La adversidad levanta al Madrid

El equipo blanco deja el mejor partido del curso el día en que se rompieron Rodrygo, Lucas Vázquez y Militao, este de gravedad. Exhibición y hat-trick de Vinicius. Estreno goleador de un gran Bellingham y buen debut de Asencio.

Luis Nieto
As
No hay un día de felicidad completa para el Madrid en el curso. Ni siquiera cuando volvió a ser el Madrid emperador que conoció el mundo el año pasado con una victoria contundente ante Osasuna magníficamente aderezada: el buen debut del central del Castilla Asencio, una versión imparable de Vinicius, algunos brotes verdes de Mbappé, patito feo hasta ahora, y el primer gol de Bellingham, que ofreció el brillo y la llegada de aquellos días de gloria de su primer año. El resto quedó registrado en el parte de guerra, con tres caídos: Rodrygo y Lucas Vázquez, con lesiones musculares, y Militao, con la rodilla derecha quebrada. Sus gestos y sus antecedentes provocaron una inquietud extrema. De Osasuna solo pudo decirse que no quiso molestar, ni antes ni después de la cadena de desdichas blancas.


Definitivamente, el Madrid de esta temporada es un caso clínico. En un partido servido para la reconciliación, antes del final de la primera parte había perdido a Rodrygo, por un problema en el recto femoral; a Militao, gravísimamente lesionado con una rotura del cruzado en su rodilla derecha (hace más de un año sufrió la misma lesión en la izquierda), y a Lucas Vázquez (aguantó hasta el descanso con un aductor averiado para no agotar la tercera ventana de cambios). Antes de las tres de la tarde al Madrid le quedaban solo tres defensas sanos: Rüdiger y los laterales izquierdos, Fran García y Mendy. El parón requerirá un estudio de mercado inmediato.
Vinicius abrió así el marcador.
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Vinicius abrió así el marcador.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Fueron tres jarros de agua helada sobre un equipo que hasta ese momento había ofrecido una tímida disculpa al Bernabéu. Un punto más de control, menos desatenciones defensivas, más ritmo en la circulación. Todo sin exageraciones y sin demasiadas llegadas hasta el gol de Vinicius, pasada la media hora, que descorchó el champán. El brasileño recibió de Bellingham, pisó el área, recortó a Catena, definió por el primer palo y fue a abrazarse con Ancelotti, el hombre que 24 horas antes le señaló como el elegido para marcar las diferencias. El gol alivió el luto.

Asencio cae de pie

Ancelotti había cambiado muy levemente el equipo. En realidad, no hay mucho margen de maniobra en el Madrid. Pocos futbolistas y muchos galácticos intocables evitan cualquier tentación revolucionaria en el entrenador, que tampoco es de volar de palo a palo. Así que la cosa quedó en dos cambios, Camavinga por Tchouameni y Rodrygo por Modric, y la vuelta al 4-3-3, que ha sido la suerte natural de este Madrid con Zidane y con Ancelotti. Luego, sobre la marcha, se vio obligado a improvisar: Valverde, de lateral derecho; Modric, para completar el centro del campo; Brahim, como tercer punta, y el central del Castilla Raúl Asencio, obligado a debutar en una situación extremadamente precaria.

Bellingham salva a Herrera con una vaselina para hacer el 2-0.
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Bellingham salva a Herrera con una vaselina para hacer el 2-0.JAVIER GANDULDiarioAS

Y en ese escenario apareció la mejor versión del equipo, como si solo la adversidad le hiciera espabilar. El despegue definitivo comenzó con un pase de 70 metros de Asencio para plantar a Bellingham ante Herrera, al que batió con una estupenda vaselina. Dos alegrías en un solo gol: el buen estreno de un canterano, sobre el que se centró el festejo, y el primer tanto del inglés, que ya estaba jugando estupendamente y que recibió el regalo como un ansiolítico. De ahí al descanso se vio al Madrid campeón, con Mbappé participando dentro y fuera del área y con el centro del campo y los laterales empujando. Camavinga y el propio Bellingham tuvieron el tercer tanto en sus botas ante un Osasuna silenciado en ataque y desbordado en defensa.

El equipo de Vicente Moreno es el norte del fútbol del norte con dos puntos de sal, Aimar Oroz y Bryan Zaragoza, un futbolista de barrio, según se autodefine. El mejor de muchos barrios, cabría precisar. No aparecieron en todo el partido, y menos aún Ante Budimir, el ejército del aire de esta Liga, el jugador que gana más balones por arriba. No le llegó ni uno.

Asistente Lunin

A favor de marcador todo mejoró en el Madrid. Para empezar, la presión tras pérdida, probablemente la más ambiciosa en lo que va de temporada. La segunda parte se jugó casi íntegramente en terreno rojillo. A Mbappé, además, le concedieron Ancelotti y Vinicius el beneficio de la banda izquierda, su territorio de caza. Desde ahí le dio un gran pase a Vinicius, que este estropeó con un remate cruzado, y desde ahí inició un eslálom gigante que casi sobre la línea del área cortó Catena con una zancadilla destemplada.

Lunin, felicitado por sus compañeros por el pase del 3-0.
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Lunin, felicitado por sus compañeros por el pase del 3-0.JAVIER GANDULDiarioAS

En el Madrid de la segunda mitad se apreciaron de verdad los ejercicios espirituales de la semana. El equipo se convirtió en un vendaval cuando ni siquiera lo necesitaba. Fue una autoimposición sacar la mejor nota en este test de estrés, de Lunin a Vinicius. En sentido literal, porque el tercer gol salió de un pase de media volea del ucraniano al brasileño cuando todo Osasuna menos Areso había subido a rematar un córner. La felicitación a Lunin fue clamorosa. Vinicius completó su hat-trick después de que Brahim le robara la cartera a Boyomo, síntoma de que todos estaban implicados sin balón. Ancelotti le retiró, junto a Bellingham, a un cuarto de hora del final para que el Bernabéu le obligara a desmonterarse. También para que Arda Güler y Endrick volvieran a la vida tras un mes en blanco. Vista la cadena de desdichas de la plantilla nadie se atreve a decir que no serán relevantes. Quién sabe si ya desde Anfield.

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