Atalanta-Real Madrid / Pegada en el día clave

Un Madrid racheado salva la etapa alpina de Bérgamo y respira en la Champions. Mbappé marcó y se rompió. Vinicius y Bellingham, el mejor, remataron el triunfo blanco.

Luis Nieto
As
Nadie como el Atalanta para escribir un tratado sobre el Madrid. Cuatro partidos ha jugado contra él, y si echa cuentas, ha sido mejor durante un buen número de minutos en cada uno de ellos y los ha perdido todos. Nadie es más resistente a la adversidad que el equipo blanco, especialmente en la Copa de Europa, incluso en un año en que todo lo bueno se va en un pestañeo, en que todo es de cristal, desde los músculos de los futbolistas a la moral de Mbappé, abatido en el momento del despegue por una lesión. Fue un partido de cuatro estaciones en hora y media. Buen tiempo para el Madrid al principio y durante parte de la segunda mitad y temporal también en muchas fases con final feliz. Marcó Mbappé, anduvo listo Vinicius, aprovechó la noche Brahim y repitió milagros Courtois, pero el equipo es ahora propiedad de Bellingham, cuya mejor virtud es el sentido del deber.

Mbappé hizo así el 0-1.

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Mbappé hizo así el 0-1.MICHELE MARAVIGLIAEFE

Minuto y medio de juego. Brahim se alarga por la derecha, lanza a Mbappé y Carnessecchi le quita el gol. Una mano salvadora a un disparo sin ángulo. Algo más que una ocasión. El indicio de que el Madrid parecía quitarse el tapón, de que lo suyo es un deporte extremo. Minuto 10, misma historia, toma 2: el malagueño mete un balón interior al francés, que se prepara un control orientado de jaque mate y remata raso e imparable (0-1). Mbappé en versión Mbappé después de soltar lastre emocional en Canal+. Brahim, como en Girona, para dar la orden de abrir fuego. Y el Madrid campeón de regreso al pasado... durante quince minutos, para volver a lo de ahora: frío y calor a partes iguales.

Un partido abierto

Ancelotti no supo ni quiso contenerse con el convaleciente Vinicius, soldado universal que resulta un ejército en este Madrid. Así que, al 50%, le incluyó en este día D del invierno, de muchos inviernos, en un once de extrema seguridad: Tchouameni en lugar de Asencio, decisión de alta fidelidad, galones sobre ilusiones; Ceballos, por delante de Modric para un partido a todo gas, y Brahim antes que Rodrygo, por su mayor sacrificio en el repliegue. Tampoco tiene mucho más hasta que Güler le demuestre lo contrario. Así que el equipo quedó en un 4-2-3-1, con Bellingham como agente doble: mediapunta en ataque, interior izquierdo en defensa. Esa asimetría es el tributo de tener a Vinicius, jugador de un solo sentido.

Gasperini es un valiente patológico, cuyo plan no cambia en función del ránking del adversario. Esa presión al hombre desde el área del rival busca que todo suceda en campo contrario, el único territorio donde un equipo se encuentra fuera de peligro. La estrategia tiene mérito en sí misma, pero más en un italiano. Cuando empezó predicaba en el desierto, era un pingüino en el Sahara, el lunático de la Serie A. Ahora le ven como un entrenador de referencia que tiene líder a un equipo vendedor, la cuarta plantilla de la liga italiana. Para empezar, se guardó a su pichichi, Retegui, en el banquillo y colocó en punta Lookman, un jugador más rápido y menos posicional. Una invitación al partido abierto que les iba a los dos y al público. Marcha para el Atalanta, espacios para las gacelas del Madrid, ocasiones para deleite de la grada.

1-2. El 7 del Real Madrid aprovecha el fallo de su compatriota Éderson y finaliza dentro del área con disparo raso, cruzado y ajustado al palo largo de Marco Carnesecchi.
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Vinicius anotó así el segundo gol del Madrid.Spada/LaPresseLAPRESSE

El Madrid entró bien en un partido al pie de los Alpes, geográfica y metafóricamente, en noche fría y rival en cuesta. No era solo el gol, sino el plan, con balones largos al mejor Mbappé y a un Vinicius más discreto para desarmar a un equipo cuya cara B es la zaga. Un cuarto de hora inicial modélico que tuvo respuesta italiana. Pasado el shock, el Atalanta invirtió el sentido del partido y hasta de las ocasiones. Dos de De Ketelaere fueron anuladas por Rüdiger, defensa del año en el equipo de Ancelotti.

Cambio de viento

Marcaron un cambio de tendencia en el partido, porque el Madrid se vino atrás, dejó pasar su momento y el papel protagonista cambió de polo: desaparecieron Brahim y Mbappé, se agigantó Rüdiger. Mal dato para todos salvo para el alemán. Y en estas llegaron dos bofetadas: se rompió en Mbappé, lesionado del día (ábrase ya una comisión de investigación), en su mejor momento, y Tchouameni, hasta entonces impecable, le hizo un penalti tonto en el descuento de la primera mitad a Kolasinac. No falló De Ketelaere. 1-1.

Al partido llegó Rodrygo tan en frío como la noche, fuera de punto por su última lesión. No fue ni la sombra del Mbappé del comienzo en un Madrid sin el fuego inicial. El equipo andaba metido en el laberinto y, de pronto, le sacó de ahí un golpe de fortuna, un gol de retruque: Djimsiti despejó mal y el toque inesperado en De Roon se convirtió en criminal. Dejó a Vinicius solo ante Carnessecchi y el brasileño, un fantasma hasta entonces, resolvió con un disparo relámpago raso. No le dio tiempo al Atalanta a levantarse de la lona. En la jugada siguiente, Tchouameni, central por su bien, mandó un balón largo a Bellingham, de nuevo comandante supremo del Madrid, que se deshizo con un golpe de cadera de De Roon e hizo el tercero.

Bellingham dribla a De Roon y hace el 1-3.
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Bellingham dribla a De Roon y hace el 1-3. MICHELE MARAVIGLIAEFE

Empezó a vivirse una del oeste. A falta de poco más de media hora, Lookman, un demonio ‘neroazurro’, un figurón, metió el segundo del Atalanta, en maniobra calcada a la de Bellingham, y ya no hubo trincheras, sino cuerpo a cuerpo. A Rodrygo y Brahim se les fueron ocasiones claras que le hubieran evitado al Madrid el asedio final, con piernas nuevas ya en el Atalanta, mientras Ancelotti mantenía a once jugadores fatigados y arrinconados. A siete minutos del final llegó el refresco de Asencio y Modric, alistados en la resistencia. Con el agua al cuello y amarrado al tablón de Courtois llegó el Madrid a la orilla después de recibir veinte tiros y salir ileso. Su reconstituyente es la clasificación (18º puesto), ahora con menos números rojos.

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