Etcheverry: “Me encanta la personalidad que tiene esta Selección”
El “Diablo” habló con Visión 360 del actual momento que tiene el equipo que dirige Óscar Villegas en la Eliminatoria mundialista.
¿Qué recuerda de aquel empate histórico en Guayaquil?
Fue un día histórico, recuerdo cada detalle, el viaje, el retorno; además, tengo grandes momentos en ese estadio porque me tocó jugar con el Barcelona de Ecuador, donde salí campeón en 1997.
¿Cómo fue la previa de aquel partido con Ecuador?
Fue un día bastante intenso, un día de mucha ansiedad y nervios. En esa jornada se jugaba también en Brasil, que tenía su partido de local contra Uruguay; éramos las tres selecciones que estábamos peleando por esos lugares para llegar al Mundial de 1994. Fue la noche de Romario contra Uruguay y la noche del gol que hace William (Ramallo) en el estadio de Guayaquil.
Nosotros teníamos la ventaja de que jugábamos muy bien de visitante o de local; siempre manteníamos la misma idea, teníamos una gran Selección, entonces fue un día intenso.
¿Por qué no jugó de entrada en esa última fecha?
Yo sufrí una lesión contra Brasil en el 6 a 0, que me costó recuperar, fue algo muy raro. Pasaron muchas cosas, tengo muchas anécdotas sobre esa lesión y no llegué a recuperarme de la manera que yo quería. Para el partido contra Ecuador el profesor Azkargorta me metió faltando pocos minutos para el final, pero dentro de la cancha me di cuenta de que no estaba al 100%. Lo que más recuerdo es estar yendo a marcar a un jugador con esperanza de escuchar el pitido final y fue lo que pasó, que eso no lo olvido nunca.
En aquel juego Azkargorta puso a jugadores que no habían tenido muchos minutos como Sergio Rivero (+), Modesto Soruco o Mario Pinedo, ¿era para que corrieran?
Es que todos los jugadores estaban muy bien preparados, cada uno sabía su función, sabíamos cómo defender, sabíamos qué hacer cuando estábamos en ataque; era un equipo honestamente que jugaba de igual a igual con cualquiera, podíamos recibir goles, como los seis con Brasil, pero existía una idea futbolística y esa generación marcó en la historia del fútbol, porque imagínate, yo nomás llevo 20 años de retirado del fútbol y yo tengo entrevistas cada partido de la Selección. Ahora que nos toca con Ecuador tengo muchísimas entrevistas ya programadas.
Una vez cumplido el objetivo de clasificarnos, la ansiedad era volver ya no más a La Paz, a Bolivia, para abrazarse con la gente. ¿Recuerda cómo fue el viaje de retorno?
El viaje de retorno fue increíble, hay imágenes, videos, la locura, y yo voy a ser honesto. Personalmente no recuerdo haber pensado mucho, esto es lo máximo, aquí se me acabó mi vida, es decir, lo disfruté al máximo, pero también pensaba que como futbolista era mi obligación conseguir ese objetivo. Yo lo viví como una felicidad de un partido ganado.
¿Un recuerdo inolvidable de esa jornada?
Me acuerdo muy bien cuando el avión toca la pista del aeropuerto de El Alto, ahí recuerdo que con Erwin Sánchez nos abrazamos. En ese momento sí fue mi mayor felicidad haber tocado tierra en Bolivia y llorar, llorar hasta que paró el avión, desde que golpeó en la pista hasta que paró el avión.
¿Por qué lloraron?
Porque juntos empezamos muy niños en la Academia Tahuichi, a pesar de que los dos ya habíamos jugado un mundial juvenil, nos tocaba llegar a la máxima expresión del fútbol que es jugar una Copa del Mundo.
¿Con el paso de los años cobró valor esa clasificación?
Cuando empezó la pandemia y buscaba cómo pasar el tiempo, miré mucho fútbol, hasta lo del Mundial 94, yo no sabía por quién había entrado contra Alemania, por lo menos no me acordaba, creo que lo más hermoso era ver feliz a la gente, nosotros terminábamos los partidos y nos íbamos a cenar al hotel a ver qué pasaba, desde Pando hasta Potosí, qué era lo que estaba sucediendo con la gente en las calles, en las plazas, en las alcaldías, gobernaciones, puntos de encuentro, era algo hermoso, eso sí yo lo disfrutaba más honestamente, porque nosotros le ganamos a Brasil quebrándole un récord de partidos invicto que tenía en eliminatorias.
Bolivia juega el 14 de este mes ante Ecuador en Guayaquil. ¿Cómo es jugar en esa ciudad?
Un estadio gigante, hermoso, pero a la vez un escenario difícil, que esta vez va a estar repleto de seguidores ecuatorianos. En 1993 solamente habíamos los bolivianos en el estadio y la familia de los jugadores de Ecuador, éramos muy pocas personas; ahora va a ser un clima súper diferente, Ecuador juega muy bien, tiene la mayoría de sus jugadores en Europa o en ligas a nivel súper competitivo; ellos van avanzando de a poco, van muy bien, enfrentaremos a una gran selección; pero creo que también de igual manera los muchachos de la Selección están muy ilusionados y motivados.
¿Cuatro puntos en estas dos fechas nos pueden acercar más al objetivo?
Imagínense sacar un empate y volver a ganar el 19 en casa; estamos hablando de cuatro puntos más que estaríamos acariciando de a poquito llegar al Mundial. Entonces los muchachos tienen que darse íntegros, dependen solo de ellos.
¿Qué le llamó la atención de la actual Selección?
Bolivia tiene una nueva camada con mucha juventud, muy ilusionada, grandes jugadores que me ha encantado la personalidad que tienen; pero sí, no es fácil, ellos lo saben, tienen que decir: “Hoy me voy a matar, voy a entregar todo, voy a dejar todo en la cancha; si me ganan es porque ellos también han hecho gran trabajo, pero que yo voy a entregar todo; sí, voy a entregar todo para hacer una buena participación con Ecuador”.
En este grupo destaca el equipo, pero le quiero preguntar sobre Ramiro Vaca y Miguel Terceros, ¿qué le han parecido?
Voy a contarles algo sobre Ramiro Vaca. Yo estaba dirigiendo la Sub-15 para ir a un torneo representando a Bolivia, estaba haciendo pruebas en todo el país y me tocó ir al Chaco; hago una presentación en Villamontes, convocó jugadores Sub-15 para poder observarlos y tuvieron como sparring al club Quebracho y veo a este jugador con la número 10 y honestamente Quebracho jugaba espectacular, ese equipo jugaba extraordinario. Yo no soy del Barça pero recordando la época del Barça de Guardiola, tenían ese estilo estos niños para jugar y fueron muy superiores con 12 o 13 años a los Sub-15 que yo dirigía.
¿Lo convocó a la Selección?
Era el más talentoso, hago llamar a su papá y como estaba por cumplir 13 años, le pido que lo acompañe a Santa Cruz donde estábamos concentrados y Ramiro pueda disfrutar, sentir en la piel lo que era la Selección boliviana, ellos fueron y compartieron una semana.
¿Hay una gran química con Ramiro?
Yo tengo un gran cariño y una gran amistad con él desde muchísimos años. Entonces, para mí, cuando lo veo en la Selección me encantaría que sea ese niño de 12 años que lo vi jugar, que era extraordinario, diferente, se sentía que se divertía; que no se sienta presionado, que disfrute, que siempre vi en él un espejo y que tiene un talento único y que lo aproveche en la Selección.
“Jugamos en Bolívar, tengo un gran cariño por Óscar Villegas”
¿Qué le ha parecido la designación de Óscar Villegas como DT de la Verde?
Con Óscar tuvimos siempre una amistad muy bonita, de mucho respeto y cariño, porque no solo nos juntamos en Bolívar en 1990, un par de años antes jugamos un torneo ya en la selección Sub-17. Entonces ya habíamos sido compañeros y en Bolívar afirmamos esa amistad. Tengo un gran cariño por él, lleva muchos años trabajando con los jóvenes. Los últimos buenos torneos que hizo Bolivia después de la época nuestra, del 86, fueron con Óscar, que sacó una cantidad muy grande de futbolistas.
¿Ha conversado con él?
Él sabe que le deseo lo mejor, yo he estado mandándole mensajes, apoyándolo y esperando que le llegue el éxito, que él no deje de soñar, que no lo vea lejos el 2030, que lo vea más bien cerca este 2026 y que está a punto de marcar una historia importante en el fútbol, que no baje los brazos. Si no se da, no hay problema, pero que la pelee y se mate para cumplir el sueño.
Óscar Villegas nos confesaba el otro día que Jorge Habegger le marcó como técnico, ¿coincide con él?
El profe Habegger era una persona que luchaba para que nosotros los futbolistas en general entendamos que él solamente quería el bien para nosotros, estoy de acuerdo con Óscar. Parecía duro, en la primera semana estuvo a punto de botarme por un pequeño detalle que yo no sabía y él me dijo: “Etcheverry, como te traje también te puedo devolver”; pero lo adoro, para mí es lo máximo, aprendí cosas increíbles de él.