Maduro, el encierro y un puñado de amigos
El dictador venezolano casi no sale del Palacio de Miraflores, por temor a las traiciones internas. A eso le suma el repudio y los pedidos de captura internacional
La decisión la adoptaron los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens, quienes afirmaron que las pruebas son suficientes para proceder con la detención internacional vía Interpol, con fines de extradición a la Argentina. El objetivo es evitar que la dictadura continúe violando derechos humanos y detener el aumento de víctimas. El fallo también solicita que se investigue a otros funcionarios venezolanos involucrados en estos crímenes.
Las pruebas fueron contundentes. La Cámara Federal no tuvo dudas al emitir el fallo: “Corresponde disponer la inmediata detención de Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello con fines de extradición”, dice el escrito. En su resolución, los magistrados afirmaron que el plan sistemático de represión perpetrado por las más altas esferas del Estado venezolano “amenaza con seguir cometiendo violaciones a los derechos humanos si no se detiene”. Bajo esa premisa, ordenaron que Interpol active las alertas rojas para llevar a los responsables ante la Justicia argentina.
La orden de captura emitida por la Justicia fue promovida por el Foro Argentino por la Dedefensa de la Democracia (FADD) y respaldada por la Fundación Internacional para la Libertad, liderada por Mario Vargas Llosa.
“La Justicia argentina realmente se ha puesto al frente de los derechos humanos al ponerle nombre y apellido a lo que pasa en Venezuela, que hoy realmente es la peor dictadura cívico militar de la historia de Latinoamérica, por la cantidad de desplazados, por la cantidad de torturados, por la cantidad de homicidios que se han producido. Es un día de júbilo para todas las democracias republicanas del mundo y un día de preocupación para los dictadores”, dijo el abogado Tomás Farini Duggan, representante legal del FADD y querellante en la causa.
Maduro es un dictador acorralado, pero aún cuenta con refugios seguros en un mundo que parece girar en su contra. Rusia, Irán, China, Cuba, Nicaragua y Turquía son sus puertos seguros. Esos países son los poquísimos que visita. Es en ellos donde se le garantiza la impunidad que tanto necesita. Sin que resulte una sorpresa, ninguno de los autócratas que comanda esas naciones posee compromiso alguno con los derechos humanos ni con los valores democráticos.
Tanto es así que el régimen chino lo defiende ante el mundo. “China y Venezuela son buenos amigos y socios, e independientemente de cómo cambien las circunstancias internacionales, China continuará apoyando a Venezuela en la defensa de su soberanía y dignidad nacional, así como en el desarrollo económico y social del país”, aseguró el canciller chino Wang Yi en la reunión con el ministro de Relaciones Exteriores chavista Yván Gil, en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Algún malpensado podría pensar que Beijing continuará exprimiendo los recursos naturales de los venezolanos y ahogándolo con su inconmensurable deuda.
También Maduro ha perdido la posibilidad de visitar antiguos aliados, aquellos que por diferentes simpatías preferían mirar para otro lado cuando se explicitaban -desde hace muchos años- las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Ellos son Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ya de salida. Sobre todo los dos primeros quedaron muy mal posicionados, a la intemperie, luego del megafraude del 28 de julio. Confiaban en alguna fibra democrática por parte del herederos de Hugo Chávez.
Sin embargo, Maduro rara vez viaja. El miedo lo tiene atrapado en el Palacio de Miraflores, en Caracas. Ya no solo teme ser arrestado en algún destino internacional, sino traicionado por los suyos. En Venezuela, la conjura es algo tan común como el hambre que azota al pueblo y la falta de garantías mínimas para levantar la voz. Hasta en los círculos más íntimos del poder, la deslealtad se ha vuelto una moneda de cambio.
Mientras tanto, como si se tratara de una escena pugilística, el Tribunal Supremo de Justicia emitió una solicitud de medidas preventivas contra funcionarios argentinos, acusándolos de delitos relacionados con el decomiso de un avión iraní-venezolano en 2022, bajo un gobierno de otra bandera política. El pedido del régimen es contra el presidente Javier Milei, su hermana Karina Milei -secretaria general de la Presidencia- y Patricia Bullrich, ministra de Seguridad.
Los tres participan de la Asamblea General de la ONU. Caminan tranquilos por Nueva York y el mundo. Maduro, en cambio, se ausentó nuevamente a la cumbre global. Fue únicamente su canciller, un paria en aquella ciudad sólo frecuentado por socios que piden recursos a cambio de apoyo. El chavista es consciente de que todos los países le darían la espalda. El repudio sería casi unánime. Pero además sabe que las autoridades norteamericanas podrían detenerlo: además de la Justicia argentina la DEA también lo busca. No por violación a los derechos humanos, sino por narcotraficante. Otro de los motivos por los que el dictador prefiere refugiarse en el palacio.