¿Quién es Eric Adams?: algunos datos sobre el desconcertante alcalde de Nueva York
Muchas cosas sobre esta singular figura pública que ha dirigido la ciudad durante los tres últimos años siguen sin entenderse. Ahora ha sido acusado de cargos federales
Desde el momento en que Eric Adams tomó posesión de su cargo en la Nochevieja de 2021, prometió ser un alcalde como los neoyorquinos nunca habían visto.
Adams ha sido a la vez una presencia pública constante y una figura desconocida: rápido con las citas incomprensibles, cada vez más irritado con los periodistas, en una ola de bravuconería y fanfarronería en una ciudad enfrentada a múltiples crisis.
Trastocó algunas de las fronteras políticas de la ciudad: un demócrata que impulsó el Departamento de Policía y chocó con el Concejo Municipal, más liberal. Un chico de la calle que se hizo muy amigo de los empresarios y se rodeó de leales.
Todo se vino abajo el jueves, cuando una investigación federal que había perseguido al alcalde durante casi un año culminó en una acusación.
Adams, quien fue agente de policía, había prometido poner orden en la ciudad y, a menudo, veía la salvación en la tecnología: defendió un robot policía que patrulló brevemente la estación de metro de Times Square. Aunque la delincuencia ha disminuido durante su mandato, algunos episodios de violencia aleatoria han hecho que muchos neoyorquinos se sientan inseguros.
Cuando una avalancha de inmigrantes llegó en 2023, desbordando el sistema de refugios de la ciudad, el alcalde declaró que los inmigrantes “destruirían la ciudad de Nueva York”. Y añadió: “No veo un final para esto”.
Encontró otra némesis en las alimañas de la ciudad, declarando la guerra a las ratas. Patrocinó una Cumbre Nacional de Ratas Urbanas, nombró un zar de las ratas y anunció un Día de Acción contra las Ratas en su Zona de Mitigación de Ratas de Harlem, una de las cuatro zonas de este tipo. Pero también se defendió de una multa de 300 dólares por una infestación en su apartamento de Brooklyn.
Como muchos alcaldes antes que él, parecía no aceptar ninguna crítica. Cuando su índice de aprobación cayó en picado a los pocos meses de empezar su mandato, solo respondió: "Un aprobado no es un sobresaliente, pero un aprobado no es un reprobado".
Sin embargo, el descontento lo persiguió. Enfrentado a un déficit presupuestario, que atribuyó a la crisis migratoria, exagerando sus efectos, hizo impopulares recortes presupuestarios a la policía, las escuelas y las bibliotecas.
Se multiplicaron las historias y las preguntas. ¿Vivía en Nueva York o en el apartamento de Nueva Jersey que poseía con su pareja, Tracey Collins? Una mujer de Florida lo acusó de agresión sexual en 1993, cuando era miembro del Departamento de Policía de Nueva York, acusación que él negó.
En otros aspectos, era imposible de encasillar.
"No soy un alcalde tradicional", dijo innecesariamente. Se presentó a una rueda de prensa con una guayabera y prometió más conjuntos sartoriales de los grupos de inmigrantes de Nueva York: "Cuando me pongo su ropa, digo que voy a trabajar por ustedes como alcalde".
Pero normalmente se le veía con trajes caros, impecablemente confeccionados, con gemelos deslumbrantes o una camisa de cuello de alfiler asegurada con minúsculas tachuelas, un pequeño destello de metal.
Luego estaban los aforismos, el más famoso de los cuales repetía a menudo: "Todos los que me odian se convierten en mis camareros cuando me siento a la mesa del éxito".
Hubo más:
“Los presidentes de municipio no mueren, se multiplican”.
“Tengo el pavoneo”.
Los electores nunca sabían dónde iba a aparecer.
Estaba en Washington Heights, abrazando a un chihuahua; estaba en una discoteca de Midtown, sentado en una cabina junto al rapero French Montana; estaba en una fiesta organizada por un banco, moviendo la cabeza mientras la modelo Cara Delevingne bailaba a su lado.
Adams se definió como “el alcalde del hiphop” e insistió en que salir a callejear formaba parte de su trabajo. “Esta es una ciudad de vida nocturna. Tengo que probar el producto. Tengo que salir”, dijo en un programa nocturno de entrevistas. Y añadió: “Antes éramos el lugar más cool del mundo. Ahora somos muy aburridos”.
En una ocasión lo llamaron el vegano más famoso de Nueva York --y comparó el queso con la heroína--, pero más tarde aclaró que solo intentaba seguir una dieta basada en plantas. A quien lo cuestionaba por comer pescado o carne lo tachaba de "policía de la comida".
Nunca dejó de defender su ciudad natal, ni siquiera cuando celebraba ceremonias de izado de bandera en honor de un país tras otro.
“Nueva York es el Tel Aviv de Estados Unidos”, dijo. También dijo que era la Atenas de Estados Unidos, la Estambul de Estados Unidos, la Kiev de Estados Unidos, la Seúl de Estados Unidos y la Zagreb de Estados Unidos.
"Todo aquel que se haya mudado a Florida, que vuelva a Nueva York, porque Nueva York es donde quiere estar", dijo.
El jueves por la mañana, el alcalde más imprevisible de Nueva York dijo que nada de lo que estaba ocurriendo era imposible o imprevisto.
"No estamos sorprendidos. Nos lo esperábamos", dijo Adams, hablando en voz baja en una rueda de prensa mientras más de dos decenas de simpatizantes a su alrededor asentían con la cabeza.
Es un día que muchos neoyorquinos habían anticipado tras los largos meses de investigación. Es posible que incluso Adams lo previera. En marzo, en el programa de radio Breakfast Club, intentó escribir su propio legado.
"Cuando cuelgue los guantes", dijo Adams, "la gente dirá: escucha, era un auténtico hermano calvo con pendientes que hizo lo que debía como alcalde de la ciudad de Nueva York".