NATIONS LEAGUE | SUIZA 1 - ESPAÑA 4 / Fabián lidera la resistencia
El sevillano anota dos goles en la trabajada victoria de España en Suiza, donde jugó con uno menos 70 minutos. Joselu y Ferran también marcan.
Suiza era un rival incómodo, algo así como un hueso. España solo había ganado dos de sus últimos duelos ante los helvéticos, los otros cinco se habían resuelto con tres empates y dos derrotas. Ese mal trago escondía otro adicional, tal y como mostraba la estadística de Opta: sin contar amistosos, Suiza era, junto a Croacia, la única selección que había derrotado a España en dos ocasiones desde 2010. La Roja, pues, estaba avisada.
Pero toda esa estadística queda en papel mojado cuando alguien con el talento y la mala leche (en el mejor de los sentidos) de Lamine Yamal está por medio. La perla del Barça venía de ser el mejor en Belgrado y en apenas cuatro minutos dejó claro que también quería serlo en Ginebra. En la primera ocasión que tuvo para hacer daño, lo hizo. Recibió, amagó con meter la rosca de zurda y recortó hacia línea de fondo para templar desde allí un balón de oro. ¿Resultado? Pues más o menos el esperado cuando quien debe cabecearlo es alguien como Joselu, de profesión delantero centro, un tipo empadronado en el área. Kobel voló para intentar salvar ese remate, pero el VAR decretó que el balón había superado la línea de gol. Era el primero, que enseguida tuvo un hermanito. En el minuto 13, Nico Williams penetró por la izquierda, su remate fue despejado por Kobel y el balón cayó en la zurda de Fabián, la buena, quien marcó el 0-2. Llovía, pero entonces llovía menos en Ginebra gracias a esos dos goles tempraneros que provocaban la satisfacción de Luis de la Fuente, su cara era la mejor muestra de lo bien que le iban las cosas a La Roja.
Sin embargo, el partido había arrancado con la quinta marcha puesta y cada ataque subía los decibelios en la grada. Suiza, que había marcado en el 7′ aunque el tanto fue anulado por mano de Freuler en el inicio de la jugada, no se rindió y en el 19′ tuvo su premio. Un balón en largo sorprendió a Le Normand mal situado y el del Atlético frenó a Embolo con un agarrón que vieron incluso en Zúrich. De nuevo, visita al VAR y resolución inmediata: roja al central español. Eso obligó a De la Fuente a realizar su primer cambio: Pedri fue el sacrificado para que España recuperara los dos centrales con la entrada de Vivian.
El peligro de Amdouni
A esas alturas nos habíamos olvidado incluso del patatal en el que se disputaba el partido. Nadie se acordaba del mal bote de la pelota por los hongos que devoraban el césped, tampoco de la lluvia; pese a esos inconvenientes, Zakaria se las ingeniaba para controlar desde el centro del campo, algo así como el primer paso para que Suiza lograra descolocar a un rival que debía jugar más de 70 minutos con un hombre menos. Zakaria contagió a Akanji, este a Freuler y de ese modo esa fiebre por la remontada llegó hasta los delanteros. Vargas acarició el gol, pero el paradón de Raya envió el balón a córner. Tras su saque, Embolo peinó al segundo palo y Amdouni hizo lo que en el banquillo español más temían, el gol al borde del descanso, esa orilla que siempre se agradece para que el entrenador aclare todo lo que uno no acierta a ver en el fragor de la batalla.
La segunda parte arrancó con un chasco, la sustitución de Lamine (entró Ferran), y un susto, el gol anulado a Amdouni en un córner en el que el balón superó la línea de fondo en su vuelo hacia la cabeza del delantero del Benfica. Se necesitaban piernas frescas, las de Yeremy y Zubimendi en lugar de Nico y Rodrigo que, no lo olvidemos, no había vuelto a jugar ni un solo minuto desde que alzó la Eurocopa en Berlín el 14 de julio. Esos pulmones nuevos ayudaron a afrontar el tramo final, en el que Suiza no perdió la paciencia para ir encerrando a los internacionales españoles junto a David Raya.
Pero justo cuando todo apuntaba a unos últimos quince minutos de infarto, La Roja mostró todo su talento y carácter. Primero, con el gol de Fabián (76′) y poco después con el de Ferran (80′). Dos latigazos que hicieron torcer el gesto en Murat Yakin y en sus pupilos. ¿Cómo se había podido escapar un partido así? La respuesta la tiene La Roja, la misma que cautivó en la Eurocopa con su juego y que en Ginebra, en una noche de perros, demostró que también se puede ganar sufriendo.