No hay espacio para equivocarse

No hubo sorpresa: se terminó el ciclo de Martínez. El equipo necesita un técnico urgente porque si no será otro año tirado a la basura.

Christian Traverso
TyC
El ciclo de Diego Martínez terminó como era de esperar. Después de la eliminación de la Copa Sudamericana, Boca sintió el golpe y no se pudo poner de pie nuevamente más allá de que tuvo la chance de dos clásicos importantes. En su última actuación se vio un Boca deslucido, sin confianza, con bajos niveles individuales y por lógica colectivos, lejos de la ilusión que había generado en algún momento.

Preocupa lo que pueda suceder teniendo en cuenta que si Boca no clasifica otra vez a la Copa Libertadores, este habrá sido un año tirado a la basura -deportivamente hablando. También es preocupante el rendimiento de muchos futbolistas, de los que juegan y de los que no. Porque no sabemos, por ejemplo, qué pasa con los que están ausentes: deberían tener un poquito más de amor propio y pelear por estar presentes aunque más no sea unos minutos, lo que sea necesario. Por algo es un equipo, un grupo. Y no puedo dejar de mencionar la dificultad que significa levantarse de acá al domingo que viene, el próximo partido. Aunque sepamos que de local es otra historia, no es tan fácil cambiar el chip rápidamente. 

Veremos qué decisión toman el presidente y el Consejo con respecto al entrenador que pueda llegar y si tiene el consenso. Si es Guillermo, que aparece arriba en distintas encuestas, que sea respaldado totalmente. Yo creo que él puede aplacar las aguas. Pero si no puede trabajar ya mismo en nuestro país estamos frente a un problema porque Boca necesita un técnico urgente. Si no es él, habrá que apuntar a alguien de afuera, que no esté contaminado, pero eso implica el riesgo de no conocer el Mundo Boca. Aunque es bueno aclarar que los que están en el mercado local lo conocen y tampoco deja de ser un riesgo.

De lo que sí estoy seguro es que habrá entrenadores a disposición del club: ¿quién no va a querer dirigir? Es una tarea difícil la que tienen por delante el Consejo y Román: no pueden volver a equivocarse, no es el momento. Sabemos que el fútbol se maneja por resultados, así que esperemos que apunten bien y también que los jugadores puedan levanrar el nivel, porque si no nos quedamos siempre con que el fusible es el entrenador, y lógicamente los futbolistas tienen su cuota de responsabilidad. Son ellos los que nos marcan los estados de ánimó, los que nos dan las alegrías y las tristezas.

Esperemos por el bien de Boca que se decida lo mejor y que cada uno, desde el presidente hasta los jugadores, mire para adentro y pueda mejorar su propia tarea y asumir responsabilidades.

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