Venezuela, la “papa caliente” que Lula da Silva evitó enfrentar en la cumbre de los BRICS
El accidente doméstico que impidió al mandatario brasileño asistir a la reunión en Rusia llegó en momento oportuno para la diplomacia de su país
El único país sobre el que el asesor de Lula fue explícito fue Nicaragua. “Brasil no puede aceptar su entrada porque Nicaragua fue ofensiva”. Las relaciones entre ambos países se agriaron en agosto por causa de Venezuela después que Daniel Ortega dirigiéndose a Lula en la última cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) le dijo “si quieres que te respete, respeta la victoria del presidente Nicolás Maduro y no andes allí arrastrado” y le recordó “los escándalos, Lava Jato”, añadiendo que los suyos “aparentemente no eran gobiernos muy limpios”.
Posteriormente, el martes, algunos periódicos brasileños publicaron la noticia de que, gracias al veto del presidente brasileño, tanto Venezuela como Nicaragua fueron retirados de la lista de nuevos candidatos. Sin embargo, siempre el martes, unas declaraciones del portavoz de Putin, Dmitry Peskov, revelaron otro escenario. En una rueda de prensa, Peskov afirmó que “el tema de la ampliación de los BRICS no está en la agenda”. Actualmente, unos 30 países están interesados en formar parte del grupo, entre ellos Venezuela y Nicaragua. Peskov también explicó que, por ahora, el Kremlin no aceptará nuevos miembros de pleno derecho, pero sí admitirá nuevos estados asociados. Jamil Chade, en UOL, escribió que “Venezuela aparece entre los países con apoyo significativo en la carrera para ingresar al BRICS, aunque entre los candidatos latinoamericanos, Cuba lleva la delantera”.
Por lo tanto, la ausencia de Lula en Kazán, más allá de su veto, permitió a Brasil no abordar el tema directamente, sobre todo porque Maduro estaba presente en la cumbre rusa. En las últimas semanas, la relación entre ambos presidentes ha vivido episodios contradictorios. Lula y Amorim pidieron larga pero inútilmente al dictador venezolano, tras las elecciones venezolanas, que presentara los registros electorales, pero no desautorizaron a Maduro. Amorim incluso llegó a decir que no se fiaba de los “registros electorales de la oposición”. Además, a mediados de octubre en la ONU, Brasil se abstuvo en una resolución contra Venezuela posteriormente aprobada por una gran mayoría de otros países. En ella se prevé la renovación del mandato de una comisión internacional para investigar los crímenes cometidos por el gobierno de Maduro y se establecen nuevas obligaciones para que la ONU evalúe la situación en Venezuela. También se produjo el episodio del fiscal general Tarek William Saab, leal a Maduro, que una semana antes de la cumbre de Kazán declaró que, según él, “Lula se había convertido en un agente de la CIA cooptado cuando estaba en la cárcel”. Una afirmación desmentida posteriormente por un comunicado de la Cancillería venezolana. “Las recientes declaraciones de la Fiscal General de la República hacia el presidente Luiz Inácio Lula da Silva corresponden a opiniones de carácter personalísimo y en modo alguno reflejan la posición del Ejecutivo Nacional, responsable de la política exterior venezolana”, reza la nota. La Cancillería venezolana también destacó que ratifica “el absoluto respeto a la trayectoria histórica del presidente Lula da Silva y su liderazgo en Brasil”.
Fue el propio Putin quien dejó claro con sus palabras cuál es la alianza más fuerte dentro del grupo. En su encuentro con Xi Jinping, afirmó que “la cooperación ruso-china en asuntos globales es uno de los factores estabilizadores en la escena internacional. Tenemos la intención de seguir ampliando la cooperación en todas las plataformas internacionales para garantizar la seguridad global y un orden mundial justo”, declaró Putin.
Como explica el analista Oliver Stuenkel en el diario O Estado de São Paulo, “los BRICS se enfrentan a crecientes divisiones internas. Países como China, Rusia e Irán intentan convertir el bloque en una coalición contra Occidente. Por otro lado, Brasil e India prefieren utilizar los BRICS como una herramienta para reformar el actual orden mundial sin enfrentarse directamente a él, al tiempo que mantienen lazos tanto con Estados Unidos y Europa como con China y Rusia”. Para Stuenkel, “esta diferencia se manifiesta no sólo en las conversaciones entre bastidores, sino también cuando se compara la retórica de sus líderes: mientras Rusia ve a los BRICS en una relación antagónica con el G7, el presidente Lula subraya a menudo que los BRICS no están “contra nadie””.
En enero, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía se unieron al grupo. Arabia Saudita y Argentina también debían incorporarse este año, pero la primera no confirmó su decisión y la segunda retiró su solicitud.
Lula intervino por videoconferencia en la reunión de Kazán. En su discurso, criticó a los países ricos por emitir gases que aceleran la crisis climática y atacó a Israel, sin nombrarlo, calificando de “locura” los ataques en la franja de Gaza. Además del ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, estuvo presente en Kazán la ex presidenta Dilma Rousseff, ahora al frente del Banco de los BRICS, el llamado Nuevo Banco de Desarrollo. Tras reunirse con ella, Putin reiteró su deseo de que aumente el número de transacciones bancarias “en moneda nacional” entre los países del grupo. Enfrentada a las sanciones económicas occidentales y con sus principales bancos excluidos de la plataforma internacional de pagos Swift, Rusia reclama la creación de un sistema alternativo que combata al dólar estadounidense.
Una semana antes de la cumbre de los BRICS, Rousseff asistió en Beijing a reuniones con el gobierno chino y la delegación brasileña llegada de San Pablo, incluido el futuro presidente del Banco Central, Gabriel Galípolo. La ex presidenta brasileña, que vive en China, se encuentra ahora entre dos fuegos y asume así un papel central para el futuro de los BRICS. Por un lado, Putin, a través de su portavoz Peskov, ha hecho saber “que durante la cumbre se discutirá un proyecto general del sistema financiero y de pagos”. Por otro lado, la mayoría de los países del grupo, empezando por China, mantienen importantes relaciones con Occidente y no parece probable que estén dispuestos a ponerlas en peligro llevando los lazos con Moscú más allá de cierto límite. No es ningún misterio que muchos bancos chinos han bloqueado en el último año las transacciones con clientes rusos por temor a incurrir en sanciones secundarias de Washington. La cuestión también es delicada para Brasil. Aunque Lula aboga por la desdolarización, Brasil tiene casi el 90% de sus exportaciones e importaciones negociadas en dólares. Putin elogió a Dilma Rousseff y, según el sitio de noticias G1, mostró su apoyo a su reelección al frente del banco BRICS, cuyo mandato expira el 6 de julio de 2025.
Al final, para Putin, la cumbre se convirtió en un importante escaparate para demostrar que Rusia no está aislada por las sanciones occidentales y que no se ha convertido en un paria en la escena internacional por la orden de detención del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra. La declaración final no sólo ataca a Israel y no menciona en ningún momento a Hamas, sino que exonera a Rusia de su responsabilidad en el conflicto con Ucrania. El texto se limita a decir que cada país mantiene sus propias posiciones nacionales al respecto, sin especificar cuáles son.
Queda por ver qué ocurrirá en los próximos meses. Brasil recibe hoy el relevo de Rusia para liderar el bloque a partir de enero de 2025 y durante un año. Lula dijo en su discurso que el lema de la presidencia brasileña será “fortalecer la cooperación en el Sur global para una gobernanza más inclusiva y sostenible”. También añadió que los objetivos incluyen un “compromiso con un mundo multipolar y con relaciones menos asimétricas entre los países”.