River sufrió, pero se trajo un empate caliente y valioso contra Colo Colo

River sufrió, pero se trajo un empate caliente y valioso contra Colo Colo

Olé

Contra 11 rivales y 42 mil almas. Contra los piedrazos que recibió el micro al llegar al estadio. Contra el repetido insulto (c… de tu madre) que recibió cada uno al ser nombrado en la voz del estadio. Contra las monedas y encendedores que les tiraron en la entrada en calor. Contra la bandera gigante llena de chicana con la frase "este Monumental no sabe de descenso". Contra todo y todos, en una batalla que pasó los límites y fue más que física y futbolística como se preveía, River se volvió de Santiago de Chile con sabor agridulce.


Lo supo sufrir y aguantar hasta pegar en el momento justo, pero dio la sensación que Gallardo demoró un poco los cambios y cuando los definió para empezar a cerrar la ventaja llegó el empate de Colo Colo, el que dejó abierta una equilibrada serie de cuartos de la Libertadores tras 90’ que terminaron tan picantes como empezaron.

Que Franco Armani haya sido un punto alto y que Miguel Borja, de haber estado fino, pudo cambiar la historia, explica los dos partidos en uno, con lo anímico como factor fundamental. Porque después de un inicio en el que se quemaron los papeles y fue River el que salió a proponer, con Kranevitter en el eje y Simón y Nacho Fernández como laderos, sumados a Meza y Echeverri para completar los cinco volantes, el Cacique fue práctico, tuvo la primera clara y Armani, arquero que aparece en las difíciles, se lució ante Gil.

Y al ver ese avance, Jorge Almirón, que sabe complicar a MG en los mano a mano, hizo un movimiento clave en el tablero: retrasó a Vidal que había arrancado tirado como volante ofensivo por derecha, creció Gil y el local recuperó la intensidad que apenas frenó por unos segundos cuando Colibrí desperdició un mano a mano de esos que suelen terminar en bailecito.

Con Bustos atado a defender, Echeverri perdido por las constantes proyecciones de Isla y Correa picante y exigiendo a Armani, Acuña volvió a ser determinante por la izquierda y con los campeones del mundo al poder, el tiro libre del Huevo terminó en una pirueta de Pezzella que silenció al David Orellano al cierre del primer tiempo, para una ventaja que a pesar del momento no fue determinante.

En un típico partido copero luchado, intenso y friccionado, Colo Colo volvió a salir a batallar y al juego lo llamaron a Arturo Vidal. Tras prepararse durante semanas para este partido con mensajes motivadores, lo jugó como una final y fue con sus cruces el que mas levantó a los hinchas, que hasta le dedicaron una bandera. Y cuando al ver que los de Almirón otra vez se venían y se imponía hacer modificaciones para empezar a cerrar la mínima ventaja, Carlos Palacios, tan pretendido por Boca en los últimos mercados y justo en la antesala del Súper, tuvo un despliegue como si tuviera la del Xeneize. No sólo fue decisivo en cada ataque. También fue el único que pudo con un Armani que en la última voló para evitar lo que hubiese sido la octava victoria al hilo de Colo Colo en su casa.

Más allá de esa demora en los cambios del Muñeco que tampoco resultaron para frenar el envión de Colo Colo, que al fin y al cabo generó situaciones, pero peligro sólo en la acción del desenlace, el momento caliente entre Falcón y Paulo Díaz, ambos expulsados, fue el final que retrata como es una serie definitoria de Copa.

Como lo resumió Gallardo, en Nuñez hay tranquilidad de que la serie, con el doble de público a favor y esa mística que vuela por Nuñez, la confianza de llegar las semis esta intacta. Y con Boca como próximo objetivo, la buena noticia es que River se volvió de Chile de pie.


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