Guía rápida para ahorrarse la asamblea del Barça
Laporta se enfrentra a una asamblea telemática que salvo sorpresa, validará unas cuentas mas que cuestionables
No hay otra manera de explicar la guerra de los números que se dará hoy en la asamblea del Barça. Será telemática pese a que Laporta le prometió a Gaspart el año pasado que sería presencial. Presencial o por ordenador, no cambiará mucho la ínfima participación social en la que, si hay fortuna, se aprobarán una cuentas que son para la mayoría un desastre que comporta 141 millones más de pérdidas, pero que la junta defiende que son estupendas en el ejercicio ordinario.
Es igual, no sacarán nada en claro. Las cuentas se aprobarán porque en esta asamblea minúscula de casino de pueblo hay votos reservados para la junta, los peñistas los miembros de las comisiones, los amigos del carnet y los senadores, que son los socios más antiguos.
Habrá preguntas que pondrán al presidente en un brete, pero se solucionarán con una votación que está cantada por la dimisión de la masa social blaugrana, que en el mejor de los caso concurrirá en 700 asistentes a la asamblea. Y que estarán más preocupados del precio de los bocadillos en el futuro Camp Nou que del agujero económico que pregona la oposición de manera apocalíptica.
Tanto da que las obras del Camp Nou no se sepa cuando acabarán, que los auditores pongan reparos al informe final, que Laporta prometiera una asamblea abierta, que no se explique el préstamo de unos proveedores a la junta, que un asesor del presidente como Enric Masip retuiteara a homófobos y racistas sin que la comisión de ética le repruebe, que del Palau Blaugrana no se sepa nada y que la operación de bolsa por Barça Vision no la entienda ni Logan Roy. Esto saldrá adelante mientras la pelota entre.