Un desertor norcoreano en Corea del Sur robó un autobús para intentar regresar a su país
El hombre había desertado hace más de una década y dijo que estaba tratando de regresar a su antiguo hogar después de luchar para establecerse en el país vecino
El incidente ocurrió alrededor de las 16:30 GMT del lunes en el Puente Tongil en Paju, al noroeste de la capital Seúl, después de que el hombre ignoró las advertencias de los soldados que custodiaban el puente e intentó conducir a través de éste, dijo Yonhap, citando a la Policía de la ciudad.
La Policía de Paju remitió las consultas sobre el incidente a las autoridades policiales provinciales. No fue posible contactar con la agencia policial de Gyeonggi, en el norte del país.
El hombre de unos 30 años que había desertado hace más de una década dijo a la Policía que estaba tratando de regresar a Corea del Norte después de luchar para establecerse en el Sur, según el informe. El autobús fue robado de un garaje en Paju y el hombre no se encontraba bajo los efectos del alcohol ni de las drogas cuando tuvieron lugar los hechos.
La ley del Sur prohíbe a los ciudadanos, incluidos los desertores norcoreanos, cruzar la frontera hacia el Norte sin autorización del Gobierno. Y es muy inusual que los norcoreanos que han huido de su aislado país intenten regresar, aunque muchos luchan por adaptarse a la vida en su vecino democrático y capitalista.
Un total de 196 desertores del régimen de Kim Jong-un llegaron a Corea del Sur en 2023, el triple que en 2021 y 2022, según datos publicados a principios de este año por el Ministerio de Unificación, y entre ellos había un número mayor de personas jóvenes y miembros de la élite norcoreana.
El ministerio, que se ocupa de los asuntos transfronterizos y brinda apoyo para el reasentamiento de los desertores, dijo en 2022 que se confirmó que unos 30 desertores habían regresado al Norte desde 2012, pero los desertores y activistas dicen que podría haber muchos más casos no denunciados.
A principios de 2022, un desertor de unos 30 años realizó un inusual y arriesgado regreso a Corea del Norte a través de la frontera fuertemente fortificada después de batallar para sobrevivir en el Sur, lo que encendió un nuevo debate sobre cómo se trata a esos fugitivos en su nuevo país de origen.