurgente lanzada desde su bastión en el noroeste del país parecía haber sido planeada durante años. También se produce en un momento en que los aliados de Assad estaban preocupados por sus propios conflictos.
La guerra, que ha matado a cientos de miles de personas y desplazado a muchos millones, se ha prolongado desde 2011 sin un final oficial. Pero la mayoría de los combates importantes se detuvieron hace años después de que Irán y Rusia ayudaran al gobierno de Assad a hacerse con el control de la mayor parte del territorio y de las principales ciudades.