Un comandante de EEUU define con Israel la ofensiva en Medio Oriente contra Irán y sus aliados terroristas
Se trata del general Kurilla, que este sábado arribó a Tel Aviv para trazar una estrategia común destinada a golpear al régimen de los ayatollahs en Teherán, Hamas en Gaza, Hezbollah en Líbano y los Hutíes en Yemen, en una operación binacional que consolida la posibilidad de una guerra total en la región
InfobaeDesde Tel Aviv, Israel) El general Michael Kurilla, jefe del Comando Central de los Estados Unidos, desembarcó en Tel Aviv para trazar un plan de batalla contra Irán y sus aliados terroristas en Medio Oriente.
Kurilla tuvo experiencia de combate en Siria, Afganistán e Irak, fue condecorado con la Estrella de Bronce, y conoce cómo funciona la lógica militar de Irán, que opera contra Israel a través de Hamas en Gaza, Hezbollah en Líbano y los Hutíes en Yemen.
Desde hace meses que la Casa Blanca intenta evitar una guerra total en Medio Oriente, pero la actual coyuntura bélica abrió una ventana de oportunidad para debilitar -como nunca- al sistema chiíta de poder.
Benjamín Netanyahu quiere golpear a Irán atacando su proyecto de desarrollo nuclear y su complejo petrolero. Biden considera que esas operaciones militares pueden causar una ola de nacionalismo en Irán y fortalecer al régimen fundamentalista, cuando ya se conoce en Washington que la sociedad iraní sufre hartazgo de un esquema totalitario que rige desde 1979.
En este contexto, el general Kurilla se encontrará con Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel, para transmitir la posición del presidente de los Estados Unidos y sugerir una acción conjunta y regional que permita desgastar a Irán, reducir la capacidad operativa de Hamas, Hezbollah y los Hutíes, y probar que un cambio de orden puede ser posible en Medio Oriente.
El Pentágono ya ha desplegado portaaviones, submarinos, barcos de apoyo, escuadrones de F22, tropas de elite y todo su sistema de inteligencia -en el terreno y a través de sus satélites-, mientras que el Departamento de Estado profundiza sus conversaciones secretas con Qatar, Jordania y Arabia Saudita para tener un consenso regional ante un eventual efecto dominó en la región.
Se trata de un movimiento táctico y estratégico que el general Kurilla intentará de ajustar hoy con el ministro Gallant antes que concluya este domingo. El lunes se cumple un año del ataque terrorista de Hamas a Israel, y Netanyahu quiere anticiparse a ese oscuro y trágico aniversario para dar una señal de fortaleza ante Irán y sus proxies en Gaza, Líbano, Siria, Irak y Yemen.
Mientras se suceda la conversación entre Kurilla y Galant, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) combatirán contra Hezbollah en el sur del Líbano, y la aviación israelí atacará posiciones fijas en Beirut y el centro de Gaza, que aún esconde a cientos de fedayines de Hamas dispuestos a cometer actos terroristas en Israel.
Biden hizo el gesto político de enviar al general Kurilla a Israel, pero eso no implica que Netanyahu cederá en sus posiciones bélicas. El premier israelí conoce la política de Estados Unidos -tuvo destinos diplomáticos en Washington y la ONU-, y entiende que un movimiento disruptivo en Medio Oriente puede afectar las posibilidades presidenciales de Kamala Harris ante Donald Trump.
Sin embargo, hace ya mucho tiempo que los objetivos militares y políticos de Netanyahu no coinciden con los intereses domésticos de la administración Biden. Y más aún cuando Biden se encamina a terminar su mandato en el Salón Oval.
Israel necesita del despliegue armado de Estados Unidos, y la Casa Blanca considera a Netanyahu un aliado a pesar de las diferencias tácticas y estratégicas que tienen para terminar con el régimen de Teherán y sus socios regionales.
Se Inició la cuenta regresiva y en Teherán ya lo saben. Anoche, el régimen de la ayatollahs había dispuesto cerrar el espacio aéreo en el norte del país. Y en Israel se aguarda la orden de Netanyahu para iniciar un movimiento bélico con final abierto.