CHAMPIONS LEAGUE (FASE LIGA) | ATLÉTICO 3 - SLOVAN BRATISLAVA 1 / Griezmann pone calor; Julián, color

El Atlético gana en el Metropolitano a un Slovan que tuvo dos palos y recortó de penalti con un doblete del francés y un gol del argentino.

Patricia Cazón
As
La medicina cura el cuerpo y el arte, el alma. Por eso se pagan millonadas por cuadros, por esculturas y por futbolistas como Griezmann, que llegó al mundo con pincel y cincel en el pie. Uno de esos fichajes capaces de llenar una vida y una historia. Tantas heridas abiertas que dejó su marcha y menos mal que regresó. Come en la mesa y ahora acompañado de un Julián Alvarez que hizo su duodécimo gol con la rojiblanca en su partido 24. Sería antes de los dos de Griezmann, el primero ante un Slovan que no encontró el zapatito de cristal en el Metropolitano. Cenicienta llegó y Cenicienta se fue, antepenúltimo de esta Champions con liguilla. Julián puso el color. El calor en la tarde fría sería cosa de Grizi. Y que siga siendo primavera en el Metropolitano.


Los primeros diez minutos el Atlético utilizó al equipo esloveno como simple sparring mientras las piernas cogían temperatura. Un Atlético que empieza a tener uno de esos onces que se recitan de memoria. Salvo un retoque (Lino por Gallagher) era el mismo que el de la remontada al Sevilla y el 5-0 en Valladolid. Un once que, a los diez minutos, dio por terminado el calentamiento. Empezaba el juego. A los rojiblancos les bastó con presionar al Slovan para estallarle las costuras y abrirse las puertas al área de Takac de par en par.

La primera ocasión nació en una delicia (otra) de De Paul, que al llegar al área la pisó ante Medvedev, se la llevó y la centró suave hacia la cabeza de un Lino que aguardaba en el segundo palo. Le faltaría un palmo, o dos ColaCaos, para alcanzar en el salto. La segunda vez con peligro que asomó el Atleti por el área fue un minuto después y Lino llevaba la pelota en el pie. Primero encaró, después buscó a Julián. El argentino, que todo lo hace rápido, controló y, ante un bosque de rivales, se sacó de la diestra una rosca medida que voló hacia su lugar favorito en una portería contraria: la escuadra donde se acumulan las telas de araña. Las arrancó todas de golpe. El Atleti, vertical y equilibrado, se paseaba.

Si el mérito de los de Weiss ya era simplemente estar, haber superado cuatro rondas previas para alcanzar por primera vez los grupos de la Champions, llegaba con cinco partidos, cinco derrotas como losa y con la sexta se fue. Amparado más en el físico que en toque de balón, no quería sufrir demasiado, de ahí que saliera con esa línea de cinco atrás que el Cholo imitaba en defensa enviando a Lino al carril. Y, oye, si robaba el Slovan echaba a correr como lanzado en tirachinas hacia Oblak para lanzarle una moneda. Y a ver qué salía. El Atlético tras el gol levantó un poco el pie de tan superior que se vio. Al Slovan casi le sale cara tras una mala cesión de Galán que terminó con un trallazo de Barseghyan al larguero. El extremo armenio era el mejor de los de Weiss en Madrid y también su peor noticia en la noche: a la media hora pedía el cambio, lesionado. Aún sin él, el Slovan se seguiría rebrincando cada vez que el Atlético le regalaba un balón y metros para correr hacia Oblak.

Pudo incrementar Lino la distancia antes del descanso con una doble ocasión que desperdició, primero por cabecear al cuerpo de Takac y, después, por errar el rechace, pero sería Griezmann quien haría el 2-1 en el 42’. Un Griezmann que vuelve a ser Griezmann, un futbolista irrepetible, de los que se le habla a los nietos. El hilo que da forma al collar. La jugada comenzó en Barrios, que cada vez abarca más campo con De Paul. Llorente centró y el francés cabeceó a la red saltando sobre un Kashia que se lo puso fácil

Pero si en esta Champions cada gol cuenta, el partido regresaría con susto para el Cholo: Lenglet derribaba en el área a Strelec con un toquecito del que el VAR avisó. El árbitro lo revisó en la pantalla. Penalti. El propio Strelec lo marcó. A Grizi le tocaba aprovechar un mal chut de Koke para volver a besarse el escudo aunque rematase mordido. Gol. Su séptimo en cinco partidos. Después lo intentarían Julián dos veces, Lino y Giménez de cabeza pero ya no se movería el marcador. Ni siquiera cuando el Slovan volvió a toparse con el palo y el milagro del día de Oblak. Ese 3-1 como foto de las diez victorias seguidas y una pareja inolvidable, Julián y Grizi. Justifican un día, una entrada o el pasar frío en una grada. Son para la historia en grande. Y también sanan. Cualquier herida. Como un buen médico. 

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