La adversidad levanta al Madrid
El equipo blanco deja el mejor partido del curso el día en que se rompieron Rodrygo, Lucas Vázquez y Militao, este de gravedad. Exhibición y hat-trick de Vinicius. Estreno goleador de un gran Bellingham y buen debut de Asencio.
Fueron tres jarros de agua helada sobre un equipo que hasta ese momento había ofrecido una tímida disculpa al Bernabéu. Un punto más de control, menos desatenciones defensivas, más ritmo en la circulación. Todo sin exageraciones y sin demasiadas llegadas hasta el gol de Vinicius, pasada la media hora, que descorchó el champán. El brasileño recibió de Bellingham, pisó el área, recortó a Catena, definió por el primer palo y fue a abrazarse con Ancelotti, el hombre que 24 horas antes le señaló como el elegido para marcar las diferencias. El gol alivió el luto.
Asencio cae de pie
Ancelotti había cambiado muy levemente el equipo. En realidad, no hay mucho margen de maniobra en el Madrid. Pocos futbolistas y muchos galácticos intocables evitan cualquier tentación revolucionaria en el entrenador, que tampoco es de volar de palo a palo. Así que la cosa quedó en dos cambios, Camavinga por Tchouameni y Rodrygo por Modric, y la vuelta al 4-3-3, que ha sido la suerte natural de este Madrid con Zidane y con Ancelotti. Luego, sobre la marcha, se vio obligado a improvisar: Valverde, de lateral derecho; Modric, para completar el centro del campo; Brahim, como tercer punta, y el central del Castilla Raúl Asencio, obligado a debutar en una situación extremadamente precaria.
Y en ese escenario apareció la mejor versión del equipo, como si solo la adversidad le hiciera espabilar. El despegue definitivo comenzó con un pase de 70 metros de Asencio para plantar a Bellingham ante Herrera, al que batió con una estupenda vaselina. Dos alegrías en un solo gol: el buen estreno de un canterano, sobre el que se centró el festejo, y el primer tanto del inglés, que ya estaba jugando estupendamente y que recibió el regalo como un ansiolítico. De ahí al descanso se vio al Madrid campeón, con Mbappé participando dentro y fuera del área y con el centro del campo y los laterales empujando. Camavinga y el propio Bellingham tuvieron el tercer tanto en sus botas ante un Osasuna silenciado en ataque y desbordado en defensa.
El equipo de Vicente Moreno es el norte del fútbol del norte con dos puntos de sal, Aimar Oroz y Bryan Zaragoza, un futbolista de barrio, según se autodefine. El mejor de muchos barrios, cabría precisar. No aparecieron en todo el partido, y menos aún Ante Budimir, el ejército del aire de esta Liga, el jugador que gana más balones por arriba. No le llegó ni uno.
Asistente Lunin
A favor de marcador todo mejoró en el Madrid. Para empezar, la presión tras pérdida, probablemente la más ambiciosa en lo que va de temporada. La segunda parte se jugó casi íntegramente en terreno rojillo. A Mbappé, además, le concedieron Ancelotti y Vinicius el beneficio de la banda izquierda, su territorio de caza. Desde ahí le dio un gran pase a Vinicius, que este estropeó con un remate cruzado, y desde ahí inició un eslálom gigante que casi sobre la línea del área cortó Catena con una zancadilla destemplada.
En el Madrid de la segunda mitad se apreciaron de verdad los ejercicios espirituales de la semana. El equipo se convirtió en un vendaval cuando ni siquiera lo necesitaba. Fue una autoimposición sacar la mejor nota en este test de estrés, de Lunin a Vinicius. En sentido literal, porque el tercer gol salió de un pase de media volea del ucraniano al brasileño cuando todo Osasuna menos Areso había subido a rematar un córner. La felicitación a Lunin fue clamorosa. Vinicius completó su hat-trick después de que Brahim le robara la cartera a Boyomo, síntoma de que todos estaban implicados sin balón. Ancelotti le retiró, junto a Bellingham, a un cuarto de hora del final para que el Bernabéu le obligara a desmonterarse. También para que Arda Güler y Endrick volvieran a la vida tras un mes en blanco. Vista la cadena de desdichas de la plantilla nadie se atreve a decir que no serán relevantes. Quién sabe si ya desde Anfield.