Portavoz ideológico y con un vínculo profundo con Irán: quién es Naim Qassem, el nuevo líder de Hezbollah
El politólogo Ely Karmon explicó, junto con el fallecido Hassan Nasrallah, ayudó a transformar al grupo terrorista libanés de una milicia insurgente en una poderosa entidad político-militar con influencia en toda la región
Nacido en Beirut en 1953, Naim Qassem proviene de una familia chií con raíces en Kfar Fila, una aldea cercana a la frontera con Israel. Comenzó su activismo político en el Movimiento Amal, un grupo chií libanés, pero se distanció de este tras la Revolución Islámica de Irán en 1979. Movido por su apoyo al liderazgo religioso iraní, participó en las reuniones fundacionales que dieron vida a Hezbollah en 1982, con el respaldo directo de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Durante años, Qassem ha ocupado el cargo de secretario adjunto, una posición desde la cual ha sido responsable de tareas críticas. Aunque nunca fue miembro del parlamento libanés, coordinó las actividades parlamentarias de Hezbollah y gestionó aspectos de su sistema educativo, áreas en las que dejó una marca profunda. Según Karmon, su liderazgo ha sido especialmente visible en la gestión de la imagen pública del grupo. “Fue el rostro de Hezbollah en temas no militares, y uno de sus portavoces más elocuentes”, añade el experto.
Un aspecto simbólico de su figura es su distintivo turbante blanco, que lo diferencia de Nasrallah y otros líderes como Hashem Safieddine, quienes usaban turbantes negros en señal de su linaje como descendientes del profeta Mahoma. Esto resalta la jerarquía religiosa dentro de Hezbollah, aunque no minimiza su influencia o autoridad.
Además de sus responsabilidades administrativas, Qassem es autor de varias publicaciones, siendo la más conocida Hezbollah desde dentro, un libro que ha sido traducido a múltiples idiomas y proporciona una visión detallada de la estructura interna y la filosofía de la organización terrorista. “Su habilidad para articular la visión del grupo ha sido fundamental para mantener la cohesión ideológica”, señala Karmon. Ha dado numerosas entrevistas, utilizando estas plataformas para fortalecer la narrativa de resistencia y justificar las acciones de Hezbollah tanto en Líbano como en los conflictos regionales.
La relación entre Hezbollah y el régimen iraní es un tema recurrente en el análisis de Karmon, quien describe a Qassem como un líder profundamente vinculado a Teherán. “Es imposible entender a Qassem sin mencionar el respaldo de Irán. Hezbollah no es solo un actor local; su existencia y operatividad están estrechamente ligadas al apoyo financiero y militar iraní”, explica. Esta simbiosis quedó en evidencia cuando el general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds iraní, colaboró estrechamente con Nasrallah durante la guerra de 2006 contra Israel y pasó semanas en búnkeres subterráneos planificando estrategias.
A pesar de este apoyo, el nuevo líder enfrenta un panorama complicado. Internamente, Hezbollah está bajo presión debido a la crisis económica de Líbano y las demandas internacionales para su desarme. Karmon destaca que la posición de Qassem se ve aún más complicada tras la muerte de Hashem Safieddine, otro líder clave, lo que dejó un vacío de liderazgo. “Las muertes de Safieddine y Nasrallah en un corto período de tiempo han debilitado la estructura de mando de Hezbollah”, advierte el experto.
En su primer discurso como líder, Qassem dejó claro que no habrá un cambio en la dirección de Hezbollah. “Continuaremos el camino de Nasrallah”, afirmó, reforzando el compromiso con la “resistencia islámica” y alineando sus políticas con las de Irán. Para Karmon, esta postura es indicativa de un intento por mostrar fuerza y determinación, aunque Hezbollah enfrenta una creciente presión tanto desde dentro como desde fuera de Líbano.
Las operaciones israelíes en el sur del país continúan desmantelando redes de túneles y destruyendo arsenales avanzados, lo que complica aún más el contexto en el que Qassem deberá operar. Además, las negociaciones mediadas por Estados Unidos sobre un posible alto el fuego parecen poco prometedoras, en parte debido a la insistencia de la oposición cristiana y suní en la implementación de resoluciones de la ONU que exigen el desarme de Hezbollah.
¿Qué futuro le espera a Naim Qassem? El riesgo de un ataque israelí directo sobre Qassem es alto, según Karmon, quien destaca que, incluso en Líbano, algunos lo llaman ya “el Shahid vivo”. “Si los iraníes deciden intensificar el conflicto, como sugieren algunos informes, la posición de Qassem será aún más precaria”, advierte. La relación entre Hezbollah y Teherán podría verse puesta a prueba en los próximos meses, especialmente con las elecciones estadounidenses en el horizonte y las incertidumbres sobre la política exterior futura.