Por qué cada vez menos equipos juegan con un 4-3-3 y qué tácticas predominan en el fútbol argentino

Si bien son varios los extremos que se destacan en el torneo local, apenas Huracán, uno de los punteros, Talleres y San Lorenzo suelen utilizar ese esquema que supo ser mayoritario hace unos años.

Fernando Bajo
TyC
“No tengo predilección por un sistema. No creo que sea importante eso y sí ocupar todo el ancho de la cancha”, se presentó Lionel Scaloni durante una conferencia de prensa en 2018, cuando empezaba su interinato como técnico de la Selección Argentina. Esa característica fue una de la impronta principal de su ciclo en el que la Albiceleste cambió de esquema asiduamente. En aquel entonces, si bien el técnico anterior, Jorge Sampaoli, solía utilizar una línea de tres defensores o incluso emplear en esa zona a jugadores que eran más ofensivos (Eduardo Salvio jugó de cuatro), el clásico 4-3-3 que popularizó Rinus Michels y revitalizó Pep Guardiola en Barcelona entre 2008 y 2012 era el sistema táctico más reiterado en el fútbol argentino.

Gerardo Martino había sido uno de los que mejor rédito le sacó tras ejecutarlo en Newell’s, con el que salió campeón en 2013, pero fue un esquema que logró perpetuarse durante varias temporadas. Lanús en 2017 llegó a la final de la Libertadores en la que cayó contra Gremio, aunque mostró un fútbol muy dinámico. En ese equipo de Jorge Almirón sobresalían Lautaro Acosta y Alejandro Silva, quienes no solo lideraban los ataques del Granate, sino que tenían un formidable compromiso en el retroceso. Boca fue otro de los clubes que durante varios años formó de esa manera en las gestiones del Vasco Arruabarrena, primero, y de Guillermo Barros Schelotto. La final de la Libertadores que perdió ante River en 2018 las disputó con dos extremos clásicos: Cristian Pavón y Sebastián Villa. Si se busca en el tiempo hubo algunos otros equipos recordados que forjaron su estilo en torno a ese esquema, incluso varios que jugaban prácticamente igual con movimientos casi calcados, pero desde 2018 hasta ahora esa formación fue perdiendo terreno hasta quedar prácticamente en desuso.

De hecho, en muchos equipos, puntualmente aquellos que más admiración provocan, como la Selección Argentina (aunque muchas veces juega con un 4-3-3, pero con Messi como falso extremo), Real Madrid y Manchester City, es difícil encontrar posiciones fijas de sus intérpretes. Los mediocampistas y delanteros suelen moverse por distintas zonas del campo y sus funciones ya no se limitan a un rol puntual como sucedía hace un par de años atrás en los que los volantes se dividían en un cinco recuperador y dos “mixtos” a los costados. La excepción la marca España, reciente campeona de la Eurocopa.

Huracán, que pelea el torneo, Talleres y San Lorenzo son los únicos que actualmente alinean un clásico 4-3-3 y a los que a veces se suma Argentinos Juniors, pero con la particularidad de que los intérpretes por las bandas (José Herrera, Leonardo Heredia, Luciano Gondou —ahora se marchó al Zenit—, Gastón Verón) tienden a partir desde esa posición y luego cerrarse, y no jugar mano a mano contra los laterales rivales. El motivo no tiene que ver con que hay menos jugadores que sobresalen en ese puesto, sino que son otras las razones que explican ese cambio rotundo. “Ahora los laterales atacan bastante y cuando jugás con tres en el medio les cuesta mucho llegar hasta donde está el lateral, por eso a veces los enganches se corren a los costados y arriba buscamos jugadores rápidos, que vayan a los espacios”, reflexiona en declaraciones a este medio el entrenador de uno de los equipos que pelea la Liga Profesional.

La mención a los laterales no es casualidad. Aunque la función principal es defensiva, en los últimos años, incluso en el Barcelona de Guardiola, la incidencia de ellos en la ofensiva ha sido cada vez más trascendente. Uno de los equipos argentinos que ha sido claro ejemplo de esto fue Boca, club en el que Luis Advíncula y Lautaro Blanco se transformaron en dos de los futbolistas claves del elenco de Diego Martínez. River, por su parte, tras la llegada de Marcelo Gallardo fue a buscar a Fabricio Bustos para un puesto en el que tenía alternativas, como Milton Casco y Agustín Sant'Anna, porque ninguno rindió lo que se esperaba.

táctica River
Un ejemplo de la táctica de River con Miguel Borja como único delantero y tres volantes ofensivos detrás de él.

Eso no quiere decir que los desbordes ya no sean una de las principales armas de los equipos. Todo lo contrario. Incluso, el Fortín, líder junto a Huracán del certamen, tiene a dos de los máximos asistentes del torneo: Thiago Fernández (5) y Francisco Pizzini (4). Ambos juegan por las bandas. El juvenil que se asentó en Primera la Copa de la Liga pasada tiene una gambeta digna de potrero, pero además debe ayudar a Elías Gómez cuando el que ataca es el rival, mientras que el ex-Independiente, quien mantiene la posición en la que debutó, hace lo mismo por la derecha. A ellos lo rodean Claudio Aquino, el enganche que es una de las figuras del torneo, junto a Agustín Bouzat, exdelantero por afuera reconvertido en doble cinco, y Christian Ordoñez.

Racing táctico
En el clásico ante Independiente, Racing también formó con tres volantes ofensivos detrás de Maravilla Martínez, el 9.

Es cierto que esa mutación solo marca un cambio de tácticas en la mayoría de los equipos que va de la mano de lo que sucede en otras ligas del mundo y, aunque siempre hay excepciones, la tendencia llevó a un fútbol en el que el mediocampo es cada vez más vital, pero al fin y al cabo, como dijo alguna vez César Luis Menotti, “el fútbol puede resumirse en cuatro fases: defender, recuperar, gestar y definir”.

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