NATIONS LEAGUE | ESPAÑA 1 - DINAMARCA 0 / Zubimendi coge el timón
El de la Real, que deberá suplir a Rodrigo toda la temporada, marca en el 78′ el gol de la victoria que da el liderato a España.
Porque Murcia se volcó con la Selección. En los prolegómenos asistimos al derroche de afecto de la gente a la llegada del equipo al estadio Enrique Roca, también a la ofrenda de Morata del trofeo de campeones de Europa conquistado en julio en Berlín. Un equipo con muchas caras nuevas debido a las lesiones y en el que Lamine Yamal estrenaba el diez a la espalda, un número que ha iluminado a lo largo de la historia a futbolistas como Pelé, Maradona, Platini o Messi. Un dorsal con pedigrí, vamos. El fútbol viaja tan rápido que se nos olvida que solo ha pasado un año (8-9-2023) desde que la perla azulgrana debutara, a sus 16 años y 57 días, con la Selección española.
Pero basta verle saltar al césped para darse cuenta de que los rivales le miran como se mira a los jugones, da igual el deporte del que hablemos. En las dos primeras ocasiones en que Lamine controló el balón, sufrió falta. Era una declaración de intenciones de la selección danesa, refugiada en un 5-4-3-1 que tenía al contragolpe como única baza ofensiva. Nada nuevo bajo el sol, pues el 99′9% de los rivales de La Roja acostumbran a jugar así, sin arriesgar en defensa para no resfriarse.
Dolberg, único peligro
Salvo en un par de coletazos iniciales en los que el exsevillista Dolberg amenazó a David Raya, España fue dueña y señora de la pelota. Primero, con Zubimendi, la llave que debe abrir cualquier cerrojo ante la dolorosa y alargada ausencia de Rodrigo, y a partir de ahí con Fabián como su mejor socio para filtrar pases interiores con los que desmantelar a la línea de tres centrales ordenada por Lars Knudsen. La mesa, sin embargo, estaba algo coja de la pata izquierda, pues por ahí, Oyarzabal no pisaba la cal como si lo hacía por el otro costado Lamine. Es lo que tiene no poder contar con Nico Williams, el vendaval que sopla de un tiempo a esta parte por la banda izquierda de La Roja.
Se echó de menos al del Athletic, como también a la mejor versión de Pedri, ubicado como lugarteniente de Morata y demasiado alejado de la zona de creación, donde verdaderamente hace daño. Así las cosas, Dinamarca, que llegaba a Murcia como líder de grupo, mantuvo el tipo, con Eriksen de maestro de ceremonias y Hojbjerg como su otro gran activo, y España se fue al descanso con apenas dos avisos serios: un remate demasiado cruzado de Morata y un cara a cara frente a Schmeichel en el que Lamine envió el balón por encima del larguero.
El balón era de España, sí, con un 60%-40% en posesión, las ocasiones también, con un 11-3 a favor en remates que hablaba bien a las claras de quién jugaba en casa y era el encargado de proponer el juego. Pero los de Luis de la Fuente no disfrutaban de la claridad de otras noches, las bandas apenas se explotaban con Porro y Grimaldo, y ni siquiera con los cambios el equipo encontró una energía extra con la que poner en aprietos a Schmeichel y su zaga. Mediada la segunda parte, Merino suplió a Pedri y Baena a Oyarzabal, gasolina extra en el centro del campo, pero la canción siguió sonando igual.
Con el paso de los minutos, sin embargo, Dinamarca se echó atrás y resolvió con alguna que otra patada a destiempo el asedio de La Roja. Morata volvió a acariciar el gol, pero de nuevo se estrelló con el meta rival, y ya cuando el partido parecía dibujar el 0-0 final apareció Zubimendi para reclamar los galones que va a tener que llevar durante el próximo año debido a la grave lesión de Rodrigo.
Fue un centro al área, sin más, el despeje del balón hacia la frontal y ahí, en ese balcón de los peligros, el centrocampista de la Real Sociedad enganchó una volea que acabó en gol. No fue su mejor remate, cierto, pero el balón se envenenó al tocar en un defensa danés y complicó la vida a Schmeichel. Un gol, solo eso. Un ajustado 1-0, pero una victoria al fin y al cabo que valió para tumbar a Dinamarca y alcanzar el liderato del grupo. Con Zubimendi al frente. En esta España todos suman. Ese es su verdadero ADN.