Copa Libertadores: River, goleado y ausente, lejos del “equipo presente” que pregona Gallardo

La derrota por 3-0- ante Atlético Mineiro en Belo Horizonte lo mostró en la peor versión del segundo ciclo del Muñeco y lo obliga a una hazaña en el Monumental para llegar a la final

Claudio Mauri, LA NACION

La pérdida del invicto en la Copa Libertadores lo dejó tambaleando a River, en una situación más que comprometida. Una derrota en Belo Horizonte podía figurar en el presupuesto, pero el 0-3 contra Atlético Mineiro lo hunde con números en rojo, con un primer balance más que negativo.


Si es cierto lo que dijo Marcelo Gallardo, que su equipo nunca lo “deja a gamba”, en el Monumental necesitará el martes próximo combinar piernas de velocistas con maratonistas para no hincar la rodilla en tierra, que sería la eliminación y el sueño trunco de disputar la final en su propia cada. “El equipo presente” del que enorgullecía el Muñeco fue un espectro en Belo Horizonte.

“No fuimos el equipo duro que queríamos ser. Nos hicieron goles muy fáciles. Ahora solo queda hacer un partido perfecto para revertir este resultado y sacarnos esta bronca y tristeza. No queda otra”, reconoció Gallardo en la conferencia de prensa.

El lamento de Pezzella, mientras Deyverson festeja
El lamento de Pezzella, mientras Deyverson festejaGLEDSTON TAVARES - AFP

Las carencias que venía mostrando River se acentuaron en la excursión por Brasil. Una usina de juego intermitente y una capacidad ofensiva limitada. De eso ya hubo evidencias en los últimos encuentros, en los que siempre se manejó con resultados cortos y apretados. El agravante estuvo en una endeblez defensiva que lo hipotecó seriamente. Recuperó poco en el medio campo y la línea de tres zagueros ofreció demasiadas grietas para un punzante ataque local, liderado por un creativo Deyverson, gran figura, autor de dos goles.

River se vio en desventaja en un descuido y recibió dos golpes de nocaut cuando buscaba el empate sin ideas ni profundidad. No le funcionaron los titulares ni el recambio (Lanzini, Meza, Villagra, Solari y Bareiro). El equipo no se hizo fuerte en ninguna línea: vulnerable en defensa, plano en el medio y seco en ataque. Un panorama que no invita al optimismo para la revancha, lo muestra en una versión limitada para esperanzarse con una hazaña dentro de una semana en el Monumental.

Lo más destacado de Atlético Mineiro 3 - River 0

Habituado a sorprender con algún nombre que no figura en las previsiones, Gallardo se sacó de la manga a Fonseca por Kranevitter. El uruguayo ya había sido elegido en la ocasión anterior que el Muñeco optó por una línea de tres zagueros y dos carrileros, en la visita a la Bombonera. Reforzada la contención, Fonseca podía ofrecer un pase entrelíneas más profundo y vivaz que Kranevitter. Pero cualquier preparación, por más minuciosa que sea, siempre está sujeta a los imponderables de último momento, que en este caso fue la exclusión unos minutos del partido de Acuña, por una tendinitis. El lateral izquierdo venía de recuperarse de una distensión. Ingresó su reemplazo natural, Enzo Díaz.

El desarrollo fue tenso desde el comienzo, se respiraba tanto clima de definición como el humo de las bengalas que tardó varios minutos en disiparse. A los 4 minutos ya quedó material para la controversia. Tras un córner para Mineiro, un cabezazo dio en el brazo de González Pirez, en una acción que continuó con un gol de Deyverson, invalidado por off-side, sancionado correctamente por el juez asistente, mientras el VAR no convocó al árbitro para que revisara la mano del zaguero de River.

Gallardo, preocupado por la imagen que dio River en Belo Horizonte
Gallardo, preocupado por la imagen que dio River en Belo HorizonteDOUGLAS MAGNO - AFP

Mineiro intentaba llevar la iniciativa y River presionaba lejos de su área, no quería que lo acorralaran. La zona media fue de tránsito pesado, con pocos espacios libres y dificultades para el juego asociado. Nacho Fernández y Simón taponaban la salida de Vera y Franco desde el círculo central.

La prioridad de Mineiro pasaba por la búsqueda inmediata de su tridente de ataque. Jugadores que combinan habilidad (Deyverson), potencia (Hulk) y gol (Paulinho). El partido se ajustaba más a lo que quería River, sin un ida y vuelta vertiginoso. Desde el control y el buen posicionamiento, el equipo de Gallardo le bajaba revoluciones al rival. Y también lo preocupó al jugar rápidamente un lateral que derivó en un centro de Colidio y el cabezazo de Borja por arriba del travesaño.

Paulinho supera el cierre de González Pirez
Paulinho supera el cierre de González PirezFernando Moreno

El partido no daba para mucho lucimiento. Se imponía ser concreto, resolutivo, y a eso se aplicó Mineiro en una acción puntual. Pelotazo de 30 metros de Lyanco para Hulk, que con su físico todoterreno fue al choque con Pezzella, caído por el impacto; por detrás entró Deyverson, descuidado por González Pírez, y con una gambeta corta de baby-fútbol eludió a Armani y puso el 1-0. La línea de tres zagueros no ofreció la seguridad y complementación que requería la jugada. Deyverson (33 años) venía de ser la gran figura con dos goles a Fluminense en la clasificación a las semifinales. Ese día ingresó desde el banco y es muy probable que se haya ganado la titularidad que Milito le dio anoche.

Iban 22 minutos y el encuentro ya tenía la circunstancia, un gol, que modificaba los papeles. A Mineiro ya no le interesó tanto conservar el gobierno del encuentro. River debía reaccionar a un golpe que no se veía venir. Le costó armar un circuito de juego, Fonseca cometía demasiadas imprecisiones con la pelota. Nacho Fernández no influía y Simón no terminaba de soltarse.

River llegó al área rival más con pelotazos que con jugadas hilvanadas. Hubo otro cabezazo de Borja, controlado por Éverson, y un remate combado de Colidio desde fuera del área que salió cerca de un poste. El nivel del partido era discreto, los dos sentían el peso de la responsabilidad por lo que estaba en juego.

El segundo tiempo se fue transformando en un tormento para River. Impotente con la pelota y permeable atrás. River fue carne de una goleada que caló hondo.

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