Colapso energético en Cuba: La Habana y el occidente de la isla sufren un tercer apagón en menos de 48 horas
Más de 10 millones de cubanos quedaron a oscuras, mientras el régimen de Miguel Díaz-Canel enfrenta crecientes dificultades para restablecer el servicio
Hasta el momento del corte, el servicio eléctrico había sido restablecido en apenas un 16 %. El Ministerio de Energía y Minas informó que “alrededor de las 22:15 ocurrió otra desconexión del subsistema de occidente”, sumiendo nuevamente a La Habana y otras regiones del país en la oscuridad.
La reparación de la central y la sincronización con el resto de la red energética han resultado insuficientes para evitar nuevos colapsos.
El sistema energético de Cuba sufre las consecuencias de décadas de falta de mantenimiento y la incapacidad del régimen para realizar inversiones necesarias. Las siete centrales termoeléctricas que abastecen al país, construidas hace más de cuatro décadas con tecnología soviética, presentan un estado de deterioro tal que el 35 % de sus unidades generadoras estaban fuera de servicio al momento del apagón, ya sea por averías o por mantenimientos prolongados.
A este problema se suma la escasez de combustibles, causada por la crisis económica que enfrenta el país y la incapacidad del régimen de generar divisas para importar recursos esenciales.
Según informó la estatal Unión Eléctrica (UNE), varias de las plantas están inactivas o funcionando a baja capacidad debido a la falta de petróleo, lo que ha hecho comunes los apagones en los últimos años. Para mitigar estos problemas, la dictadura ha recurrido a alquilar plantas flotantes generadoras de electricidad, una medida que solo ha ofrecido alivios temporales.
Impacto en la economía y descontento social
Los apagones no solo afectan la vida diaria de los cubanos, sino que también tienen un efecto devastador en la economía del país. En 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba se contrajo un 1,9 %, según cifras oficiales, quedando aún por debajo de los niveles de 2019. La falta de electricidad paraliza industrias, interrumpe el comercio y daña sectores clave como el turismo, complicando aún más la frágil situación económica de la isla.
La crisis energética también ha alimentado el descontento social. Las interrupciones constantes en el suministro eléctrico, junto con la escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos, han provocado protestas antigubernamentales. Las más notables fueron las del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos tomaron las calles para manifestar su frustración con el régimen, en lo que se convirtió en las mayores protestas vistas en décadas.
La última vez que el país enfrentó un apagón de esta magnitud fue en septiembre de 2022, cuando el huracán Ian causó daños generalizados a la red eléctrica, provocando días de oscuridad total. El lento proceso de recuperación en aquella ocasión dejó en evidencia la vulnerabilidad del sistema energético de Cuba y la ineficiencia del gobierno para garantizar un suministro eléctrico estable.