Una estudiante de universidad descubre un planeta “recién nacido” que desafía la ciencia
Los planetas que hasta ahora se habían descubierto orbitaban alrededor de estrellas con un mínimo de diez millones de años, mientras que el sistema descubierto solo tiene tres
Nel Gómez
Si imagináramos la Tierra como un adulto de 50 años, la edad del TIDYE-1b sería la de un bebé de dos semanas, algo que puede ser un gran hallazgo ya que permitirá en un futuro comprender cómo evolucionan los planetas formados más recientemente. La responsable ha sido Madyson Barber, una estudiante de posgrado de la Universidad de Carolina del Norte, que figura además como principal autora del artículo.
Un disco imposible de traspasar
Barber observó “ligeras caídas” en la luz de la estrella que conforma este sistema, algo provocado por el paso de un planeta, lo que ‘tapaba’ una parte de su luminosidad. A través de este fenómeno, conocido como tránsito planetario, se descubren la mayoría de planetas externos a nuestro sistema solar. El problema es que, en esta ocasión, la estrella parecía demasiado joven como para poder contar ya con mundos propios.
Hasta ahora los planetas más jóvenes habían sido descubiertos alrededor de estrellas entre 10 y 40 millones de años. Los sistemas solares que acaban de nacer siempre cuentan con un disco de polvo -protoplanetario- que gira alrededor del centro, del que luego se van creando los diferentes cuerpos celestes detectables con el telescopio. De este modo, hasta esos primeros 10 millones de años, era muy difícil que los telescopios lograran percibir lo que ocurre en el interior del sistema, entre la estrella y el disco.
En declaraciones a la agencia de noticias Reuters, el coautor del estudio, el astrónomo Andrew Mann, explica que, en realidad, “no sabemos cuánto tardan en formarse los planetas”. La Tierra, por ejemplo, tardó entre 10 y 20 millones de años en formarse. “Sabemos que los planetas gigantes deben formarse más rápido de lo que se disipa su disco, porque necesitan mucho gas. Pero los discos tardan entre cinco y diez millones de años en disiparse”.
Barber opina que este hallazgo permitirá comprender mejor “cómo es esa formación y evolución” de los sistemas más jóvenes, “para entender mejor cómo se formó nuestra propia casa”. Por ejemplo, ¿cómo se formará la atmósfera de este planeta tan joven?¿Seguirá creciendo? “Los planetas generalmente se forman a partir de un disco plano de polvo y gas”, señala Mann, “pero aquí, el disco está inclinado, desalineado tanto con el planeta como con su estrella, un giro sorprendente que desafía nuestra comprensión actual de cómo se forman los planetas”.