Ancelotti no da con la tecla
La derrota en el Clásico hace aflorar los debates que parecían haberse apagado tras la goleada al Dortmund. Los pocos efectivos en defensa, la carencia de juego, Bellingham desubicado...
En busca del sistema
Dentro de la identidad múltiple que Ancelotti quiere que tenga su equipo, en las últimas temporadas el sistema del Madrid ha estado más o menos claro: el 4-4-2 y el 4-3-3 han tenido continuidad en diferentes momentos, con mínimos ajustes, según la configuración de la plantilla, su situación y el contexto de los partidos. Si la 14 se consiguió con un 4-3-3 con el tridente formado por Vinicius, Benzema y Rodrygo o Valverde, el camino hacia la 15 estuvo marcado por la ausencia de un ‘9′ y la figura de Bellingham, que empujaron a Ancelotti al 4-4-2. Esta temporada el técnico ha probado ambos dibujos, ha coqueteado con el 4-2-3-1 y hace unos días en Vigo incluso experimentó con un 3-4-1-2 en la salida de balón con Tchouameni incrustado entre los dos centrales. En los últimos tres partidos, Carletto ha desplegado tres sistemas distintos: ese 3-4-1-2, el 4-3-3 ante el Dortmund y el 4-4-2 en el Clásico...
La ‘rotación’ de Bellingham
El inglés es indiscutible en el once, pero está rotando por las posiciones del centro del campo. La campaña pasada Ancelotti acopló a Jude inmediatamente al equipo, con cierta de libertad para jugar de mediapunta con balón y cerrando el flanco izquierdo del centro del campo a la hora de defender. El resultado también fue instantáneo: 17 goles y 5 asistencias en sus primeros 20 partidos como madridista. La llegada de Mbappé ha retrasado su posición, pero tan extraordinarios fueron los números de sus primeros partidos como extraña es la seguía que atraviesa en los 11 partidos que ha jugado este curso. Su entrenador le viene restando hierro a esa circunstancia: “No ha marcado los goles del año pasado, pero la sorpresa no es este año, sino los que marcó el año pasado”, decía antes del partido con el Dortmund.
Hace unos días, en Vigo, Ancelotti le recolocó en la derecha buscando precisamente el gol: “La idea era entrar con él desde segunda línea por banda derecha, porque el Celta venía sufriendo con balones al segundo palo, encajando. Probamos con Jude en esta posición y a mí me gustado mucho”, explicó Carletto en Balaídos. Repitió en el Clásico (desorientado, apenas intentó 15 pases), pero ni por esas, aunque en la víspera Ancelotti le había descargado de responsabilidad: “El año pasado era determinante que él marcase gol porque no teníamos delantero, habíamos perdido un delantero importante como Benzema. Ese problema este año no lo tenemos porque ha venido un jugador que puede marcar 30, 35 o 40 goles”.
El encaje de Mbappé
Ese jugador capaz de marcar 30 o 40 goles al que se refería Ancelotti es Kylian Mbappé. Va en promedio: lleva ocho dianas en 14 encuentros de una temporada que se puede ir hasta los 72 partidos para el Madrid. Pero su primer Clásico fue frustrante: cayó una y otra vez en fuera de juego (hasta ocho veces) y la única vez que acertó ante la portería de Iñaki Peña se lo anuló el VAR por su enésima recepción del balón en posición antirreglamentaria.
Acostumbrado a maximizar sus virtudes por la banda izquierda, en los primeros partidos se evidenció su falta de costumbre para jugar como ‘9′, invadiendo la parcela de Vinicius. Un problema que el brasileño no experimentaba la campaña pasada con su compatriota Rodrygo, con quien se compenetraba cuando el paulista se acostaba a una banda en la que también él se siente más cómodo.
A vueltas con Valverde y Camavinga
Además de Bellingham, la búsqueda del sistema perfecto tiene otros dos damnificados: Valverde y Camavinga. Igual que el dibujo, el uruguayo ha pasado por varios estados esta temporada: ha sido interior, doble pivote, pivote único y volante por la derecha. Siempre omnipresente, en el Clásico el Halcón apenas intervino en 51 ocasiones y falló uno de cada tres pases.
Otro jugador que busca su sitio en el centro del campo es Camavinga. El francés ha jugado cuatro partidos como titular desde que regresó de su lesión: en los dos primeros formó en el doble pivote, ante el Celta alternó esa posición con la banda izquierda según el Madrid estuviera con o sin balón y en el Clásico repitió en el costado, un hábitat al que se ha hecho cuando juega de lateral, pero que en el centro del campo le resulta extraño.