Una Comisión del Congreso de Estados Unidos pidió mayores restricciones en la relación comercial con China

En medio de las promesas de Trump de imponer aranceles del 60% a los bienes del gigante asiático, un grupo de legisladores instó al Gobierno a revisar las condiciones del vínculo y priorizar los intereses nacionales

Entonces, la decisión, aprobada por el Legislativo estadounidense, buscaba una integración en la economía mundial y una prosperidad que pudiera conducir a una liberalización política de China. Sin embargo, nada de ello ocurrió, sino que solo contribuyó al rápido crecimiento de Beijing en la materia, algo que muchos en Washington ven ahora como algo perjudicial para los intereses nacionales.

Es por ello que los expertos recomiendan reintroducir revisiones anuales de estas prácticas para favorecer, así, a Estados Unidos, por medio de una mayor influencia y una mejor posición para afrontar los “comportamientos comerciales desleales” de Xi Jinping.

La medida busca priorizar los intereses nacionales por sobre decisiones tomadas décadas atrás, que benefician a China (REUTERS)
La medida busca priorizar los intereses nacionales por sobre decisiones tomadas décadas atrás, que benefician a China (REUTERS)

“Esta medida supondría un cambio hacia una política comercial más enérgica destinada a proteger a las industrias y los trabajadores estadounidenses de la coerción económica”, se lee en una de las nueve páginas de recomendaciones del informe.

Las sugerencias se introdujeron luego de que, en el último tiempo, los políticos estadounidenses impulsaran otras medidas que buscan contrarrestar la influencia china.

En septiembre de este año, un grupo de senadores republicanos, entre ellos Marco Rubio, presentó un proyecto de ley que, ya entonces, pedía poner fin a esta relación comercial normal permanente. “Dar a la China comunista los mismos beneficios comerciales que damos a nuestros mayores aliados fue una de las decisiones más catastróficas que nuestro país ha tomado”, dijo entonces.

Asimismo, estas iniciativas se dan en la antesala del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca que, según sus discursos de campaña y con el antecedente de su primer Gobierno, muy probablemente desencadene una nueva guerra comercial con el gigante asiático.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría, muy probablemente, desencadenar una nueva guerra comercial con China (REUTERS)
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría, muy probablemente, desencadenar una nueva guerra comercial con China (REUTERS)

De hecho, Rubio, quien fue elegido para liderar la Secretaría de Estado por su oposición ideológica al comunismo y su postura de línea dura respecto a China, entre otros, apuntó que “el déficit comercial de nuestro país con China se cuadruplicó con creces y exportamos millones de empleos estadounidenses”, por lo que “poner fin a las relaciones comerciales normales con China es una obviedad”.

Por otro lado, durante su campaña, Trump prometió imponer aranceles del 60% a los productos chinos que ingresen en el país, con el objetivo de seguir reduciendo el déficit comercial y revertir, así, la manipulación de las reglas comerciales de Xi.

“America First”, solía repetir el empresario en sus mítines al referirse a este tema.

Inclusive, el pasado sábado, Mauricio Claver-Carone, asesor del equipo de transición del republicano, sugirió extender el arancel a todos los productos que pasen por el nuevo puerto de Chancay, en Perú, que fue construido con capitales chinos y favorece su presencia y control en la región.

“Cualquier producto que pase por Chancay o cualquier puerto de propiedad o controlado por China en la región debería estar sujeto a un arancel del 60%, como si el producto fuera de China”, dijo en una entrevista a Bloomberg, en la que explicó que, con esta medida, se pondría fin al transbordo, una práctica que permite a Beijing que sus bienes se comercien con aranceles más bajos.

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