Europa desnuda al Atlético
El equipo rojiblanco ha caído en siete de sus diez últimas salidas en Champions y solo ganó una. Lisboa y Dortmund, ocho goles encajados.
Ni los fichajes ambiciosos (y caros) han podido modificar la dinámica. Si bien es cierto que ante el Benfica faltaba Le Normand, la cara nueva que más minutos suma y que se ha convertido rápidamente en un baluarte defensivo, el equipo dejó la sensación de que los problemas del pasado no se han solucionado. Debilidad atrás, algo que se había mejorado en el inicio de curso, indolencia en la presión, falta de ideas, de personalidad para tenerla, capacidad física y táctica, frialdad para sobreponerse al ambiente y a los varapalos y contundencia en área rival. Un argumentario donde han cambiado los nombres, pero no los males. Ahora son Julián Alvarez, Gallagher o Sorloth los que aparecen en los titulares en lugar de Morata, Memphis, Saúl o Hermoso.
Cambian los protagonistas, se mantienen los síntomas. El Atlético ha perdido en siete de sus diez últimos partidos de visitante en Champions. Incluidos los tres últimos. Solo ganó al Feyenoord (1-3) en este infausto periodo. Y, en esta nueva clasificación de Champions, resultados así penalizan enormemente y sitúan al Atlético en la vigesimotercera plaza al finalizar la segunda jornada. Quedan seis por delante para remediarlo. Hay que visitar París, Praga y Salzburgo. No vale solo con cumplir en casa (ha ganado sus seis últimos partidos en el Metropolitano en Champions).
Primera derrota
De perder, que sea ahora. Es la forma de ver el vaso medio lleno después de la goleada sufrida contra el Benfica. Además, el calendario infernal está cerca de tomarse un respiro. Que sirva como punto de inflexión para mejorar. Porque el Atlético no había perdido en ninguno de los nueve primeros partidos (Real Madrid y Barcelona también suman una derrota). Aunque ha vivido al filo de la navaja, rondando la herida. La evitó en el añadido contra el Madrid (empate de Correa en el 95′) y se había hecho con el triunfo en Balaídos con el tanto de Julián en el 90′ después de haber sido peor que el Celta. También en Bilbao se impuso in extremis (Correa, de nuevo, en el 92′). En los cinco partidos en los que ha encajado siempre empezó con el marcador en contra. Y frente al Benfica no tuvo reacción. Un golpe enorme... que debe servir para despertarse.
Cinco cambios en una hora
Si algo no se le puede negar a Simeone es que trató de ser intervencionista (tras decir a sus jugadores que habían salido dormidos). Con movimientos de posición, incluso demasiados, ya que jugadores como Julián Alvarez parecen no tener un lugar claro en el césped, y agitando su banquillo. Si un entrenador ha realizado sus cinco cambios en el minuto 59 queda a las claras que no le gusta lo que ve. Aunque no tuvo el efecto deseado. Nahuel fue el único obligado por la lesión de Llorente. Gallagher, Sorloth y Serrano entraron tras el descanso por Griezmann, Koke y De Paul. Y Giuliano por Julián en el 59. Pero nada cambió... por lo menos a mejor.