CHAMPIONS LEAGUE | MÓNACO 2 - BENFICA 3 / Di María es inmortal
Dos asistencias del argentino en el tramo final remontan para el Benfica un partido loco en Mónaco. Los lisboetas jugaron en superioridad numérica el segundo tiempo.
Se presentó el Mónaco, eso sí, en el partido como el ciclón incontenible que ha sido en las cuatro primeras jornadas de la Champions. El Benfica se vio sorprendido por un equipo que te ahoga físicamente y que te no te da ni un centímetro para respirar. En una genialidad de Golovin en la salida de balón, sorteando la presión rival, Ben Seghir, con una sutileza extraordinaria, adelantaba a los de Hütter.
Se las prometía felices el Louis II, pero el atronador inicio del Mónaco contrastó con un Benfica que se liberó a raíz de ese revés. Liderados por un omnipresente Di María, al que los años nunca le pesan, el equipo lisboeta acumuló varias llegadas de mucho peligro. Majecki, de hecho, salvó milagrosamente un mano a mano con el Fideo, no acostumbrado a perdonar este tipo de ocasiones.
Sin centro del campo, en un partido en el que no hubo control en el tramo final del primer tiempo, el Mónaco, incapaz de acabar jugadas, fruto de su nerviosismo, también se asomó al área rival. Ben Seghir, otra vez, estuvo a un paso, con un disparo enroscado, de hacer un golazo. Y, en el tramo final, el árbitro le perdonó la expulsión al español Álvaro Carreras, que con amarilla llegó tardísima a un duelo con Singo y el colegiado, sorprendentemente, no le amonestó por segunda vez.
El segundo tiempo fue un partido irracional, una batalla espectacular, un partido en el que pasó de todo. El Mónaco pudo sentenciar por medio de Embolo, pero su disparo se estrelló en el poste. El Benfica olió la sangre y no perdonó, ya que un error flagrante de Caio Henrique y una desconexión de Majecki, portero monegasco, propició el empate de Pavlidis.
Al partido se le unieron varias dosis de adrenalina. El Benfica volvió a adelantarse, gracias a un tanto de Bah, pero el VAR lo anuló por fuera de juego. Después llegó la roja a Singo, muy severa, ya que el árbitro, esta vez sí, decidió expulsar al marfileño. Con diez, sin embargo, el Mónaco se lanzó al ataque y encontró su premio por un disparo extraordinario de Magassa. Con 2-1, el partido parecía sentenciado, pero todavía faltaba lo mejor.
El fútbol puede cambiar en cuestión de minutos y nadie mejor que un veterano curtido en mil batallas como Di María para saberlo. El argentino, en el 84, con ambos equipos asfixiados por una batalla fulgurante, puso un centro venenoso que se remató Cabral aunque tocó en Mawissa. Y tres minutos después, ahora en la derecha, sirvió a Amdouni el 2-3 que certificó un triunfo espectacular del Benfica en El Principado.