Eliminatorias: Brasil encontró un camino, pero falló en la definición y perdió dos puntos ante una muy digna Venezuela
El seleccionado dirigido por Dorival Jr. tiene ambición ofensiva, precisión y habilidad, pero sufre en defensa
La dignísima Venezuela de Fernando Batista le quitó dos puntos que no estaban en los papeles a Brasil y sumó uno vital en su lucha por quedar entre los siete primeros de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial Canadá-México-Estados Unidos 2026. Fue un 1 a 1 vibrante, entretenido, plagado de situaciones de gol (y de fallos en la definición) en Maturín, que le cortó la racha ganadora a la verde-amarela y estiró a seis la serie sin triunfos de la vinotinto, pero que dejó mucho más contentos a los locales.
Aun así, y al margen de la igualdad final, el encuentro permitió reafirmar una primera certeza: Brasil estará en el Mundial. Más allá de aquellas dudas que fue sembrando en la primera mitad de la competencia. También, una segunda: el seleccionador Dorival Jr. encontró un camino, una senda por la cual puede transitar hacia la clasificación sin mayores revolcones ante adversarios técnicamente menos capacitados. Y como no hay dos sin tres, existe una tercera: la vía descubierta es del gusto de sus jugadores, que exhalan satisfacción y confianza por el modo de encarar los partidos y devuelven con un compromiso que parecía ausente algunos meses atrás. Es verdad que Brasil necesitará exámenes más complejos para medir la real eficacia del modelo, pero para espantar fantasmas y volver a creer le alcanza y le sobra.
El gol de Brasil
Preguntar si el Brasil de Dorival Jr. juega bien ya sería tratar harina de otro costal, y depende de por dónde se lo mire.
Al director técnico paulista hay que reconocerle el mérito de apelar a algunos rasgos que, debidamente adaptados a estos tiempos, pertenecen a la identidad del fútbol de su país. Dan el presente la ambición por el ataque como aspecto prioritario, la precisión en el manejo de la pelota, la habilidad endiablada de los que se mueven por afuera, la facilidad para desmarcarse trazando diagonales que tienen siempre el área ajena como punto de destino. Se extraña el toque pausado y fino en la elaboración, que aparece muy de vez en cuando, y una mayor riqueza en el remate que permita concretar lo que se genera sobre la base de vértigo, con variantes que incluyen hasta las asistencias largas del arquero Ederson.
El tanto de Venezuela
El problema está en lo que le falta. El 4-2-4 que plantea Dorival deja espacios libres muy tentadores para quien sepa explotarlos. Por más esfuerzo que pongan en el retroceso, Raphinha, Igor Jesús, Vinícius Jr. y Savinho no sienten la marca, y Bruno Guimarães (de gran desempeño) y Gerson no son suficientes para cubrir todo el ancho del campo. Así, la franja que se abre entre un mediocampo que no es tal y una defensa que recula en lugar de achicar habilita que el equipo que está enfrente acumule más ocasiones de gol que las que debería conceder un equipo de semejante pedigrí y máximas aspiraciones. Dicho en pocas palabras: Brasil defiende mal y le llegan demasiado.
Venezuela, a la que no le sobran estrellas ni galones, se aprovechó de las falencias tácticas derivadas de la apuesta de Dorival y aceptó jugar al todo o nada, al ida y vuelta, y esta vez le salió bien. Perdió en la contabilidad de ocasiones: además del golazo de tiro libre de Raphinha en el cierre de la parte inicial, Vinícius Jr., tan imparable como fastidioso, estrelló un remate en un palo, y el arquero Rafael Romo le atajó un penal a los 15 minutos de la segunda mitad. Pero acertó en el momento preciso con un golazo del recién ingresado Telasco Segovia a los 45 segundos de la vuelta tras el descanso.